Lugares sin tiempo
La comarca de Sierra de Segura condensa algunos de los parajes m¨¢s v¨ªrgenes del parque natural de Cazorla
Al noroeste de la provincia de Ja¨¦n, lindando con las de Albacete, Ciudad Real y Granada, en el llamado geol¨®gicamente sector Preb¨¦tico del frente externo de las cordilleras B¨¦ticas, se encuentra, ocupando el 75% del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, la comarca de la Sierra de Segura. Y en lo alto de una colina, a 1.150 metros de altitud, lugar "mucho fuerte y en cuesta muy alta", que anotar¨ªan, sorprendidos por el enclave de su castillo, los visitadores de la Orden de Santiago en 1468, Segura de la Sierra.
Desde aqu¨ª salimos sin prisa, temprano, hacia el interior de la sierra, un espacio de cordilleras cortantes, macizos corpulentos y oscuros barrancos por donde transcurren y crecen a¨²n las aguas y la vegetaci¨®n m¨¢s v¨ªrgenes del parque natural. Lugares nada buc¨®licos para los hombres y mujeres que han luchado a brazo partido contra la naturaleza y las administraciones de montes desde tiempos remotos. En 1929, en sus Viajes por las escuelas espa?olas, Luis Bello le tomaba el pulso: "Paisaje de rocas calc¨¢reas atormentadas, que de pronto parecen augurarnos el desplome, mir¨¢ndonos a trav¨¦s de un iracundo gallo, con su ojo ¨²nico bajo la cresta -el ojo, el agujero de la foradada- y que al llegar a la roca donde nace el r¨ªo [el Segura] extrema su siniestra l¨¢mina de desolaci¨®n". Trescientos cincuenta a?os atr¨¢s, las Relaciones de Felipe II registraban "...Bravas monta?as y montuosas a maravilla. Tiene en este camino muchos pinos, encinas, robres, frexnos, texos, avellanos... En este propio camino ay tanto suma de pinos derribados y madera y le?a que nadie aprovecha dello, es tanta cantidad que si la dicha le?a estuviera en Toledo o en Syvilla o Madrid val¨ªa tanto y mas que una razonable ciudad". De tanto valor forestal dieron cuenta, a tajo parejo, los siglos intermedios, sobre todo desde que esta sierra fuera declarada Provincia Mar¨ªtima por una Ordenanza de montes de Marina de 31 de enero de 1748.
Estamos en la salida de Segura de la Sierra hacia R¨ªo Madera. Las indicaciones nos conducen por una carretera que serpentea: caminos y veredas entran a cortijos y salen de aldeas donde el tiempo, aliado con la efervescencia industrial de los a?os 60, arras¨® piedra y hombre de una bocanada. Y desapareci¨® para no volver nunca. As¨ª es que este es un espacio sin tiempo: disfrutamos de un territorio inmenso donde la especulaci¨®n tur¨ªstica a¨²n no ha desovado.
Curva a curva nos va engullendo la garganta que dejan los montes de la Carnicera y el Calar de los Caracoles, con alturas que sobrepasan los 1.500 metros. Pasamos por la zona de acampada de Los Negros, al pie de la Pe?a del Engarbo, luego por el Cortijo de Cerrico Montero, en cuyo prado hozan gorrinos oscuros, picotean las gallinas, medita la cabra y se sacuden las moscas, taciturnos, los burros. En sus bosques tiemblan los pinos de la especie laricio m¨¢s antiguos de Europa, los que se salvaron del expolio convulsivo de Renfe en su af¨¢n por crear la red ferroviaria de v¨ªa ancha m¨¢s moderna de Europa.
Pasamos por el campamento juvenil R¨ªo Madera, por la aldea de Prados de la Mesta. A ambos lados de la carretera el Cortijo del Abuelo Andr¨¦s, Los Espinos, Horno de la Peguera, el Centenar. Nombres de tierra, vegetal y agua. Y sus gentes, pocas, de fuego y aire, que son las que dan significado al trayecto, las que hablan con palabras encallecidas: Santiago, Pedro y Teodora, Dativo, Afrodisio, Emiliano, Te¨®filo, Ram¨®n el pastor, Daniel, Faustino, Miguel y Juliana.
Se sospechaba: en este paseo no hay portadas renacentistas, plantas de cruz latina ni g¨®tico flam¨ªgero. Quiz¨¢s una bocamina, muchas caleras, pegueras y hornos. Es naturaleza esperando de espaldas las acometidas del arte.
R¨ªo Madera era nuestra referencia. Queda a unos doscientos metros a la derecha del camino. Recomendamos entrar y reservar mesa para mediod¨ªa e, incluso, alojamiento, porque nuestra intenci¨®n es seguir hacia Venta de Rampias y subir hacia Los Anchos.
Hemos dejado atr¨¢s el cortijo de El Pe?¨®n, con su huerto despejado y un manzano solo, achatado, en el centro, y a Benedicto sacando las patatas. Pero tres curvas m¨¢s abajo, en el cortijo de La Morringa, al que esto relata le muerde una incertidumbre y decide dejar el coche y abordar el Carril de la Umbr¨ªa, subir a contracorriente del Arroyo de las Tres Aguas, entre Pe?arrubia (1.614 metros) y el Cerro de Mirandante, hasta volcar por Prao Puerco, bajar a la aldea de Prado Maguillo y, desde all¨ª, a Los Anchos. Recorrido donde no podemos hacer otra cosa que respirar, beber agua de las fuentes que asoman al camino, ver burbujear la resina en verano, o¨ªr crujir las piedras sobre la escarcha en invierno, encontrar una seta en oto?o, leer el interior de uno mismo a la luz de los rosales silvestres, intentar localizar las cortijadas ocultas al otro lado del arroyo: Los Carrascos, Pe?a Rubia, La Cerecera, Las Tres Aguas, Prado Madero, lugares perdidos donde la zarza invade lentamente los huecos de las ventanas de las casas en ruinas.
?sta es la propuesta, o seguir en coche carretera abajo, pasar por Arroyo Maguillo, el Camping de Garrotegordo, Prados de la Presa, donde quedan restos de una escuela unitaria, y un molino de harina al otro lado del r¨ªo, denominado Molino de Prado de la Porra, cruzar el puente, llegar a la Venta de Rampias y, desde all¨ª, a Majada Oscura y Los Anchos. De cualquier manera sentiremos la inquietud de los bosques, la mansedumbre de sus habitantes y el temblor de estar m¨¢s vivo que en ninguna otra parte del mundo.
Recomendaciones Comidas. En R¨ªo Madera encontramos el ¨²nico restaurante del recorrido. Tambi¨¦n tienen alojamientos rurales. La cocina es aut¨¦ntica, recia: migas, gachamigas, andrajos, ajoatao, cordero segure?o, galianos, ajopringue y aguardiente para rebajar . El propietario, Pedro Ma?as, dispone de caballos para dar paseos por la monta?a. Visitas. En Los Anchos es indispensable visitar el museo de artes y costumbres Alma Serrana, dirigido y guiado por Jos¨¦ y Cati. Informaci¨®n. Fundaci¨®n Patrimonio Sierra de Segura. Tel¨¦fono: 902 430 418
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