Josep Maria Pou en el Vaticano
Leo en la prensa de esta semana que el Vaticano "prepara normas para prohibir que los homosexuales sean sacerdotes". Parece que el compromiso de mantener el celibato no es suficiente para que un homosexual pueda ser cura, a diferencia del compromiso de un heterosexual. Claro que esta normativa no se aplicar¨¢ con car¨¢cter retroactivo. Es decir, que los curas gays que est¨¦n a punto de ser ordenados ser¨¢n apartados del cargo, pero no los que ya est¨¦n ejerciendo. Seg¨²n leo tambi¨¦n, el portavoz de Cat¨®licos Unidos por la Fe, Mike Sullivan, ha dicho al respecto que colocar a un hombre con tendencias gays en un seminario es como "encargar a un ex alcoh¨®lico regentar un bar".
Pues claro. Pero ¨¦sta es la gracia. Y s¨®lo quisiera recordarle el argumento de una gran serie de la televisi¨®n catalana. En Estaci¨® d'enlla?, escrita por los inigualables Ramon Solsona e Isabel-Clara Sim¨®, el protagonista -el gran Josep Maria Pou- era ex alcoh¨®lico y regentaba un bar. Parte del inter¨¦s de la trama estaba en saber si Pou volver¨ªa a las andadas o si aguantar¨ªa como un jabato mientras serv¨ªa carajillos y cazallas. Siguiendo el ejemplo de Josep Maria Pou, un cat¨®lico de verdad deber¨ªa poder aguantar en cualquier lugar repleto de machos: un seminario, un gimnasio, la c¨¢rcel de Quatre Camins o una sauna. El diablo adopta muchas formas. Y no s¨®lo la de hembra viciosilla con braguitas del tipo culotte que se mueve sinuosamente.
Pero ya que la Iglesia lo ha decidido as¨ª, me pregunto c¨®mo se har¨¢ para descubrir, entre los j¨®venes a punto de ser ordenados sacerdotes, a los presuntos homosexuales. No es tan f¨¢cil como preguntar a los interesados si lo son o no. Por desgracia, en la vi?a del Se?or hay de todo, y no se puede confiar en que nos digan la verdad. Desde luego, un buen cat¨®lico no deber¨ªa mentir. Pero es que tampoco deber¨ªa fornicar, robar o sentirse atra¨ªdo irremediablemente por otros hombres con los que comparte refectorio y a veces lo hace. Si los ministros del Se?or fuesen ¨ªntegros, no habr¨ªa habido violaciones de monjas en ?frica o tocamientos a monaguillos en Estados Unidos. Si el Vaticano confiase del todo en la capacidad de aguante de sus ministros, no har¨ªa falta que prohibiese a los homosexuales ordenarse, porque simplemente soportar¨ªan la cruz que les hubiese tocado. Es por eso que a partir de ahora, antes de hacer los votos, supongo que alg¨²n miembro de la curia har¨¢ un examen del tipo test a los futuros ministros de Dios, para comprobar sus reacciones. Les mostrar¨¢ la revista Zero y observar¨¢ si se les dilatan las pupilas. Les pondr¨¢ la canci¨®n Macho man y comprobar¨¢ si bailan. Supongo que los m¨¢s heterosexuales dir¨¢n: "A m¨ª, para caer en la tentaci¨®n ponme un par de tetas, que si no...".
Por suerte, el Vaticano no ha dicho nada de las monjas, as¨ª que calma. Las que quieran, pueden seguir pecando al tiempo que elaboran sus mazapanes. Me parece que el Papa las tiene tan poco en cuenta que ni se le ha pasado por la cabeza que alguna pueda ser lesbiana.
moliner.empar@gmail.com
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