Intemperancia y melancol¨ªa
Para este libro Mario Muchnik se la ha jugado, como dir¨ªa ¨¦l, y escribe sin red y a cuerpo limpio porque los recuerdos y retales biogr¨¢ficos de estas p¨¢ginas no vienen protegidos por otros escritores ni animados por celebridades editoriales. Viene a pelo y se sostiene nada m¨¢s que en su aptitud narrativa y descriptiva, en la gracia para montar escenas o evocar cosas propias y vividas, o pejigueras que le gustan, o cachivaches e ingenios que le pierden. El libro no reproduce sin embargo ni el empuje ni la c¨®lera, ni la informaci¨®n ni siquiera la obstinaci¨®n de la mirada combativa de sus otros libros memorial¨ªsticos, Lo peor no son los autores y Banco de prueba, ambos publicados tambi¨¦n en su ¨²ltima empresa editorial. Est¨¢ la persona y la personalidad del prosista que Muchnik maneja hace ya a?os y est¨¢n sus aficiones m¨¢s conocidas, sobre todo la fotograf¨ªa, pero tambi¨¦n la tipograf¨ªa, y cuenta muy bellamente el ansia por hallar en Par¨ªs o donde sea unos determinados tipos y no otros (y los ense?a al lector ignaro, reproducidos en la p¨¢gina, como muchas de sus propias fotograf¨ªas), al igual que cuenta con mimo y elegancia la historia de un peque?o objeto, una escultura de Reder, presente en su casa desde casi siempre, y relata c¨®mo lleg¨® a parar aquello all¨ª, con la sombra patente de su padre, tambi¨¦n editor, Jacobo Muchnik, y sin ocultar ni el tren de vida espectacular de un muchacho de veintitantos a?os en plena posguerra mundial, como le sucedi¨® a ¨¦l, ni la caprichosa naturaleza de un libro que trata igual a la cebolla frita (a m¨ª tambi¨¦n me trastorna) que al encuentro casual con Nikolaus Harnoncourt. Casas fabulosas en Italia que acaban perdi¨¦ndose, estafas m¨¢s o menos directas de las que es v¨ªctima, la fascinaci¨®n por los aviones o por las imprentas se van colando paso a paso en un libro hecho tan a capricho como a prop¨®sito, o queriendo disimular su factura caprichosa con la ley abierta del autorretrato, sin renunciar a una libertad de mezclas, tonos, apelaciones al lector, y coloquialismos ocasionales que lo dejan a uno metido a veces en las p¨¢ginas sin darse cuenta de que lo que lee le interesa m¨¢s bien poco, y sin embargo lo est¨¢ leyendo. Virtud, evidentemente, mayor, aunque a veces se incumpla. Yo al menos no hubiese echado de menos los detalles sobre la navegaci¨®n transatl¨¢ntica que desmenuza pero me he quedado con ganas de saber m¨¢s cosas de esas cenas madrile?as que comparti¨® durante unos a?os con Isaac Montero, con Enrique M¨²gica (con quien se enfada y muestra as¨ª sin fisuras una hipersusceptibilidad mani¨¢tica, e igual de desaforada es la interpretaci¨®n que saca de una p¨¢gina de Umbral), con C¨¦sar Alonso de los R¨ªos o con Manolo Ortu?o (tan grave y tan persuasivo en varias de las fotos que se incluyen en esas p¨¢ginas). Pero quiz¨¢ sea esa forma de la intemperancia m¨¢s o menos controlada lo que da m¨¢s visiblemente el tono de Mario Muchnik escritor junto a la deriva vaga, l¨ªrica, raramente melanc¨®lica en que a veces, y a ratos, le instala la memoria.
A PROP?SITO. DEL RECUERDO A LA MEMORIA, 1931-2005
Mario Muchnik
Taller de Mario Muchnik Madrid, 2005
286 p¨¢ginas. 16 euros
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