La maldita honra
Ernesto Caballero explica en su programa que la violencia contra la mujer no es s¨®lo pasional, o irracional, sino que es ideol¨®gica y trata de restituir lo normal, lo correcto, el uso del poder. Para ello encierra su breve obra, que tiene ya un t¨ªtulo ideol¨®gico, en la enfermer¨ªa de una casa-cuartel de la Guardia Civil; supone que la Guardia Civil es la guardiana de las tradiciones. El autor encontr¨® el desarrollo de su idea en El m¨¦dico de su honra de Calder¨®n, obra terrible en la que el vengador sabe que su esposa es inocente pero la sacrifica porque la sospecha es suficiente para acabar con su honor. Sobre esta obra calderoniana hay discusiones: los que creen que con ella don Pedro quer¨ªa se?alar un patr¨®n de comportamiento, y que ¨¦l estaba del lado del asesino, y la que dice que es una exageraci¨®n deliberada para mostrar el crimen del honor. Yo soy de los que creen en la primera aserci¨®n.
Sentido del deber
De Ernesto Caballero. Int¨¦rpretes: Susana Hern¨¢ndez, Beatriz Gras, Natalia Hern¨¢ndez, Carmen Guti¨¦rrez y Nerea Moreno. Teatro del Cruce. Director: Ernesto Caballero. Sala ?taca. Madrid.
En esta obra queda confuso. La interpreta una compa?¨ªa compuesta s¨®lo de mujeres, tres de las cuales representan papeles de hombre. Los nombres de todos est¨¢n tomados de la tragedia de Calder¨®n, con alg¨²n disfraz necesario. El hecho de que todas las int¨¦rpretes sean mujeres, y todas de uniforme, ayuda a la confusi¨®n en el sentido de que el machismo no queda expl¨ªcito. A ojos de espectadores j¨®venes, como ocurr¨ªa el s¨¢bado, aparece como un contraste c¨®mico, y no lo es; algunos se re¨ªan como si vieran un chiste de guardias, y est¨¢ lejos de serlo. Creo que se debe, especialmente, al cuidado de Ernesto Caballero y a su propia honra esc¨¦nica de no hacer una obra de malos y buenos, sino donde el malo es esa entidad abstracta que es el cumplimiento del deber; no creo que corresponda a la Guardia Civil, sino al hombre de la calle, al civil, si lo consideramos como retrato de la violencia contra la mujer. S¨ª es veros¨ªmil que sea un deseo interno colectivo al mismo tiempo del hombre por restablecer un mundo antiguo, que se va perdiendo.
La obra atrae, la compa?¨ªa tiene m¨¦rito, el autor y director la arregla muy bien en un decorado diminuto y con la luces adecuadas.
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