La tragedia est¨¢ al aparato
Una buena idea de Gerardo Vera, y sobre esa idea, una buena direcci¨®n para las dos int¨¦rpretes, para una repetici¨®n de la acci¨®n que finalmente es un contraste. Y est¨¢ en pie en las dos, en castellano y en su franc¨¦s original, el texto de Jean Cocteau. En esta tragedia, el fatum, el elemento sombr¨ªo y m¨¢gico, es el tel¨¦fono. Est¨¢ escrita en los a?os veinte: se estren¨® en 1930, y todav¨ªa quedaban los tel¨¦fonos de manivela, la operadora, las l¨ªneas cortadas, las intromisiones de otras voces y otros interlocutores lejanos. Un arranque de siglo donde las t¨¦cnicas entraban directamente en casa y perturbaban.
"El aparato", se dec¨ªa. "Estoy al aparato"... En un momento, La voz humana recuerda lo distinto que ser¨ªa todo si pudieran verse, sonre¨ªr, tocar... Lo que la nueva t¨¦cnica interfiere es la humanidad de la voz, los tonos: lo que altera es la tragedia de la mujer sola, abandonada por su amante tres d¨ªas antes, que ha intentado ya suicidarse de soledad y angustia y que a¨²n acude al recurso del tel¨¦fono que perturba su emoci¨®n, su relaci¨®n; que se traga por el cable los matices y la continuidad de los argumentos.
La voz humana
De Jean Cocteau, versi¨®n de Luis Antonio de Villena. Int¨¦prete, Cecilia Roth. La voix humaine, de JeanCocteau, con m¨²sica de Francis Poulenc. Int¨¦rprete, Dame Felicity Lott. Direcci¨®n musical, Jos¨¦ Ram¨®n Encinar. Escenograf¨ªa, Joan Berrondo, figurines Alejandro And¨²jar. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director de escena: Gerardo Vera. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 23 de septiembre.
El contraste que propone Gerardo Vera es el de la pieza original con la traducci¨®n de Villena con la peque?a ¨®pera de c¨¢mara a la que puso m¨²sica Francis Poulenc. En este contraste parece que el p¨²blico, y yo mismo, dimos la preferencia al segundo. Quiz¨¢ porque el idioma original contienen m¨¢s desesperaci¨®n, m¨¢s rotura, m¨¢s emoci¨®n, que su versi¨®n castellana, por buena que fuere. Tal vez por la interpretaci¨®n. Cecilia Roth es m¨¢s actriz de comedia que de tragedia, su voz no est¨¢ entonada para un teatro como ¨¦ste, y el dejo argentino que entra en su voz perturba lo que respeta el decorado y la situaci¨®n, y los dibujos de Cocteau que se proyectan. Una acci¨®n del todav¨ªa brillante Par¨ªs de entreguerras, de la vie parisienne. Pienso que quiz¨¢ si hubiera tenido la libertad de hacerlo todo en argentino hubiera sido mejor.
En todo caso, su lucha con la versi¨®n musical estar¨ªa destinada a perder. No s¨®lo el texto es el original -hay proyecciones en castellano-, sino que la m¨²sica -a?os cincuenta: todav¨ªa gran ¨¦poca para la m¨²sica en Francia- refuerza la tragedia y llena realmente el teatro, con la voz privilegiada de Dame Felicity y su condici¨®n para la tragedia. Una tragediante de voz, de gesto. Tanto ella como Cecilia Roth tienen todas las transiciones del texto muy bien preparadas, muy bien dirigidas: la voz que todav¨ªa espera, la contenci¨®n de esa desesperaci¨®n para que parezca una situaci¨®n normal, el grito desesperado de Je t'aime con el que se cierra todo, con el hilo del tel¨¦fono rodeando el cuello de la abandonada como un cord¨®n de ahorcar, con lo que se multiplica el valor de ese protagonista sin alma, de esa t¨¦cnica que deja entrar el azar y lucha con la voz humana.
Fue una excelente noche, y el p¨²blico de la Zarzuela la agradeci¨®. Era m¨¢s p¨²blico de m¨²sica que "de verso". En ese final estuvieron las dos int¨¦rpretes, el traductor, y naturalmente, el director de escena, creador de este invento, y el recuerdo de Cocteau y Poulenc.
Babelia
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