El Athletic despierta al Villarreal

Sucedi¨® hace dos jornadas en el Bernab¨¦u, y la historia volvi¨® a repetirse ayer: el Athletic da vida a sus contrarios. Andaba el Villarreal apesadumbrado, con aire melanc¨®lico por la falta de claridad en su f¨²tbol y los malos resultados en el arranque liguero. El conjunto de Pellegrini no encontraba ni la fluidez en el ataque ni la sobriedad defensiva que le encumbr¨® en el ejercicio pasado. Riquelme denunciaba una falta de humildad en los jugadores, que el equipo estaba practicando un f¨²tbol insustancial, que los resultados eran el reflejo de lo que propon¨ªan en el campo.

Y en esto lleg¨® el Athletic para revivir al Villarreal. La expulsi¨®n de Casas al filo del descanso y el posterior gol de Riquelme tiraron por tierra las buenas intenciones mostradas por el conjunto vasco en los 44 minutos anteriores. Al suicidio contribuy¨® su entrenador con una respuesta extremadamente conservadora. Y eso que el Athlelic dispuso de inicio un planteamiento atrevido, avanz¨® las l¨ªneas para ahogar el centro del campo del Villarreal y dificultar la conexi¨®n entre Riquelme y Forl¨¢n, la pareja que tantos beneficios produjo en la temporada pasada y que en la presente no acaba de encontrarse. Riquelme condiciona el juego del Villarreal, para lo bueno y para lo malo. Todos las miradas est¨¢n pendientes de ¨¦l. La de los contrarios, que vigilan de cerca todos sus movimientos, y la de sus propios compa?eros, que le buscan insistentemente para que arme el ataque, desechando por ello, en ocasiones, otras v¨ªas de juego.

Consciente de las dificultades de identidad que est¨¢ atravesando el grupo de Pellegrini en el arranque de Liga, el conjunto vasco no tuvo reparos en intentar llevar el control del juego, en procurar que las acciones transcurrieran en campo ajeno. Lo dispuso desde la alineaci¨®n con una l¨ªnea de tres centrocampistas por detr¨¢s del ¨²nico punta, Llorente, que ejerc¨ªa de referencia y de pivote. Una dejada suya de cabeza permiti¨® a Etxeberria enganchar un disparo desde el v¨¦rtice del ¨¢rea que se col¨® irremediablemente en la porter¨ªa de Viera. Apenas se hab¨ªa rebasado el cuarto de hora de partido y el gol del Athletic pon¨ªa en evidencia la falta de frescura en el juego del Villarreal y premiaba la actitud del equipo de Mendilibar.

Pasan los a?os, crece el club castellonense, pasan entrenadores y lo ¨²nico que no cambia es el lateral izquierdo. Arruabarrena tiene el puesto vitalicio desde hace cinco temporadas y act¨²a estando bien, mal, o cojo, sin nadie que le d¨¦ descanso. Y siempre se encuentra con alg¨²n extremo feliz que saca a relucir sus carencias. En el d¨ªa de ayer fue Etxeberria el que hizo sudar al defensor argentino. Por ah¨ª llev¨® el peligro el Athletic en el primer acto y, como viene siendo habitual, por la defensa, o por su mala actitud defensiva acaba dej¨¢ndose en el camino todas sus intenciones.

Con la ventaja vasca en el marcador aparecieron todos los defectos del Villarreal, resumidos en la falta de precisi¨®n en el pase y los cada vez m¨¢s habituales desajustes defensivos. Sin embargo, por unas circunstancias o por otras, el Athletic acostumbra a dar oportunidades a sus rivales. La concedi¨® esta vez, en una desafortunada acci¨®n de Casas, que derrib¨® a Jos¨¦ Mari siendo el ¨²ltimo defensor. Fue expulsado y el posterior lanzamiento de falta supuso el empate de Riquelme.

Ya nada volvi¨® a ser igual y el partido se volvi¨® de color amarillo. A los bilba¨ªnos les entr¨® el p¨¢nico, el mismo que le transmiti¨® a sus jugadores Mendilibar desde el banquillo al retirar a Yeste y Llorente del terreno de juego. Lleg¨® el gol de Jos¨¦ Mari en la tercera oportunidad clara que tuvo. Y el Athletic se qued¨® acomplejado y sin respuesta, con el ¨²nico objetivo de no verse humillado. No lo consigui¨®. Se qued¨® sin aliento y a expensas del Villarreal, que sum¨® su primera victoria como local en la Liga. El Athletic le sirvi¨® de vitamina.