Cuando lo importante empieza a ser urgente
La misi¨®n de las cient¨ªficas y cient¨ªficos es comprender la realidad y en la medida de lo posible ayudar a transformarla en beneficio de su especie. Este principio que parece simple se transforma en un conjunto de procesos de gran complejidad en las sociedades desarrolladas. Comprender la realidad exige investigarla y ello supone dise?ar un plan para hacerlo, obtener los recursos, desarrollar el plan y si todo va bien producir resultados reproducibles por otros grupos de investigaci¨®n. Como los recursos son siempre limitados la sociedad establece filtros para conocer qui¨¦nes tienen m¨¢s posibilidades de ¨¦xito de desarrollar a t¨¦rmino sus proyectos de investigaci¨®n. Esto implica que los proyectos son sometidos a evaluaci¨®n por los pares de quienes los plantean y por tanto exige la dedicaci¨®n de recursos humanos y materiales a la organizaci¨®n de esta evaluaci¨®n. En Espa?a el ¨®rgano encargado de este proceso es la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n y Prospectiva (ANEP). Como podemos leer en la p¨¢gina web de esta agencia, dependiente del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia:
"La ANEP naci¨® en el a?o 1986 como consecuencia de la necesidad de establecer un mecanismo de evaluaci¨®n cient¨ªfica realizada con el m¨¢ximo rigor e independencia, que ayudara a tomar decisiones relacionadas con la financiaci¨®n de proyectos de investigaci¨®n y otras ayudas a la I+D+i.
La ANEP ha contribuido notablemente al enorme salto cualitativo ocurrido en la ciencia espa?ola durante los ¨²ltimos a?os y se ha convertido en un relevante observatorio cient¨ªfico; en esta instituci¨®n se ha acumulado a lo largo de los a?os pr¨¢cticamente toda la informaci¨®n y conocimiento sobre los investigadores y las actividades de investigaci¨®n y desarrollo tecnol¨®gico que se han realizado y se llevan a cabo en Espa?a. Es por ello que la ANEP ha sido y sigue siendo una importante instituci¨®n de apoyo al sistema espa?ol de Ciencia y Tecnolog¨ªa".
Sin embargo, un organismo tan importante y cuya misi¨®n y trabajo es aplaudido y reconocido por la inmensa mayor¨ªa de investigadoras e investigadores de nuestro pa¨ªs no goza de un reconocimiento administrativo rec¨ªproco. La infraestructura de recursos materiales, financieros y sobre todo humanos es absolutamente deficitaria para la realizaci¨®n de las tareas que la ANEP tiene encomendadas. En esta agencia se realizan m¨¢s de 50.000 procesos de evaluaci¨®n anuales que implican a personal fijo, gestores a tiempo parcial y sobre todo a muchos evaluadores/as externos. El personal fijo, aunque extraordinariamente dedicado, es exiguo y est¨¢ poco incentivado. Los evaluadores/as reciben remuneraciones simb¨®licas por su trabajo con muchos meses de retraso. Las dietas y viajes se pagan tarde y mal. Las comisiones de trabajo (a menudo jornadas completas de uno o varios d¨ªas) funcionan con dosis de enorme voluntarismo sin que pueda siquiera ofrec¨¦rseles la comida del d¨ªa o caf¨¦.
Hace poco el profesor Duarte comentaba en estas mismas p¨¢ginas (ver EL PA?S de 13 de julio de 2005) que es conveniente y saludable para el sistema de evaluaci¨®n el que los pares que realizaran su trabajo de asesor¨ªa fueran expertos internacionales, con el fin de evitar clientelismo y conflictos de intereses. Sin duda tiene raz¨®n. Pero es de todo punto implanteable con los medios actuales de que dispone la ANEP el hacerlo de manera sistem¨¢tica, si se quiere contar con evaluaciones de calidad en tiempo y forma adecuados a las convocatorias.
No es cuesti¨®n ahora de se?alar culpables o identificar responsabilidades. Posiblemente todos los gobiernos y equipos administrativos han respetado a esta agencia y la han apoyado en mayor o menor medida. Sin embargo, al igual que la pertinaz sequ¨ªa es un mal secular causante de nuestra falta de desarrollo, como se?alaban los regeneracionistas, tambi¨¦n la vinculaci¨®n de cambios estructurales administrativos a cambios pol¨ªticos es el origen de no pocas disfunciones del devenir de la vida p¨²blica espa?ola. Las instituciones de servicio deben verse afectadas por los cambios de gobierno en la menor medida posible. Las convocatorias, evaluaciones y decisiones sobre financiaci¨®n de proyectos deben seguir su propia agenda y rumbo de navegaci¨®n, de modo que el nuevo responsable pol¨ªtico no tenga que reinventar la rueda cada cuatro a?os.
Recientemente el secretario general de Pol¨ªtica Cient¨ªfica y Tecnol¨®gica ha anunciado la creaci¨®n de una Agencia de Financiaci¨®n, Evaluaci¨®n y Prospectiva. Con independencia de que se plantee el debate intelectual necesario al respecto, es una buena noticia. Es veros¨ªmil que esta nueva agencia sustituya o refuerce a la actual ANEP y que ello implique una consideraci¨®n de mayor rango administrativo y una mejor dotaci¨®n presupuestaria. Mientras tanto sigue siendo necesario recordar que la ANEP sirve a las cient¨ªficas y cient¨ªficos de las 17 comunidades aut¨®nomas y realiza funciones de asesoramiento en todos los ¨¢mbitos del saber. La sociedad espa?ola debe ser consciente de ello y poner los medios para que su I+D+i se apoye sobre un proceso evaluador digno y correcto. La ANEP tambi¨¦n somos todos.
Santiago Lamas, profesor de Investigaci¨®n del CSIC y coordinador del ?rea de Medicina en la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n y Prospectiva.
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