Una Constituci¨®n para Europa

"La Constituci¨®n europea est¨¢ muerta". Lo dec¨ªa el domingo el editorial de EL PA?S Coalici¨®n para Europa. Lo afirmaba el viernes Aznar en Lisboa, sin derramar una l¨¢grima. Coincidencia en el certificado de defunci¨®n desde autopsias distantes, claro. No estoy de acuerdo ni con uno ni con otro. En ese entierro, que no me esperen, como a muchos europe¨ªstas. Estamos cansados de que se trate de sepultar una Constituci¨®n ratificada ya por la mayor¨ªa absoluta de pa¨ªses miembros de la Uni¨®n, en los que habitan m¨¢s de la mitad de sus ciudadanos, empezando por Espa?a, que la respald¨® con m¨¢s de un

75% de s¨ªes en refer¨¦ndum. La Constituci¨®n europea ha sufrido graves tropiezos: Francia y Holanda, que no la han llevado a la tumba, porque sigue siendo la herramienta necesaria para afrontar el futuro con m¨¢s democracia y eficacia.

Sugiero a quienes tienen vocaci¨®n de enterradores que dejen la pala y cojan la pluma y la palabra para, entre todos, durante el periodo de reflexi¨®n y di¨¢logo abierto en el Consejo Europeo de junio pasado, encontrar con inteligencia y transparencia las f¨®rmulas y los plazos para que la Euroconstituci¨®n, con su columna vertebral, entre en vigor m¨¢s pronto que tarde; por ejemplo, en 2009, un a?o que ella misma preve¨ªa para activar muchas de sus disposiciones y en el que se celebrar¨¢n elecciones europeas. En el Parlamento Europeo ya nos hemos puesto manos a la obra para conseguirlo. As¨ª, coincidimos con Zapatero y con el 90% de la ciudadan¨ªa europea que contin¨²a demandando una Constituci¨®n para la UE que la permita ser un factor de paz, intervenir en la globalizaci¨®n y fortalecer nuestro modelo social. En ese barco ha estado siempre EL PA?S. Aznar, no. Ni se le espera.