Momento

Aunque aqu¨ª las v¨ªsperas de la fiesta nacionalitaria del 9 d'Octubre siempre vienen repletas de noticias y sobresaltos, la de este septiembre es especialmente intensa porque a lo cl¨¢sico y nuestro se unen ahora hechos y procesos del ¨¢mbito general que aportan contraste a la intensidad a nuestros debates y realidades. Mientras nos disponemos a celebrar el 9 d'Octubre bajo la euforia de las dos grandes formaciones pol¨ªticas a derecha e izquierda por el ¨¦xito de los pasos dados para la reforma del EACV, en el debate sobre el estado de la Comunitat los parabienes de hace escasos d¨ªas se vuelven abismo a prop¨®sito de dos visiones antit¨¦ticas de la realidad valenciana.

El motor de la divergencia est¨¢ en la pol¨ªtica hidr¨¢ulica del gobierno del Estado; en la arena de la controversia ad hoc, las inevitables lecturas enfrentadas de los resultados de la pol¨ªtica del gobierno de Camps y las exageraciones propias del juego entre gobierno y oposici¨®n. No obstante, en la b¨®veda pol¨ªtica que se encuentra m¨¢s all¨¢ y m¨¢s arriba de la techumbre de las Corts Valencianes, estos d¨ªas la palma la comparten el proceso de liquidaci¨®n del terrorismo y la inc¨®gnita sobre qu¨¦ Estatut va a proponer el Parlament de Catalunya dentro de dos d¨ªas.

A la acidez presente entre gobierno y oposici¨®n conservadora sobre los t¨¦rminos en que se est¨¢ desenvolviendo la negociaci¨®n / no negociaci¨®n con ETA se a?aden ahora las t¨ªpicas consecuencias confusionarias que a?aden las bombas t¨¢cticas de ETA, que son como adjetivos criminales entronizados en conversaciones donde la ambig¨¹edad es la norma. En efecto, el objetivo de los artefactos de ?vila y Zaragoza no es s¨®lo una muestra m¨¢s del lenguaje propio de ETA sino un ali?o para provocar mayor enfrentamiento, si cabe, entre las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas; porque saben que a mayor enfrentamiento mayor torpeza de su enemigo, y ante un enemigo confuso, diletante y atrapado en las contradicciones la posibilidad de sumar argumentos para mantener la llama del reclutamiento y la fe en el todo o nada aumenta.

Sobre las palabras de Aznar del lunes, que dan en la l¨ªnea de flotaci¨®n de la propuesta catalana, magnificadas por propios y extra?os (y no hay para tanto, pues no dijo nada original ni aterrador), donde se advierte que aceptar un proyecto de reforma del EAC que implique la reforma constitucional en el tema de la soberan¨ªa ¨²nica de la naci¨®n espa?ola conduce a un cambio de r¨¦gimen, y que lo que se pretende es hacerlo subrepticiamente, parece evidente que no es sino el resumen de la doctrina popular sobre el alcance y l¨ªmites de los autogobiernos de nacionalidades y regiones vertida durante a?os y, por cierto, explicada con meridiana claridad sin despertar estupor alguno por Rajoy en la sesi¨®n parlamentaria que rechaz¨® la propuesta vasca hace ahora unos meses. Sin embargo, y conociendo las posiciones tanto del PP cuanto de Aznar sobre el concepto de Espa?a como naci¨®n de naciones, s¨®lo a los necios puede amedrentar la advertencia de Aznar, porque, desde luego, a¨²n sin franquear la Constituci¨®n, el voto del PP al EAC en el Parlament de Catalunya y en el de Espa?a iba a ser negativo.

Y es que los valencianos siempre vamos al rev¨¦s del mundo: cuando PSOE y PP van a la gre?a en temas de Estado, y dentro de nada tendr¨¢n que verse en las Cortes para decirle a Maragall quiz¨¢s algo de lo mismo que Zapatero y Rajoy le dijeron a Ibarretxe, nosotros estamos con flors i violes.