Vargas Llosa y el magisterio de L¨¢zaro Carreter
El escritor hispano peruano recibe el primer premio que lleva el nombre del acad¨¦mico
Quienes escucharon ayer a mediod¨ªa a Mario Vargas Llosa hablar de Fernando L¨¢zaro Carreter pudieron advertir la dimensi¨®n del hueco que dej¨® el acad¨¦mico y ling¨¹ista en la sociedad espa?ola cuando muri¨® el 4 de marzo de 2004. El escritor hispano peruano recib¨ªa el primer Premio L¨¢zaro Carreter, convocado por la Fundaci¨®n Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez, y convirti¨® su intervenci¨®n en un homenaje al humanismo de L¨¢zaro, que "en el invierno de su vida logr¨® ser un best seller escribiendo con humor de aquello que m¨¢s le importa a la gente: la palabra". En el acto, un almuerzo celebrado en el hotel Palace de Madrid, estuvieron presentes personalidades de todos los estamentos a los que dedic¨® su vida Fernando L¨¢zaro, desde su familia hasta la Academia.
El acto de entrega del premio, una escultura de Rafael Canogar y 25.000 euros, se convirti¨® en una semblanza m¨²ltiple del autor de El dardo en la palabra. La inici¨® su amigo el editor Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez, presidente de la fundaci¨®n que da nombre al premio. La sigui¨® V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, director de la Academia de la Lengua y sucesor en ese cargo de L¨¢zaro Carreter. Y la culmin¨® Vargas Llosa con su afirmaci¨®n del humanismo -"esa palabra lamentablemente en desuso"- del hombre que da t¨ªtulo al nuevo galard¨®n que recibe el autor hispano peruano.
S¨¢nchez Ruip¨¦rez ten¨ªa 24 a?os, era librero en Salamanca y vio entrar en su establecimiento a un joven apuesto que result¨® ser Fernando L¨¢zaro. Era el catedr¨¢tico m¨¢s joven de Espa?a, ten¨ªa 26 a?os y enseguida sedujo al librero. ?ste le adopt¨® enseguida como cliente, se puso a su disposici¨®n, y no tard¨® en encargarle un libro que luego ser¨ªa material de estudio de millares de estudiantes de toda Espa?a, C¨®mo se comenta un texto en el Bachillerato, que L¨¢zaro firmar¨ªa con Evaristo Correa Calder¨®n.
L¨¢zaro fue pronto "el mejor, el m¨¢s ¨ªntimo amigo" del librero que despu¨¦s se har¨ªa editor; le ayud¨® en toda su carrera, y hasta el final, cuando ya S¨¢nchez Ruip¨¦rez dej¨® el Grupo Anaya que hab¨ªa fundado, "L¨¢zaro sigui¨® distigui¨¦ndome con su consejo" despu¨¦s de haber sido "pieza clave del desarrollo del grupo editorial". Ahora, dice S¨¢nchez Ruip¨¦rez, la fundaci¨®n que fund¨® hace m¨¢s de veinte a?os sigue la estela de L¨¢zaro. Premiar a Vargas Llosa es uno de esos ecos, porque del mismo modo que L¨¢zaro dedic¨® su vida a rescatar palabras bell¨ªsimas, el autor galardonado "contribuye de manera excepcional a la extensi¨®n y a la riqueza de un idioma que en toda su producci¨®n literaria alcanza su m¨¢ximo esplendor".
Versos
Para Garc¨ªa de la Concha, L¨¢zaro fue "un arquero que daba certeros dardos" en su preocupaci¨®n m¨¢s rabiosa, la defensa de la palabra; era "uno de los pocos humanistas que merecen el nombre de tales", "era un fil¨®logo abierto a todos los frentes", capaz de interesarse por el teatro, por la filolog¨ªa, por la actualidad... Era, como ¨¦l quer¨ªa, "un arist¨®crata de la plazuela". A la plazuela iban sus dardos, y el eco que tuvieron proviene de esa pasi¨®n suya por ir all¨ª donde la gente habla. Y no s¨®lo eso: "Abri¨® la Academia a la modernidad y a la sociedad". El esp¨ªritu que anim¨® el quehacer de L¨¢zaro -y ¨¦ste es el motivo por el que el jurado presidido por el director de la Academia otorg¨® el premio- est¨¢ en la obra de Mario: la pasi¨®n por la literatura, la vocaci¨®n por la cr¨ªtica, la preocupaci¨®n por los medios... "A Vargas Llosa s¨®lo le falta que se atreva a dar a conocer sus versos". Dijo Garc¨ªa de la Concha, culminando su elogio del premiado: "En vez de hablar de la vida y obra de Vargas Llosa habr¨ªa que decir vida u obra del hombre al que galardonamos hoy. Fernando L¨¢zaro estar¨ªa feliz".
Estaba "abrumado, honrado, agradecido" Mario Vargas Llosa. Todo su discurso fue una semblanza de L¨¢zaro. "Fue un humanista, y l¨¢stima que los deconstructivistas hayan desacreditado esa hermosa palabra que ¨¦l tan bien encarnaba". Tuvo "curiosidad universal, conocimientos m¨²ltiples, esp¨ªritu joven", y con ellos se mantuvo vivo hasta el final. Lo que hizo en la Academia fue fundamental para entender la transformaci¨®n que ha vivido esa instituci¨®n, la abri¨® a la sociedad espa?ola, la puso en contacto con las academias americanas...". "Gracias a esa labor que le tuvo a ¨¦l como impulsor, poca gente piensa hoy que la Academia es una instituci¨®n obsoleta... Fue un gran maestro. Lo dicen quienes estudiaron con ¨¦l y con sus manuales, y lo sabemos los que le¨ªmos sus libros... No fui su alumno, pero le escuch¨¦ en la Academia; en la comisi¨®n que presid¨ªa siempre nos daba clases magistrales... Gran cr¨ªtico literario, especialista en el Siglo de Oro, deja una huella importante en la cr¨ªtica literaria en lengua espa?ola. Pero en su caso se desmiente la idea de que el erudito se aparta de la vida".
Vargas glos¨® una de las grandes pasiones de L¨¢zaro: la radio. Apasionado del f¨²tbol, e insomne, se hizo un radioyente fiel, que dispar¨® sus dardos muchas veces contra las perversiones del lenguaje, no s¨®lo en prensa, sino en radio y televisi¨®n. Fue un cr¨ªtico teatral "de independencia y de severidad proverbiales: cuando le disgustaba una obra era terminante, pero cuando la elogiaba no hab¨ªa que perd¨¦rsela". Sus "insomnios mitol¨®gicos, como los de Azor¨ªn", le hicieron un espectador de la palabra hablada, y de ah¨ª fundamentalmente nacieron sus dardos. Esos textos [que EL PA?S public¨® en su ¨²ltima etapa, hasta la muerte de L¨¢zaro] "le convirtieron en un escritor enormemente popular y en un best seller". L¨¢zaro dej¨® dicho que la palabra adecuada hace mejor, m¨¢s ordenada, la vida. "Hablar mejor es vivir mejor". "Esa filosof¨ªa suya deja huella".
La sala se llen¨® de personalidades de todos los estamentos de la sociedad. Todos los oradores destacaron la presencia de la familia de L¨¢zaro, encabezada por su esposa Angelita. Y todos saludaron la presencia de la infanta Margarita, que se atragant¨® durante el almuerzo y fue auxiliada con ¨¦xito inmediato por Alberto Larraz, m¨¦dico, consejero de Ciencia, Tecnolog¨ªa y Universidad del Gobierno de Arag¨®n, que estuvo presente en el acto representando la tierra natal de Fernando L¨¢zaro.
Marfil Balcells
Todos la llaman la Balcells. Es Carmen Balcells, la agente literaria de Vargas Llosa. Hace unos a?os afirm¨® que se retiraba del negocio, y ayer le hac¨ªan bromas cuando ella desgranaba todas las cosas que hab¨ªa hecho en un d¨ªa. Pero es cierto que ya apenas viaja y que la mayor parte del tiempo vive en la casa donde naci¨®, en un pueblecito de Lleida. Pero ayer rompi¨® su costumbre sedentaria y viaj¨® en taxi a Madrid, para estar con el autor al que ella conmin¨® un d¨ªa, hace 40 a?os, cuando el autor de
La ciudad y los perros viv¨ªa en un piso de Londres, acosado por el fr¨ªo ingl¨¦s: "?Vente a Barcelona, yo te pago!". ?l la llama comadre, y ayer, cuando se abrazaron a la entrada del sal¨®n donde Mario iba a ser galardonado con el Premio L¨¢zaro, la agente a la que muchos de sus autores identifican como "una mujer ba?ada en l¨¢grimas", se tuvo que secar sus ojos.
Vestida de riguroso marfil -"es el marfil Balcells"-, sentada en su silla de ruedas -alguien le dijo, y ella ri¨® la broma, "Ya que es el Premio L¨¢zaro, lev¨¢ntate y anda"-.
La Balcells ocup¨® luego una mesa en la que estaba flanqueada al menos por tres mujeres vestidas del mismo color marfil: la acad¨¦mica Carmen Iglesias, la editora Isabel de Polanco y la amiga inseparable de Carmen, Merche Polo, que la acompa?a cuando la agente decide abandonar su retiro. Ella condujo la conversaci¨®n -en la mesa tuvo tambi¨¦n a los novelistas Luis Mateo y Jos¨¦ Mar¨ªa Merino- hacia una buena definici¨®n de intuici¨®n: "Es un proceso l¨®gico acelerado". La practica.
La sala estaba llena de personalidades. La ministra de Educaci¨®n, Mar¨ªa Jes¨²s San Segundo, y su secretario de Estado, Alejandro Tiana; la concejal de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, Alicia Moreno; el director del Instituto Cervantes y jurado del premio, C¨¦sar Antonio Molina; la directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Reg¨¤s. Con el director de la Academia, otros acad¨¦micos presididos por Gregorio Salvador. Estaban el presidente del Grupo PRISA, Jes¨²s de Polanco; el presidente de la agencia Efe, ?lex Grijelmo, ling¨¹ista tambi¨¦n, y el presidente de
La Raz¨®n,
Luis Mar¨ªa Anson, asimismo acad¨¦mico. Y un grupo muy amplio de escritores, novelistas, ensayistas; editores como Juan de Isasa; libreros como Fernando Valverde, e incluso poetas, posibles colegas de un l¨ªrico in¨¦dito cuyo nombre revel¨® ayer Garc¨ªa de la Concha: Vargas Llosa.
El autor de Conversaci¨®n en la catedral se sonroj¨® cuando su director de la Academia le puso en el trance de explicar que escribe versos. Pero es seguro que a¨²n Carmen Balcells no los negocia... Perseguidos por el pasado pol¨ªtico que llev¨® a Vargas Llosa a optar a la presidencia de Per¨², Patricia Vargas se encontr¨® casualmente con la candidata que aspira a presidir Per¨² esta vez: Laura Flores, del Partido Popular Cristiano. Tiene fe en ganar. Mario ya gana, en otras cosas.
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