Instinto de supervivencia de un ariete
Luis Garc¨ªa aspira a seguir la senda de Hugo S¨¢nchez para triunfar en el Espanyol
En el campo, habla por los codos. Como su ¨ªdolo, Hugo S¨¢nchez, que triunf¨® en todas las ¨¢reas rivales defendiendo, entre otras, la el¨¢stica del Atl¨¦tico y del Madrid. Y la charlataner¨ªa de Luis Garc¨ªa (Oviedo, 1981) deriv¨®, este verano, cuando se incorpor¨® al Espanyol, en una sonrisa entre aliviada e ilusionada de los zagueros blanquiazules. "?Yo tambi¨¦n sonre¨ª!", esgrime el ariete mostrando su hilera de dientes: "Pochettino y Lopo ya no me dar¨¢n m¨¢s patadas". Pero no s¨®lo habla, sino que tambi¨¦n marca goles. Y muchos. Por eso en sus estanter¨ªas hay problemas de espacio; son tantas las copas que le han dado que tiene que guardarlas por cualquier rinc¨®n de la casa. Y todos los trofeos tienen el mismo denominador com¨²n: m¨¢ximo goleador. Una idilio con las porter¨ªas contrarias que quiere prolongar en el Espanyol y que, por cuesti¨®n de cent¨ªmetros, a punto estuvo de truncarse. Pero ¨¦l se qued¨® con esta copla que de ni?o le solt¨® un t¨¦cnico: "Quien marca goles de peque?o, los marca de mayor". Hoy (TV-3, 21.45), ante el Teplice en la vuelta de la UEFA (1-1, en la ida), espera marcar su cuarto tanto con el Espanyol.
Su pasi¨®n por el f¨²tbol le viene de su padre, Jos¨¦ Ram¨®n. "?Ya no vuelves a ponerte las botas! ?A estudiar!", le grit¨® una tarde el abuelo de Luis Garc¨ªa a Jos¨¦ Ram¨®n, que militaba en el Ensidesa, de la Tercera asturiana. Y todo por culpa de una entrada de un rival, un esguince que lleg¨® en mala hora. El padre del delantero dej¨® el f¨²tbol y se dedic¨® a la qu¨ªmica. Pero tambi¨¦n se volc¨® con su hijo cuando decidi¨® tomarle el testigo. As¨ª, Luis Garc¨ªa dio sus primeras patadas a los seis a?os en un campo de f¨²tbol sala, el de su colegio. "Volv¨ªa locas a las monjas porque romp¨ªa demasiados cristales", explica, travieso. Pero tambi¨¦n romp¨ªa cosas en casa, cuando jugaba con su hermana Victoria, que se pon¨ªa de portera en el hueco del armario-cama. "Se enfadaba cuando perd¨ªa, pero era muy buena portera", concluye, como buen hermano mayor. Hasta que un d¨ªa, a los diez a?os, se present¨® a las pruebas del Oviedo, que sald¨® con ¨¦xito porque a la semana ya vest¨ªa de carbay¨®n. Y bati¨® registros porque desde alevines hasta el ¨²ltimo a?o de cadetes fue el m¨¢ximo goleador.
Aunque era muy bajito. Justo la excusa que puso el entrenador de los juveniles del Oviedo para, pese a las protestas de otro t¨¦cnico que siempre confi¨® en ¨¦l, Florentino Angulo, prescindir de sus servicios. Y Luis Garc¨ªa, dolido, se fue al Labra?a, equipo donde tambi¨¦n jug¨® en su ¨¦poca Luis Enrique, su otro ¨ªdolo con permiso de Hugo S¨¢nchez, de quien imit¨® la voltereta para celebrar los goles. "Ese a?o qued¨¦ segundo m¨¢ximo goleador y ascendimos. El Oviedo quiso repescarme pero les di calabazas", argumenta. Sus goles no pasaron desapercibidos para el Madrid, que lo fich¨® el ¨²ltimo a?o de juveniles y donde estuvo cinco a?os. All¨ª se proclam¨® campe¨®n de Espa?a, fue capit¨¢n del filial y, como no, m¨¢ximo goleador del equipo todas las temporadas.
Y, en 2003, apareci¨® Joaqu¨ªn Peir¨®, t¨¦cnico del Murcia, que le brind¨® la oportunidad de jugar en Primera. Aunque el cuadro bermell¨®n descendi¨®, el Mallorca pens¨® en ¨¦l para suplir a Eto'o. Su aportaci¨®n -11 goles- bien sirvi¨® para lograr salvar la categor¨ªa y para recalar en el Espanyol. Luis Garc¨ªa, aficionado a la Play Station, a los coches -tiene un BMW M3-, sigue so?ando con llegar a la absoluta y con golear en la UEFA. Licencia que se permite porque un d¨ªa, junto a su padre, so?¨® en debutar y marcar en Primera.
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