"Este Estatuto es constitucional, y por tanto no concibo que pueda ir contra el inter¨¦s general"
Relajado tras obtener el apoyo de 120 de los 135 diputados del Parlamento catal¨¢n, Pasqual Maragall (Barcelona, 1941) recibe a EL PA?S en su casa barcelonesa, que fue tambi¨¦n la de su abuelo, el poeta autor de la Oda a Espanya, Joan Maragall.
Pregunta. ?Se siente hoy como Maci¨¤ o como Companys?
Respuesta. Ni como Maci¨¤ ni como Companys. Me siento Maragall. ?Por qu¨¦ siempre que hablamos de Catalu?a hablamos de pasado y no de futuro? Espero que esto haya cambiado. Que cuando te digan Catalu?a no pienses en 1930, sino en el siglo XXI.
P. Ha obtenido un ¨¦xito de consenso. Pero ha rozado varias veces el desastre.
R. No hay ning¨²n proceso importante que no haya estado a punto de naufragar. Ninguno. Va con la naturaleza humana.
"El concepto 'naci¨®n' se mantendr¨¢, va a ser que s¨ª. Que nadie tema nada. Naci¨®n significa hoy lo mismo que nacionalidad en la Constituci¨®n" "El centro est¨¢ encantado de haberse conocido y no sabe que s¨®lo es el centro: piensa que es toda Espa?a. Ese es su error. Nosotros tambi¨¦n somos Espa?a"
"Me he peleado durante dos a?os para configurar un Estatuto plenamente constitucional"
"Siempre he sostenido que lo que es bueno para Catalu?a es bueno para Espa?a"
P. Tom¨® riesgo en sus negociaciones con Artur Mas. ?Por fe ciega o por c¨¢lculo de que CiU no podr¨ªa explicar un voto contrario al Estatuto?
R. El Estatuto deb¨ªa contar con la complicidad de CiU. No era un c¨¢lculo, sino una voluntad tozuda y un deseo compartido desde posiciones diferentes.
P. En el pleno de aprobaci¨®n del viernes, se escenific¨® una reconciliaci¨®n general, un in¨¦dito reconocimiento mutuo. Los socialistas alabaron a Pujol, Mas proclam¨® su respeto al presidente. Algo nuevo, ?por cu¨¢nto tiempo?
R. El esp¨ªritu de consenso de 1979, del Estatuto de Sau, se basaba en que la clase pol¨ªtica catalana se hab¨ªa enfrentado pocas veces y nunca por el Estatuto. Ahora es m¨¢s complejo, porque no se trata de combatir a un enemigo com¨²n ni hay una historia a superar, como la del franquismo. Ha habido en estos 25 a?os enfrentamientos electorales muy duros. Y encima, el partido que hab¨ªa gobernado [por CiU] pasaba a la oposici¨®n por vez primera. Hay que admitirle cierto desconcierto y problemas de reubicaci¨®n que en lo inmediato le generaron dificultades para reconocer la legitimidad del nuevo Gobierno. El oasis de hoy es m¨¢s meritorio que el oasis perdido. ?ste era producto de una ¨¦poca irrepetible, de la llegada de la democracia y la autonom¨ªa. La situaci¨®n actual es mucho m¨¢s madura, porque se ha construido sobre la dif¨ªcil base de reconocer la diferencia.
P. Hay quien dice que este consenso se ha reconstruido olvidando la pol¨¦mica del famoso 3%, las pasadas irregularidades en la gesti¨®n de la obra p¨²blica.
R. El pasado suscit¨® accidentes, pero se ha digerido y est¨¢ superado. Hoy la confrontaci¨®n es severa, como en la cultura pol¨ªtica brit¨¢nica, simbolizada en el duro question time, que sin embargo se desarrolla sobre la base de un mutuo reconocimiento de legitimidad nacional.
P. Adem¨¢s del reconocimiento mutuo, el proceso estatutario ha cohesionado al tripartito. Dado que algunos, como el PSC, han anunciado que presentar¨¢n sus propias enmiendas en el Congreso, ?cu¨¢nto tiempo durar¨¢ esa renovada cohesi¨®n?
R. El acuerdo del tripartito fundaba un nuevo Gobierno, no un nuevo Estatuto. Pero la discusi¨®n del Estatuto al final no ha perjudicado la cohesi¨®n del Ejecutivo, al contrario, porque nuestra mayor¨ªa parlamentaria ten¨ªa una asignatura pendiente: definir qu¨¦ quiere ser este pa¨ªs. Y la ha superado con nota.
P. ?Va ahora a reestructurar su Gobierno?
R. No est¨¢ previsto.
P. Insistimos. ?Cu¨¢nto durar¨¢ su nueva cohesi¨®n?
R. Es b¨¢sico que se comprenda que vamos de com¨²n acuerdo durante la tramitaci¨®n del Estatuto en el Congreso. Es decir, que trabamos una estrategia com¨²n para defender el texto aprobado. Eso no excluye que pueda haber matices, pero siempre planteados desde el com¨²n acuerdo en lo b¨¢sico.
P. El PP ha quedado autoexcluido. ?Le preocupa? Si es as¨ª, ?qu¨¦ har¨¢ para recuperarlo?
R. No me inquieta, era tan probable que sucediese... Pero conf¨ªo en que, pese a todo, el l¨ªder del PP catal¨¢n, Josep Piqu¨¦, sea relevante en el futuro cuando el PP de Rajoy muestre finalmente su estrategia a largo plazo.
P. El Estatuto de Sau se vot¨® con mayor consenso.
R. ?ste registra pr¨¢cticamente el 90%, no es un apoyo cuantitativamente despreciable. Y cualitativamente este consenso tiene m¨¢s valor que el de 1979, porque ten¨ªa que resolver m¨¢s ecuaciones. Entonces estren¨¢bamos sistema, no hab¨ªa roces, no hab¨ªa leyes org¨¢nicas ni de bases como las que vinieron despu¨¦s y fueron recortando competencias.
P. ?Alguien le ha planteado en septiembre como condici¨®n para votar el Estatuto que renunciase a volver a presentarse como candidato a la Generalitat?
R. Ning¨²n pol¨ªtico, nadie con representaci¨®n y autoridad. Lo sugiri¨® un peri¨®dico y se ha comentado, pero nada m¨¢s.
P. Un l¨ªder de CiU declar¨® a EL PA?S que proponer eso era indigno para el presidente y jam¨¢s lo har¨ªa una federaci¨®n digna como la suya. ?Est¨¢ de acuerdo?
R. En todo caso, ¨¦l estar¨ªa de acuerdo conmigo.
P. De su discurso del viernes algunos coligieron que se caer¨ªa del Estatuto el vocablo "naci¨®n".
R. Pues no dije eso, sino lo contrario. El concepto "naci¨®n" se mantendr¨¢, va a ser que s¨ª. Aunque provoque reacciones que comprendo, est¨¢ en la tradici¨®n del federalismo castellano. Es una palabra polis¨¦mica, que puede dar lugar a interpretaciones. Pero tambi¨¦n la Constituci¨®n menciona "el pueblo espa?ol" y "los pueblos de Espa?a". La polisemia, restringida y bien entendida, es intr¨ªnseca a la definici¨®n del car¨¢cter de Espa?a. En Gran Breta?a hay cuatro naciones y un solo Reino. Que nadie tema nada. Naci¨®n significa hoy lo mismo que nacionalidad en la Constituci¨®n de 1978, pero ahora hay que concretar qui¨¦n lo es. El presidente gallego, Emilio P¨¦rez Touri?o, acaba de decir que Galicia se calificar¨¢ as¨ª y que Espa?a debe asumir que abarca varias naciones. Estoy de acuerdo.
P. Algunos preguntan: ?Por qu¨¦ Maragall se dedica a indicar c¨®mo debe ser Espa?a en vez de administrar Catalu?a, que es para lo que le pagan?
R. Vamos mejorando: indicar no es imponer. Constantemente nos vamos cruzando indicaciones, y sobre todo las recibimos. Antes nos dec¨ªan c¨®mo ten¨ªamos que ser y c¨®mo ten¨ªamos que llamarnos. Creo que es bueno que todos opinemos. ?Somos o no somos la Espa?a plural? Catalu?a tiene el derecho, hist¨®rico o no, a proponer. ?O s¨®lo hay una voz en este coro? Cruzar opiniones, indicaciones y propuestas es enriquecer el escenario, no dictarlo, contra lo que se ha hecho casi siempre desde el centro. El centro est¨¢ encantado de haberse conocido. No sabe que s¨®lo es el centro: piensa que es toda Espa?a. ?ste es su error. Nosotros tambi¨¦n somos Espa?a. Ya dije en el Parlamento que caduc¨® el viejo discurso entre "nosotros y ellos" porque "nosotros tambi¨¦n somos ellos". Espa?a no se puede pensar s¨®lo desde Madrid. Nosotros estamos dispuestos a construir las Espa?as, a proponer ideas que mejoren no s¨®lo a Catalu?a, sino a toda Espa?a. Pero para eso aqu¨ª tambi¨¦n hay cierta reticencia. Como hist¨®ricamente nos ha ido mal ir m¨¢s all¨¢ del pragmatismo pol¨ªtico y econ¨®mico, nos hemos limitado a tener una relaci¨®n educada, evitar males mayores y mejorar todo lo posible desde ese posibilismo chato. Esto se acab¨®. Est¨¢ en el inter¨¦s de los ciudadanos catalanes que Espa?a cambie, aunque sea s¨®lo un poco. Y no que admita, en momentos de debilidad o de despiste, que nos llevemos algunos muebles del mobiliario. ?Acaso es delito pensar en c¨®mo mejorar Espa?a? ?O hacerlo desde Santiago o desde Barcelona?
P. Vincul¨® el viernes el Estatuto catal¨¢n y la paz en Euskadi como las dos grandes cuestiones territoriales pendientes.
R. S¨®lo fui descriptivo, no normativo. Ambos asuntos est¨¢n en buen camino, el mensaje es m¨¢s bien optimista.
P. ?Y qu¨¦ ocurre si se ciega la v¨ªa federal del Estatuto y en cambio se incrementa el contenido ya confederal -por el concierto econ¨®mico- de la relaci¨®n Espa?a-Euskadi?
R. Cualquiera puede imaginarlo. Pero soy optimista, este desequilibrio se corregir¨¢. Los procesos son simult¨¢neos, pero diferentes. Espa?a propone soluciones a Euskadi, y Catalu?a propone soluciones a Espa?a. No planteamos problemas, los problemas existen, s¨®lo planteamos su resoluci¨®n.
P. Va de llanero solitario. ?Con qui¨¦n hacer federalismo cuando casi todos los federalistas espa?oles viven en Catalu?a?
R. Tampoco todos los catalanes son federalistas, los hay nacionalistas. En el pre¨¢mbulo del Estatuto queda claro el principio formulado por los federalistas castellanos de que Espa?a es una "naci¨®n de naciones". Pero hay muchos federalismos y no es una religi¨®n o una ideolog¨ªa que me apasione m¨¢s de la cuenta. S¨®lo constato que las soluciones eficaces a problemas similares al nuestro son federales, como en Alemania.
P. All¨¢ est¨¢ clara la lealtad federal.
R. La lealtad es un camino de ida y vuelta, es mutua. Algunos que forman parte de la "Uni¨®n" [espa?ola], no se quieren reconocer como tal "Uni¨®n de varios", sino como unidad pura y simple. Pero la Constituci¨®n se refiere claramente a "los pueblos de Espa?a", que es una "naci¨®n de naciones".
P. El presidente andaluz y del PSOE, Manuel Chaves, ha dicho que el Estatuto no le gusta. Y otros dirigentes socialistas se expresan a¨²n m¨¢s severamente. Se han visto sorprendidos de que el texto no llegase "cepillado" desde Barcelona y ahora se encuentren con la patata caliente, dicho en claro.
R. Perd¨®n, un respeto. Yo me he peleado durante dos a?os hasta la extenuaci¨®n para configurar un Estatuto plenamente constitucional. Creo que hemos pasado el cepillo formalmente. Tenemos una instituci¨®n, que no s¨¦ si otros la tienen, que es el Consejo Consultivo, en el nivel auton¨®mico similar al Consejo de Estado, que ha definido qu¨¦ era y qu¨¦ no era constitucional. Esto es una carta de presentaci¨®n muy potente porque ya hemos pasado una prueba de la constitucionalidad del Estatuto, y con rigor extremo.
P. La vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega viene a?adiendo a los dos requisitos para toda reforma estatutaria formulados por el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero -consenso y constitucionalidad- un tercero: que respondan al "inter¨¦s general". ?Qu¨¦ le parece?
R. No creo que el inter¨¦s general sea algo muy distinto del consenso y la constitucionalidad, y ya les he recordado que tenemos un consenso del 90% del Parlamento y hemos pasado la prueba de constitucionalidad del Consejo Consultivo. Siempre he sostenido que lo que es bueno para Catalu?a es bueno para Espa?a. Es decir, el inter¨¦s general de Espa?a es que Catalu?a se sienta reconocida y que sus propuestas se entiendan como ideas para mejorar Espa?a, no para huir de Espa?a. Ahora bien, si detr¨¢s del argumento del inter¨¦s general hay un pensamiento concreto que debamos considerar, nos lo explicar¨¢n y lo hablaremos. Este presidente del Gobierno y esta vicepresidenta son muy razonables en todas sus aportaciones y nosotros tambi¨¦n tratamos de serlo.
P. ?Qu¨¦ cree que debe hacer ahora el Congreso?
R. Espero que apruebe lo esencial del Estatuto. Digo exactamente esto: que lo apruebe esencialmente. Y no especulo m¨¢s. Ahora todos necesitamos tiempo y reflexi¨®n.
P. En la pol¨¦mica sobre el sistema de financiaci¨®n, algunos siguen diciendo que su f¨®rmula es un concierto a la vasca, pero encubierto.
R. No, la propuesta de Antoni Castells y Josep Huguet es una proposici¨®n generalizable, basada en el principio de obtener un nivel de servicios similar si se hace un esfuerzo fiscal similar. Es exactamente lo contrario de un modelo particular como el del concierto y el cupo. Que les pregunten a los vascos si prefieren el sistema que proponemos. Hay una apariencia de semejanza, el hecho de que sea la agencia tributaria catalana la que recaude, pero el resultado neto es que nosotros pagamos, lo que es justo porque somos una comunidad de mayor renta que la media, y ellos reciben. Los alemanes lo tienen clar¨ªsimo, discuten cada a?o esos detalles y no se sonrojan. Aqu¨ª no se puede hablar de eso, el dinero es pecado. Pero interesa a todos, no s¨®lo a los catalanes, aunque no sea desde luego lo m¨¢s importante.
P. ?Su "yo te ayudo si t¨² te ayudas" presupone que las subvenciones a las regiones de menor renta se han empleado mal?
R. No, no. El problema es que, si se garantiza el m¨¢ximo nivel de servicios de forma independiente al propio esfuerzo fiscal, se puede desincentivar y desresponsabilizar a los territorios que reciben la transferencia, igual que ocurre en otros ¨¢mbitos con las personas.
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