?Puedo ir al ba?o?
Seguro que Carmen Lobo, la concejal de Camas que fue (presuntamente) tentada de soborno con un (presunto) sobre que conten¨ªa (presuntamente) doce mil (presuntos) euros, es una enamorada de la serie cinematogr¨¢fica El Padrino. Seguro que es all¨ª donde aprendi¨® que los servicios p¨²blicos de bares y restaurantes son esos lugares en los que los mafiosos, por extra?o que parezca, no miran bien, buscando lo que busquen. Pues fue all¨ª, de la cisterna del v¨¢ter, de donde Al Pacino, haciendo el papel de su vida, el del menor del clan de los Corleone, extrajo el rev¨®lver que uno de los suyos hab¨ªa escondido previamente, para liquidar a sus adversarios sin la menor compasi¨®n. Eso s¨ª, despu¨¦s de haberles pedido permiso para ir a evacuar. Y fue all¨ª donde (presuntamente) Carmen Lobo le entreg¨® al polic¨ªa camuflado de cliente del bar el (presunto) sobrecito.
Por esos mismos d¨ªas, el 14 exactamente, un avezado fot¨®grafo de la agencia Reuters pillaba al Presidente Bush escribiendo una misiva a su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, con las mismas: "?Puedo ir al ba?o?" No me explico c¨®mo hasta los m¨¢s afilados analistas internacionales han tomado semejante texto en su sentido literal, y no como lo que (presuntamente) era: una clave para acudir al excusado en el momento oportuno. No por cierto para lo que utilizan el truquito esos listorros, que es quitarse de en medio a la hora de pagar, sino sabe Dios para extraer qu¨¦ cosa o qu¨¦ cosa entregar a qui¨¦n sabe qui¨¦n. Teniendo en cuenta que el episodio se produc¨ªa en plena Asamblea General de la ONU, pueden ustedes echar la imaginaci¨®n a volar. S¨®lo les aconsejo que no pierdan de vista la advertencia kantiana: que la imaginaci¨®n en exceso, y el sentimentalismo, son los peores suced¨¢neos del arte verdadero. De manera que nada de una cita sentimental, inter¨¦tnica y volc¨¢nica, con la Secretaria de Estado en el escondrijo de las cisternas, y nada de un envoltorio con rev¨®lver o, m¨¢s f¨¢cil a¨²n, con sustancias alucin¨®genas para luego ponerlas subrepticiamente en la cartera al representante de Ir¨¢n. De eso nada. La cosa tiene que ser mucho m¨¢s sutil y m¨¢s impensable, como mandan los c¨¢nones de los mejores thrillers. Y muy lejos tambi¨¦n, por descontado, de lo que puedan urdir unos cuantos concejales acorralados de IU, del PP y del PA. As¨ª que p¨®nganse a maquinar y ya me cuentan.
Comprender¨¢n por todo esto que yo le tenga especial aprensi¨®n a las cisternas y a esos recovecos de los bares que, no s¨¦ por qu¨¦, siempre est¨¢n al fondo a la derecha. Y por qu¨¦ miro y remiro antes de bajarme la cremallera. Me pasa algo parecido cuando entro en la habitaci¨®n de un hotel. Antes de deshacer las maletas ni nada, descorro la cortina de la ducha, no sea que el anterior inquilino se haya dejado all¨ª olvidado el cad¨¢ver de su amante. Precauciones elementales que hay que tomar para ir por la vida. Y no les doy m¨¢s consejos pr¨¢cticos porque tengo que acabar pronto esta columna para ir al ba?o. ?Puedo?
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