De frente y de perfil
Una ma?ana, el guardi¨¢n de la c¨¢rcel lo llev¨® a presencia del alcaide. El alcaide le ofreci¨® una taza de caf¨¦ y le comunic¨® que lo hab¨ªan indultado: "Le aconsejo que se marche de aqu¨ª. En un par de horas, se va a proceder a la demolici¨®n de este viejo edificio, y yo, salgo disparado a la pesca de la trucha". El presidiario balbuce¨®: "Pero, si solo he cumplido algo m¨¢s de 7.000 a?os, apenas la d¨¦cima parte de mi condena". El alcaide exclam¨®: "Pues, amigo m¨ªo, agrad¨¦zcaselo a la justicia, que se ha mostrado magn¨¢nima y diligente con usted". El guardi¨¢n lo condujo a una oficina ruinosa, le entreg¨® un saco de ropa y un sobre con billetes de banco: "Es suyo. Ha llegado con el indulto". "Pero hay mucho dinero", murmur¨® el ex presidiario. "Ni tan solo un d¨ªa de los beneficios de la inmobiliaria que va a edificar en los terrenos de esta c¨¢rcel". Cuando lleg¨® a la ciudad, el ex presidiario no encontr¨® ni siquiera su calle. El polic¨ªa consult¨® un lector digital y compuso un gesto de fastidio: "?Qu¨¦, de cachondeo? Yo no soy arque¨®logo". Se apropi¨® de todo su dinero, en concepto de multa por falta de respeto a la autoridad, y lo envi¨® en una patrulla al parque de los siglos. El parque de los siglos era una inmensa desolaci¨®n. Grandes avenidas enfangadas y cubiertas de maleza, entre la que sobresal¨ªan estatuas mutiladas, y por las que trepaba la madreselva. Pase¨® por la avenida del siglo XXI, y se detuvo ante un grupo escult¨®rico de tres individuos sin cabeza. Con dificultad ley¨® en su base: Bush, Blair, Aznar. Y entonces record¨®. Sigui¨® andando y se le ilumin¨® el rostro ante una mujer de bronce, que llevaba sobre su pecho el retrato de un joven soldado. La miro de frente y de perfil, y supo qui¨¦n era: Cindy Sheehan En la comisar¨ªa donde estaba detenido, la vio entrar esposada, era septiembre de 2005, los agentes le hicieron, como poco antes a ¨¦l, unas fotograf¨ªas tambi¨¦n de frente y de perfil, por denunciar la infamia y la barbarie de una guerra. Por la misma, tal vez, que lo hab¨ªan condenado a una eternidad. Por la misma, tal vez, que a quienes la provocaron, siquiera en efigie, la historia los hab¨ªa decapitado.
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