Los PGE... en Fructuaria
Lucius Julius Moderatus Columella, soldado y agricultor romano del siglo I DC y autor de De re rustica, estimaba que una hacienda agr¨ªcola romana no pod¨ªa carecer de una Villa Fructuaria en la que se almacenasen las cosechas y dem¨¢s alimentos necesarios para el abastecimiento de sus pobladores. El ¨¢rbol de los ingresos fiscales del estado se prev¨¦ tan cargado de frutos para 2006 que el Gobierno afronta un ejercicio presupuestario con sobrada holgura para aumentar las partidas que mejor reflejen sus prioridades y sus compromisos pol¨ªticos previendo un ligero d¨¦ficit del 0,4% del PIB que resultar¨¢ m¨¢s que compensado por un super¨¢vit del 0,7% del PIB de la Seguridad Social.
Sin embargo, hay varios elementos sobre los que, a la espera de cifras m¨¢s detalladas, conviene hacer algunas precisiones. En primer lugar, el Cuadro Macroecon¨®mico establecido por el Gobierno es claramente alcanzable en su conjunto a la vista de c¨®mo se han comportado los indicadores que contiene y las previsiones que se manejan sobre ellos. Con dos salvedades: la aportaci¨®n del sector exterior al crecimiento (-1,1 puntos porcentuales, con -1,8 pp en 2004 y -1,7 pp previstos para 2005,) y la tasa de crecimiento de la formaci¨®n de capital debida a la construcci¨®n (3,8% con 5,5% en 2004 y 5,7% prevista para 2005), que no dejan de ser la carta a los Reyes Magos que todo presupuesto requiere. En segundo lugar, la relativa confusi¨®n que se produce cuando se hace intervenir en algunas de las cuentas ofrecidas a la Seguridad Social, cuyos ingresos y gastos est¨¢n sometidos a reglas diferentes. Se sigue utilizando a la Seguridad Social para caracterizar los PGE, cuando ambos deber¨ªan separarse estrictamente. Ni siquiera para consolidar el balance de las Administraciones Centrales como se denomina al conjunto en la documentaci¨®n aportada por el gobierno. Tambi¨¦n sirve dicha amalgama para calificar de m¨¢s o menos social un presupuesto que en el fondo es el del Estado m¨¢s los Organismos Aut¨®nomos y en el que no intervienen en absoluto los gastos e ingresos de la Seguridad Social. La subida de las pensiones, no hace m¨¢s sociales a los presupuestos del Estado, que no contemplan dicho gasto entre sus objetivos. Por ¨²ltimo, dado el buen momento c¨ªclico de la econom¨ªa, y ya que ahora sabemos que ¨¦ste ha sido mejor de lo que cre¨ªamos en los ¨²ltimos a?os, no estar¨ªa de m¨¢s que los PGE contemplasen super¨¢vit holgado para el Estado, pongamos un 1% del PIB en vez de un d¨¦ficit del 0,4%. Hay dos giros que los PGE de este a?o profundizan, dice el Gobierno: el giro social y el giro hacia la productividad. El Gobierno recalca que la dotaci¨®n para vivienda aumenta un 20,6%, la sanidad recibe una aportaci¨®n excepcional de 1.700 millones de euros y las pensiones, que, insisto, no forman parte del presupuesto del Estado, aumentan en un 6,9%. Tambi¨¦n recalca el Gobierno que la dotaci¨®n para educaci¨®n e I+D+i aumenta un 26,5% o que la inversi¨®n en infraestructuras lo hace en un 12,4%. Estos aumentos son posibles gracias al fenomenal comportamiento que se espera de los ingresos fiscales, que un a?o m¨¢s se ver¨¢n impulsados por la insuficiente actualizaci¨®n de la tarifa del IRPF, el 2%, cuando las bases nominales de los impuesto crecer¨¢n apreciablemente por encima. El Gobierno hace los gui?os que le parece, y los que le exigen sus socios parlamentarios, como siempre ha sido, pero presenta unos presupuestos que cabr¨ªa caracterizar como expansivos ya que las condiciones de la econom¨ªa espa?ola permiten y requieren un mayor super¨¢vit. Por otra parte, hay que saber que el Estado (y sus Organismos Aut¨®nomos) realiza el 23,6% del gasto p¨²blico total consolidado, una vez realizadas a los Entes Territoriales las transferencias a las que le obliga el actual sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, la Seguridad Social realiza un 25,6% del gasto total. Las CC AA y las Administraciones Locales realizan el 50,8% restante. En otras palabras, mientras el Estado gasta poco m¨¢s del 9% del PIB (neto de transferencias a los Entes Territoriales), las Administraciones Auton¨®micas y Locales gastan casi el 20% de nuestra renta nacional. El impulso que realmente gobierna los presupuestos consolidados desde hace muchos a?os en nuestro pa¨ªs no es el social, y mucho menos el de la productividad, es, claramente, el territorial.
Jos¨¦ Antonio Herce es socio-director de Econom¨ªa del Grupo AFI y profesor titular de Econom¨ªa en la Universidad Complutense.
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