Tr¨¢fico de ni?os entre Marruecos y Andaluc¨ªa
Las redes de la inmigraci¨®n clandestina trasladan a Espa?a m¨¢s menores y cada vez m¨¢s peque?os por 1.500 euros
Los menores marroqu¨ªes que llegan a las costas de Andaluc¨ªa son cada vez m¨¢s, pero tambi¨¦n m¨¢s j¨®venes. Durante el primer semestre de 2004 s¨®lo llegaron a las costas de Andaluc¨ªa tres con menos de 12 a?os. En el mismo periodo de este a?o, su n¨²mero ascendi¨® hasta 26. En la mayor¨ªa de los casos, fueron sus propios padres quienes pagaron entre 1.000 y 1.500 euros por su viaje en patera. Las redes de inmigraci¨®n clandestina parecen haber encontrado en el tr¨¢fico de ni?os un fil¨®n muy lucrativo: entre enero y junio de este a?o arribaron 318, un 66,5% m¨¢s que en el mismo periodo de 2004.
Hasta hace poco, los muchachos que arribaban a las playas de Andaluc¨ªa proced¨ªan de las pandillas callejeras de grandes ciudades, como T¨¢nger o Casablanca, estaban desnutridos, esnifaban pegamento y rondaban la mayor¨ªa de edad.
Eso ha cambiado. La mayor¨ªa de los que llegan ahora no son desarraigados, sino que tienen un perfil claramente rural: est¨¢n bien alimentados y proceden de pueblos miserables de la zona de Uarzazat, en el interior de Marruecos. A veces, sus padres llaman por tel¨¦fono a la Junta de Andaluc¨ªa para confirmar que han llegado bien. A veces, lloran porque se sienten perdidos.
Desde que el Ministerio del Interior ampli¨® el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) a todo el litoral andaluz, los inmigrantes marroqu¨ªes tienen pocas posibilidades de quedarse en Espa?a de forma irregular. Una vez detectados por los radares y las c¨¢maras t¨¦rmicas, son aprehendidos por las patrulleras de la Guardia Civil y devueltos a su pa¨ªs en menos de 24 horas.
Las mafias de la inmigraci¨®n que act¨²an en el Estrecho vieron c¨®mo su floreciente comercio quedaba reducido al tr¨¢fico de subsaharianos -que Espa?a no puede expulsar porque sus pa¨ªses no los reconocen como ciudadanos- y a algunos grupos de marroqu¨ªes desinformados. Fue entonces cuando decidieron traficar con menores.
El proceso de repatriaci¨®n de los menores es tan garantista que su descripci¨®n merece todo un t¨ªtulo en el Reglamento de Extranjer¨ªa. Y si transcurridos nueve meses no se ha consumado, la Administraci¨®n tiene obligaci¨®n de otorgarles una autorizaci¨®n de residencia. El resultado es que, desde 2003, Andaluc¨ªa no ha logrado expulsar a un solo muchacho.
Los traficantes saben lo que ocurre, y por eso env¨ªan emisarios al interior de Marruecos. Ofrecen a los padres, en su mayor¨ªa campesinos con poca cultura, la posibilidad de enviar a sus hijos a Espa?a. Les cuentan que esos muchachos, que son una carga para su precaria econom¨ªa, recibir¨¢n una buena educaci¨®n y en poco tiempo comenzar¨¢n a enviar dinero.
La oferta de los traficantes va por pueblos, por lo que muchos de los chicos que llegan en pateras se conocen desde peque?os. Su ejemplo anima a otras familias a reproducir la experiencia, y as¨ª la Junta de Andaluc¨ªa se encuentra hoy con que tutela a casi 1.100 menores marroqu¨ªes. Si en los seis primeros meses del a?o pasado las instituciones auton¨®micas atendieron a 360 muchachos, en el mismo periodo de este a?o su n¨²mero ascendi¨® a 865.
La directora general de Infancia y Familia de la Junta, Carmen Belinch¨®n, cree que ha llegado la hora de afrontar el problema: "Basta de reuniones, es hora de trabajar", dice. Belinch¨®n quiere transformar el centro de acogida de Algeciras en otro de "recepci¨®n, informaci¨®n y formaci¨®n" de menores, con el fin de devolverlos con sus familias lo antes posible. "Los chicos deben estar en su entorno. Mientras no empecemos a trabajar sobre el terreno, en Marruecos, estaremos enga?¨¢ndonos".
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