La simetr¨ªa del mundo
Ka, un intelectual europeizado refugiado en Alemania, vuelve a Turqu¨ªa, a principios de los a?os noventa, despu¨¦s de doce a?os de exilio. Al averiguar que Ipek, un antiguo amor de facultad, se ha divorciado de su marido y vive en una apartada ciudad de Anatolia, viaja a Kars como corresponsal de un peri¨®dico de Estambul. Con el pretexto de cubrir las elecciones locales y una serie de suicidios de muchachas musulmanas ortodoxas, a las que se les ha impedido asistir a clase con pa?uelo, propone a Ipek en matrimonio para llev¨¢rsela a Francfort. Sin embargo, las pesquisas para el art¨ªculo lo involucran en las intrigas pol¨ªticas locales y la convulsa realidad de Kars acaba por alcanzarle. Una pat¨¦tica funci¨®n de teatro deviene en sangriento golpe militar y nadie en la ciudad, que queda aislada por la nieve, escapa de la repentina erupci¨®n de violencia.
NIEVE
Orhan Pamuk
Traducci¨®n de Rafael Carpintero
Alfaguara. Madrid, 2005
499 p¨¢ginas. 23,95 euros
Resulta dif¨ªcil resumir el intrincado entramado argumental de Nieve, una combinaci¨®n de thriller pol¨ªtico, novela de artista, historia de amor y novela de ideas. Tras el resumen sucinto, sin embargo, asoma la mecha de su contenido explosivo. Nombrar en Turqu¨ªa la masacre armenia de 1915, tematizar la represi¨®n brutal del conflicto kurdo, se?alar las crecientes dificultades del Estado laicista con el islamismo pol¨ªtico, equivale a un sacrilegio. Descubrir, al mismo tiempo, la cara oscura de una naci¨®n con una alt¨ªsima tasa de paro y falta general de formaci¨®n, en una historia donde los hombres pasan el d¨ªa en la casa del t¨¦, las mujeres se resignan a las palizas y los j¨®venes ven en el suicidio la ¨²nica salida a sus problemas espirituales, no contribuye a hacerse amigos en un pa¨ªs esforzado en ofrecer una imagen de democracia moderna, en aras de la anhelada entrada en la UE.
Orhan Pamuk, el escritor turco m¨¢s prestigiado internacionalmente, ha osado en su und¨¦cima novela revelar los problemas m¨¢s acuciantes de la Turqu¨ªa contempor¨¢nea, y su valent¨ªa le ha convertido en objeto de amenazas integristas que, por el momento, se han traducido en una quema p¨²blica de sus libros y le ha valido un juicio por traici¨®n a los valores patrios que le puede acarrear tres a?os de c¨¢rcel.
Si en Me llamo Rojo (Alfaguara, 2003) -una f¨¢bula hist¨®rica sobre la resistencia de los pintores otomanos contra la influencia de la escuela veneciana- traslad¨® al siglo XVI el conflicto entre el fundamentalismo isl¨¢mico y el laicismo de Occidente, en Nieve la acci¨®n transcurre en la inmediata actualidad. Pamuk, como advierte el ep¨ªgrafe de Stendhal sobre la pol¨ªtica en la literatura, se ha propuesto hablar de "asuntos muy feos": del sometimiento de la poblaci¨®n rural bajo la opresi¨®n de los militares y el control del ciudadano por el servicio secreto, bordeando una fina l¨ªnea que separa la farsa de la cruda realidad.
Los golpistas, por muy rid¨ªculo que resulte su l¨ªder, un decadente actor de provincias, no se andan con chiquitas: "Hace falta un ej¨¦rcito laico para que todos los que est¨¢n un poco occidentalizados, especialmente esos intelectuales con la nariz alta que desprecian al pueblo, puedan respirar con tranquilidad, en caso contrario, los islamistas los har¨ªan pedazos con cuchillos mellados, a ellos y a su maquilladas mujeres. Pero los muy sabihondos, crey¨¦ndose muy europeos, miran presumidos por encima del hombro a los militares, que son quienes en realidad les protegen".
Este cinismo de los revolucionarios de pacotilla contrasta con las fervientes discusiones religiosas de la juventud islamista; el rapto m¨ªstico-po¨¦tico que le suscita al protagonista la permanente ca¨ªda de la nieve, se alterna con apasionados di¨¢logos existencialistas propios de Dostoievski. Con Nieve, Pamuk ha presentado no s¨®lo una novela de debate pol¨ªtico -donde se exponen con admirable claridad los puntos de vista m¨¢s contrapuestos de islamistas radicales, antiguos comunistas, nacionalistas kurdos y kemalistas europe¨ªstas-, sino que ha compuesto un prodigio de versatilidad narrativa, antes s¨®lo alcanzado en su magn¨ªfico El libro negro (Alfaguara, 2001).
Y aunque el vasto despliegue de problem¨¢ticas y argumentaciones, hacia el ecuador, tiende a estrangular la novela y, pese a que el autor se sale por la tangente con un romance de culebr¨®n, la obra mantiene la envergadura de su cometido. Pamuk refuerza su vena de cuentista oriental -que va hilando compulsivamente historia tras historia- con la ambig¨¹edad del novelista posmoderno: su protagonista posee una naturaleza quebrada, dubitativa, casi fantasmal; sus personajes son tan convincentes como dolorosamente escindidos entre tradici¨®n y modernidad. Por encima de algunos desequilibrios, prevalece el efecto de una poderos¨ªsima ficci¨®n -escrita antes del atentado a las Torres Gemelas- que nos acerca a la complejidad de una realidad que a todos definitivamente nos incumbe.
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