Esmoquin, ?c¨¢terin?
Hace unos d¨ªas telefone¨® ?ngel Zaragoza, un profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Barcelona, para felicitar al periodista Sandro Pozzi porque hab¨ªa conseguido escribir m¨¢s de un folio sobre una empresa fabricante de programas inform¨¢ticos sin utilizar ni una sola vez la palabra software. En su lugar, subray¨®, Pozzi hab¨ªa empleado 'compa?¨ªa inform¨¢tica', 'aplicaciones de gesti¨®n de clientes', 'programas inform¨¢ticos de negocios', 'programas de gesti¨®n de ventas', 'sector inform¨¢tico' y 'programas para los negocios'. Es decir, hab¨ªa usado los t¨¦rminos espa?oles programa o aplicaci¨®n correctamente en lugar del ingl¨¦s software.
Zaragoza es un viejo conocido de esta secci¨®n. Los defensores del lector pasan, pero ¨¦l prosigue imperturbable con su labor de fiscalizaci¨®n de los anglicismos que publica el diario. Su m¨¦todo es localizar el extranjerismo, criticar con iron¨ªa su uso y proponer t¨¦rminos castellanos alternativos. Remite su mensaje con todo ello al buz¨®n del Defensor del Lector y pide que se env¨ªe al redactor afectado. Seg¨²n confes¨® en la conversaci¨®n telef¨®nica, aprecia ciertas mejoras aunque queda mucho camino por recorrer.
En una carta posterior, el profesor catal¨¢n cuenta que en este principio de curso se le ocurri¨® preguntar a sus alumnos sobre el significado del t¨¦rmino mobbing, que empieza a proliferar en los medios de comunicaci¨®n, y result¨® que 36 de los 46 asistentes no sab¨ªan que es equivalente a acoso moral y lo traduc¨ªan, "entre otras cosas, por movimiento" o simplemente confesaban que no la conoc¨ªan. Por tanto, si se utiliza en un texto mobbing, sin explicar su significado, se corre el riesgo de que la noticia no se entienda.
A continuaci¨®n, Zaragoza hace un repaso de los textos publicados en el suplemento Negocios del 18 de septiembre. Comienza con un elogio sobre una cr¨®nica dedicada a los halcones en Wall Street que "hace referencia a los fondos de alto riesgo poniendo pedag¨®gicamente entre par¨¦ntesis que en ingl¨¦s se llaman hedge funds". Valora, por tanto, que se recoja el t¨¦rmino en el idioma original por lo que pueda aportar de informaci¨®n a los especialistas, pero le satisface a¨²n m¨¢s que se use de manera principal la expresi¨®n espa?ola "fondos de alto riesgo".
Peor le parece que se utilizara de forma reiterada handling en vez de servicios en tierra, finger en lugar de pasarela, lobby por grupo de presi¨®n, chequeador por supervisor y reportear por informar. Por el contrario, le agrada que se usara auge inmobiliario en vez del "sacralizado por EL PA?S boom inmobiliario".
Tras el an¨¢lisis, la conclusi¨®n: "Ustedes los comunicadores, nosotros los universitarios, los gobernantes y la ciudadan¨ªa toda podemos esforzarnos para que la superioridad tecnol¨®gica, econ¨®mica y militar anglosajona no se traduzca en dependencia cultural y empobrecimiento ling¨¹¨ªstico. Mi propuesta es muy sencilla: s¨ª a conocer y hablar otras lenguas con fluidez, s¨ª a relacionarlas unas con otras creando nuevos usos y significados de nuestros vocabularios y expresiones, no a la copia literal contaminadora".
La tenacidad de este profesor es encomiable. Pero si los defensores del lector pasan y ¨¦l sigue fustig¨¢ndonos a?o tras a?o, ?no habr¨¢ razones poderosas que impiden un mundo sin anglicismos? Una causa puede ser, desde luego, la pereza. Suele ser m¨¢s c¨®modo soltar la palabra tal y como se acaba de o¨ªr que pensar en una equivalente. Alberto G¨®mez Font, coordinador general de la Fundaci¨®n del Espa?ol Urgente (Fund¨¦u), una entidad cuyo objetivo declarado es evitar "la invasi¨®n indiscriminada de neologismos", da otra raz¨®n: "Si en el espa?ol actual se utilizan anglicismos no tiene nada de extra?o que eso se refleje en los diarios".
Buen conocedor del otro lado del Atl¨¢ntico, hace una afirmaci¨®n sorprendente: "En el espa?ol de Espa?a hay m¨¢s anglicismos que en el de Am¨¦rica". Y pone como ejemplos m¨¢ster, que para los americanos es maestr¨ªa, y marketing, que traducen por mercadeo. El t¨¦rmino m¨¢ster est¨¢ admitido por la Real Academia, mientras que para marketing ¨¦sta propone mercadotecnia.
Leonardo G¨®mez Torrego, del Instituto de la Lengua Espa?ola del CSIC, comenta c¨®mo el espa?ol ha integrado ya muchos anglicismos que pocos recuerdan que lo son al utilizarlos. Por ejemplo, mitin. Explica que un factor importante que facilita la integraci¨®n de una palabra extranjera es que ning¨²n t¨¦rmino del castellano vigente signifique exactamente lo mismo. Pone el ejemplo de fan, que no es lo mismo que hincha, seguidor o fan¨¢tico. Y esmoquin, que la Academia define como "prenda masculina de etiqueta, de menos ceremonia que el frac, a modo de chaqueta sin faldones".
Esmoquin, del ingl¨¦s smoking, le sirve a G¨®mez Torrego para hablar de c¨®mo la inclusi¨®n del t¨¦rmino en el espa?ol puede ir acompa?ada de la castellanizaci¨®n de la graf¨ªa, que unas veces tiene ¨¦xito, como en mitin o esmoquin, y otras no, como en el caso de whisky, que todo el mundo escribe as¨ª aunque la Academia se empe?e en g¨¹isqui. Surge en la conversaci¨®n catering, t¨¦rmino ingl¨¦s que han popularizado las compa?¨ªas de aviaci¨®n. En su opini¨®n, lo m¨¢s probable es que esa palabra ingrese en el espa?ol porque, como fan, no tiene un sin¨®nimo que incluya todos sus matices, y que figure con la graf¨ªa c¨¢terin.
Para regular el flujo de anglicismos va a ser muy importante el Diccionario Panhisp¨¢nico de Dudas, cuya publicaci¨®n est¨¢ anunciada para el pr¨®ximo mes. Se trata de una obra aprobada por el conjunto de Academias de la Lengua Espa?ola y est¨¢ llamada a ser la referencia sobre lo correcto o incorrecto en el idioma. En ella se adaptan fon¨¦tica y gr¨¢ficamente muchos anglicismos, se sugiere que se eviten otros y se mantienen algunos en su forma original.
El diccionario se concibe como una obra abierta: propone soluciones, pero si alguna no cuaja, se cambiar¨¢. Las propuestas se presentan de manera razonada, lo que facilitar¨¢ su comprensi¨®n, discusi¨®n y, en su caso, modificaci¨®n. La obra podr¨¢ consultarse a trav¨¦s de Internet. Un avance ya fue accesible en www.rae.es durante unos meses y de ¨¦l extraemos un ejemplo relacionado con los anglicismos:
Aerobismo. En Am¨¦rica del Sur, especialmente en los pa¨ªses del R¨ªo de la Plata, designa el "deporte que consiste en correr al aire libre". En otras zonas del mundo hisp¨¢nico se emplean, con este sentido, el t¨¦rmino ingl¨¦s jogging o el falso anglicismo footing. Es preferible usar, en su lugar, el sustantivo aerobismo, o los verbos trotar (raro en Espa?a aplicado a personas, pero frecuente en Am¨¦rica con este sentido) y correr.
El m¨¦todo, como se ve, es descartar unos t¨¦rminos y proponer alternativas, como hace el profesor Zaragoza o el Libro de estilo de este diario. La diferencia es que el diccionario se proyectar¨¢ con la potencia que le confiere la suma de las Academias de la Lengua Espa?ola. Hace tiempo que hac¨ªa falta una obra as¨ª.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 913 37 78 36.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.