Tromba de cr¨ªticas a Bush por dos cat¨¢strofes anunciadas
Los l¨ªderes del Partido Dem¨®crata vinculan Irak y el Katrina en su ofensiva contra los republicanos
Tres semanas despu¨¦s de que el Katrina reventara los diques de Nueva Orleans e inundara la ciudad, llev¨¢ndose por delante las vidas de cientos de personas y la imagen pol¨ªtica de todas las autoridades que respondieron tarde y mal al hurac¨¢n, los l¨ªderes m¨¢s conocidos del Partido Dem¨®crata cargan en tromba contra George W. Bush. El presidente, empe?ado en reconstruir su imagen cueste lo que cueste, se ve asediado adem¨¢s por las cr¨ªticas y las dudas entre sus propias filas, suficientes como para empezar a pensar con preocupaci¨®n en las repercusiones pol¨ªticas a largo plazo.
"No puede haber un plan de emergencia s¨®lo pensado para las clases medias", dijo a la ABC Bill Clinton, hasta ahora contenido -el presidente le encarg¨® que liderara con Bush padre la recogida de ayuda privada- y cuya popularidad es muy amplia. El ex presidente dej¨® claro que el suyo es un ataque estrat¨¦gico: "En los ochenta hubo, como ahora, una pol¨ªtica concreta sobre raza, pobreza e impuestos, y en los noventa hubo otra pol¨ªtica distinta".
Abierta la veda, se lanz¨® la pareja derrotada en las pasadas elecciones: lo ocurrido con Michael Brown, el dimitido jefe del organismo que coordina las emergencias, "es como lo que pas¨® con Paul Bremer [ex representante en Bagdad] en Irak o con George Tenet [ex director de la CIA] con las armas de destrucci¨®n masiva, o con el propio Bush de misi¨®n cumplida", dijo en Providence John Kerry, que calific¨® la respuesta del Gobierno al Katrina como "un modelo de incompetencia y negligencia". John Edwards resucit¨® la tesis de las dos Am¨¦ricas al hablar de los da?os sufridos por los m¨¢s pobres en Nueva Orleans.
El problema para la Casa Blanca es que esta ofensiva se hace ya en fr¨ªo y sobre la base de los numerosos estudios que hab¨ªan avisado de lo que pod¨ªa ocurrir en el delta del Misisipi. "Se ve¨ªa venir", titul¨® recientemente en The New York Times su art¨ªculo Mark Fischetti, en el que el veterano divulgador cient¨ªfico -uno de los directores de Scientific American- recordaba lo que escribi¨® en 2001 con escalofriantes detalles ("exactamente la situaci¨®n que se ha producido ahora") basado en los estudios y proyecciones con ordenador que hicieron en 1998 cient¨ªficos de las universidades de Luisiana y Nueva Orleans. Fischetti record¨® las diversas soluciones propuestas ya hace 17 a?os para el pronosticado desbordamiento de los diques y subray¨® que todos los implicados -cient¨ªficos, autoridades locales, Congreso y Gobierno- dejaron morir un proyecto que costaba entonces 14.000 millones.
El presidente, mientras, sigue concentrado en recuperar la credibilidad vapuleada por el hurac¨¢n. Por ahora, ni los viajes, ni la solemne asunci¨®n de la responsabilidad le est¨¢n ayudando mucho en la opini¨®n p¨²blica: un nuevo sondeo de Gallup indica que s¨®lo el 41% respalda su gesti¨®n durante la crisis, contra el 57%.
No ayudar¨¢ mucho a la Casa Blanca a frenar las cr¨ªticas que Bush haya nombrado a su asesora de seguridad, Fran Townsend, para que dirija la investigaci¨®n sobre lo que no se hizo bien. Poner al frente del equipo a alguien de la casa, en lugar de a un independiente, arroja espesas nubes de incredulidad sobre la investigaci¨®n.
Quiz¨¢ m¨¢s preocupante para el futuro republicano es la crisis de confianza por lo que algunos entienden como desmesurada respuesta de gasto. Aparte de que el hurac¨¢n haya hecho trizas las prioridades de su segundo mandato, Bush est¨¢ tirando la casa por la ventana para tapar los diques por los que se le ha ido a chorros el prestigio pol¨ªtico en las ¨²ltimas semanas, y esto, con un tremendo d¨¦ficit presupuestario. La tradici¨®n que atribuye el gran gasto a los dem¨®cratas y el adelgazamiento p¨²blico a los republicanos est¨¢ patas arriba, para disgusto de muchos conservadores: "El Katrina se est¨¢ llevando por delante los objetivos conservadores, desde limitar la Administraci¨®n hasta cortar impuestos o suprimir gastos. El Katrina ya ha puesto en peligro el proyecto de anular el impuesto sobre las herencias y el Congreso lleva aprobados 60.000 millones en esta juerga de gasto. Este Congreso conservador nos ha devuelto al estado del bienestar", dice Brendan Miniter en The Wall Street Journal.
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