Pesadilla en directo
139 pasajeros siguen por televisi¨®n el aterrizaje de emergencia de su avi¨®n
La primera vez que los pasajeros del vuelo 292 supieron que algo no iba bien fue bastante despu¨¦s del despegue. S¨®lo algunos de ellos se hab¨ªan fijado en que el peque?o icono del avi¨®n que muestra el recorrido sobre un mapa apenas se hab¨ªa movido del punto de partida, Los ?ngeles. El avi¨®n, seg¨²n indicaban las pantallas individuales de televisi¨®n, no parec¨ªa dirigido hacia su destino en Nueva York. Se mov¨ªa en c¨ªrculos.
Y s¨®lo despu¨¦s de que varios pasajeros pidieran explicaciones a las azafatas, el piloto del avi¨®n, Scott Burke, abri¨® el micr¨®fono de la megafon¨ªa para decir esto: "Por si han notado ustedes que estamos volando en c¨ªrculos, tenemos algunos problemas con el tren delantero de aterrizaje". Unos minutos despu¨¦s, el pilot¨® comunic¨® a los pasajeros que, "aparentemente", las ruedas delanteras estaban "torcidas" y que hab¨ªan decidido regresar para reparar la aver¨ªa. El mensaje pod¨ªa ser tranquilizador o espeluznante.
El piloto, seg¨²n han contado despu¨¦s los pasajeros, usaba el tono anodino m¨¢s habitual. Fue entonces cuando algunos descubrieron que el Airbus A320 de JetBlue ofrec¨ªa televisi¨®n por sat¨¦lite en directo en las pantallas individuales. Y en las cadenas informativas la imagen permanente era la suya: pod¨ªan ver su avi¨®n, el avi¨®n en el que estaban, con la rueda torcida, mientras expertos en aviaci¨®n hablaban sobre las posibilidades de que el aterrizaje de emergencia se convirtiera en una cat¨¢strofe.
"No pod¨ªamos creernos la iron¨ªa en la que est¨¢bamos metidos: ¨ªbamos a asistir a nuestra propia muerte retransmitida por televisi¨®n. Era todo demasiado posmoderno", cont¨® luego la pasajera Alexandra Jacobs a la CNN.
Lo cont¨® porque vivi¨® para contarlo. Las 139 personas que viajaban en el avi¨®n protagonizaron con pavor una maniobra que pod¨ªa haber acabado en tragedia. El aterrizaje fue "s¨®lo algo m¨¢s movido que un aterrizaje normal", dijo otro pasajero. Las azafatas sentaron a cuantos pudieron en la parte trasera del avi¨®n y llevaron tambi¨¦n a esa zona todo el equipaje de mano. Los pilotos quer¨ªan que el peso estuviera detr¨¢s para poder frenar el avi¨®n lo m¨¢ximo posible antes de que las ruedas delanteras, rotas y atascadas, tocaran el suelo.
?se era el momento clave en los 15 segundos que dur¨® el aterrizaje. Las ruedas delanteras no se desatascaron y enseguida los neum¨¢ticos comenzaron a arder. Cuando se desprendieron, el tren met¨¢lico dej¨® un reguero de chispas y llamas, pero no se rompi¨®. De haberlo hecho, el morro del avi¨®n se habr¨ªa estampado contra el suelo y el aparato podr¨ªa haberse salido de la pista o incluso haber empezado a rodar. Los pilotos hab¨ªan volado en c¨ªrculos durante horas para vaciar los tanques de combustible.
Lo peor, seg¨²n contaron despu¨¦s, fue asistir a una tertulia constante sobre las posibilidades de supervivencia basada en la retransmisi¨®n que ve¨ªan por las televisiones, que las azafatas apagaron s¨®lo momentos antes del aterrizaje. Unos dec¨ªan que el ruido ser¨ªa horrible, otros que las llamas eran inevitables y otros llamaban a familiares y amigos por tel¨¦fonos m¨®viles para despedirse.
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