Al Gobierno no le gusta mirar al exterior
El autor tacha al Gobierno de pasividad ante el elevado d¨¦ficit exterior de la econom¨ªa espa?ola y le insta a situar la mejora de la competitividad como prioridad de la pol¨ªtica econ¨®mica.
El autor tacha al Gobierno de pasividad ante el
elevado d¨¦ficit exterior de la econom¨ªa espa?ola
y le insta a situar la mejora de la competitividad
como prioridad de la pol¨ªtica econ¨®mica.Todos los d¨ªas estamos escuchando al equipo econ¨®mico del Gobierno comentar con mucha autocomplacencia la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. A pesar de que los cambios metodol¨®gicos imposibilitan su comparaci¨®n rigurosa con ejercicios pasados, o¨ªmos mucho hablar del crecimiento del PIB, de los ocupados de la EPA o de los afiliados a la Seguridad Social. En mucha menor medida se comenta la evoluci¨®n del IPC, pero al menos tenemos las ruedas de prensa mensuales del secretario de Estado de Econom¨ªa que se excusa como puede de la mala situaci¨®n de la inflaci¨®n, y, sin embargo, es ensordecedor el silencio del equipo econ¨®mico del se?or Rodr¨ªguez Zapatero sobre el gran problema de la econom¨ªa espa?ola: el sector exterior.
Triste r¨¦cord para un Gobierno que ha hecho de la productividad su bandera para definir un modelo alternativo de crecimiento para Espa?a. A lo mejor quisieron hablar s¨®lo de productividad y no de competitividad, que es de lo que, en realidad, se trata para tener ¨¦xito en el mundo globalizado actual.
No es de extra?ar que los miembros del Ejecutivo no quieran ni mirar los espeluznantes resultados de nuestro sector exterior, pero el principal partido de la oposici¨®n s¨ª est¨¢ en la obligaci¨®n de airearlos. El ¨²ltimo a?o y medio ha sido, sin ning¨²n g¨¦nero de duda, el peor de la historia econ¨®mica espa?ola en cuanto a saldo exterior se refiere.
El a?o 2004 se cerr¨® con un saldo negativo del sector exterior, medido como el saldo de la cuenta corriente y capital, de un 5% del PIB. Para tener una idea clara de lo que esto significa, podemos recordar que en ning¨²n momento anterior, ni en las crisis del petr¨®leo de los setenta, ni en los momentos anteriores a la crisis y devaluaciones de los a?os 1993 y 1995, se hab¨ªa superado un d¨¦ficit del 4% del PIB. Y, sin embargo, en 2004 se registra un 5%, pero lo m¨¢s grave es que lejos de corregirse, en 2005 la situaci¨®n est¨¢ empeorando gravemente. Acabamos de conocer por el Banco de Espa?a que en los seis primeros meses de 2005, el d¨¦ficit por cuenta corriente y capital ascendi¨® a m¨¢s de 29.000 millones de euros, un 6,6% del PIB. Algo impresionante y sin parang¨®n en los pa¨ªses de nuestro entorno.
El d¨¦ficit exterior espa?ol ya supera en t¨¦rminos del PIB al de los EE UU, y recuerda mucho a los tremendos d¨¦ficit que sufri¨® Portugal en los momentos previos a su ¨²ltima crisis econ¨®mica.
El Gobierno prefiere mirar para otro lado y no enterarse. Se empe?a, con una obstinaci¨®n meritoria, en tratar de demostrar al mundo que es capaz de gestionar la econom¨ªa tan bien como los gobiernos del Partido Popular, y en lugar de acertar en an¨¢lisis y preocuparse por la competitividad y el sector exterior, se dedica a ensalzar las cifras de crecimiento y empleo, muy dif¨ªciles de valorar por los cambios metodol¨®gicos que han sufrido.
Pero Espa?a tiene un grave problema de competitividad que, si no se corrige, acabaremos pagando. La demanda interna crece al 6%, muy por encima de lo que lo hace el PIB, 3,4%. Es decir, compramos casi el doble de lo que producimos, y como no lo producimos, evidentemente lo compramos a los de fuera, y adem¨¢s lo compramos a cr¨¦dito.
La pol¨ªtica econ¨®mica tiene la obligaci¨®n de ayudar a cerrar cuanto antes esta brecha entre la demanda y la oferta espa?ola.
Para ello ha de aumentarse significativamente el ahorro nacional. Empezando por el sector p¨²blico, que deber¨ªa plantear objetivos mucho m¨¢s ambiciosos en t¨¦rminos de super¨¢vit de sus cuentas, y generalizar este ahorro al conjunto de las Administraciones P¨²blicas.
Adem¨¢s, se ha de incentivar el ahorro familiar, que est¨¢ por los suelos, la reducci¨®n de la fiscalidad en vivienda o planes de pensiones no son, precisamente, la mejor receta para apoyar el ahorro de nuestras familias.
Por otro lado, deber¨ªamos obsesionarnos por aumentar la capacidad de oferta nacional, incrementar el n¨²mero de empresas, mejorar la calidad y gama de productos y servicios y satisfacer a nuestros consumidores con lo que quieren para que no tengan que irlo a comprar fuera. Saber competir mejor, especialmente en nuestro mercado espa?ol, pero tambi¨¦n en los internacionales.
El apoyo a la empresa espa?ola pasa por reformar en profundidad el impuesto sobre sociedades, crear un marco de relaciones laborales moderno, dedicar muchos, much¨ªsimos recursos a la educaci¨®n y formaci¨®n, dedicar esfuerzos y recursos a la pol¨ªtica comercial y tur¨ªstica.
Si Espa?a no coloca la competitividad como el primer punto en su agenda pol¨ªtica nuestro futuro a medio plazo ser¨¢ claramente incierto.
Miguel Arias Ca?ete es secretario ejecutivo de Econom¨ªa y Empleo del Partido Popular.
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