Recibir una lecci¨®n
Dice Paul Samuelson que cada vez que se produce una recesi¨®n en EE UU y quiebra un mont¨®n de peque?as empresas, los due?os tienen la sensaci¨®n de estar recibiendo una lecci¨®n pero no saben exactamente cu¨¢l.
Algo semejante le ha debido suceder a lo largo de las ¨²ltimas semanas a los part¨ªcipes de fondos de renta variable (y a los inversores en Bolsa en general) al contemplar como la rentabilidad de sus inversiones se incrementaba en unas circunstancias en las que, literalmente, luchaban contra viento y marea. Pues bien, ni el paisaje desolador de las zonas afectadas por el hurac¨¢n Katrina; ni el efecto que sobre la econom¨ªa de los EE UU pudiera terminar teniendo; ni el impacto sobre el precio de numerosas materias primas ni, finalmente, la subida del precio del barril petr¨®leo por encima de los 70 d¨®lares impresionaron negativamente a los mercados de renta variable de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados.
?C¨®mo es posible que los mercados puedan superar un entorno tan adverso y que asistan imp¨¢vidos a un desastre natural de tal dimensi¨®n?. No hay una respuesta clara para esta pregunta, pero ni el terremoto de San Francisco en el a?o 1989, ni el de Kobe en 1995, ni pr¨¢cticamente ninguna calamidad natural ha afectado a las Bolsas de manera significativa.
Hace un par de a?os, cuando se produjo la eclosi¨®n de la gripe aviar en Asia, tambi¨¦n se habl¨® de su potencial efecto negativo sobre los mercados. Pero lo cierto es que ni siquiera con un antecedente de extrema gravedad como fue la epidemia de gripe de 1918, que dej¨® cifras descomunales de v¨ªctimas , las bolsas experimentaron un efecto digno de menci¨®n.
De modo que, desde la v¨ªspera del hurac¨¢n Katrina, los fondos de renta variable espa?ola han proporcionado un rendimiento medio de casi el 4% mientras que la ganancia de los de renta variable norteamericana era ligeramente positiva medida en d¨®lares, y del 3,3% medida en euros. Sin embargo, el anuncio de otro hurac¨¢n, y la subida de los tipos de inter¨¦s de corto plazo del d¨®lar, parecen haber provocado un decaimiento de los fondos de renta variable de EE UU que, en los ¨²ltimos siete d¨ªas, han perdido en d¨®lares un promedio del 1,3%.
Sin embargo, no todo, ni en todas partes, est¨¢ discurriendo de manera tan inalterada: en el Sudeste Asi¨¢tico empieza a percibirse el embri¨®n de una crisis causada por la ineficiencia en el consumo de energ¨ªa (gastan, para producir lo mismo, hasta cuatro veces m¨¢s que en los pa¨ªses industrializados). Los primeros s¨ªntomas de la crisis se han manifestado en Indonesia, con una depreciaci¨®n acelerada de la rupia.
En la semana posterior al hurac¨¢n Katrina los fondos de renta variable de Asia-Pac¨ªfico perdieron un 0,4% y los de Indonesia un 3,2%; con los posteriores altibajos incluidos, en el a?o acumulan una rentabilidad de 23% y 16%, respectivamente.
Mientras sube el precio del petr¨®leo, seguro que ya estamos recibiendo una lecci¨®n. Alg¨²n d¨ªa sabremos cual.
Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.
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