"Da igual que refuercen el per¨ªmetro, no consigues pararlos", afirma un agente
"Da igual que refuercen el per¨ªmetro, no consigues pararlos", opina Antonio (nombre ficticio), uno de los guardias civiles destinados a la frontera de Melilla desde hace tres a?os. Aunque no estaba de turno en ninguna de las recientes avalanchas, su experiencia no deja lugar a dudas: "Tienes que pararlos, pero a menos que quieras dejarlos inconscientes de un golpe, la ¨²nica forma es intentar atraparlos en el cuerpo a cuerpo, por lo que siempre te desbordan". Recuerda incluso un intento en el que s¨®lo participaban cinco subsaharianos frente a dos agentes. Pasaron los cinco.
En los momentos de mayor vigilancia, por las noches, en todo el per¨ªmetro puede haber como m¨¢ximo 300 agentes: menos de la mitad de los que intentaron el salto anoche. "Se distribuyen en unos 50 metros, as¨ª que divide cu¨¢ntos hombres tocan", dice Antonio. Adem¨¢s, cuando hay una avalancha, tampoco se desplaza a todo el personal a la zona, pues podr¨ªa ser una maniobra de distracci¨®n para entrar por otra. El guardia civil a?ade que los subsaharianos tienen "una carga de adrenalina tremenda" por el miedo, lo que les hace m¨¢s r¨¢pidos.
"Puedes elevar la valla, o poner cuatro en vez de dos, llenar un foso de agua, cuantos m¨¢s medios mejor, pero no vas a poder impedirlo", opina. Y es que los inmigrantes se van adaptando a los obst¨¢culos. Antonio recuerda que al principio cortaban la valla en lugar de usar escaleras. Respecto al despliegue del Ej¨¦rcito, critica que los soldados vigilen en turnos de 24 horas. "?Para qu¨¦ me sirven si a las cuatro de la ma?ana est¨¢n exhaustos?".
Los medios materiales y las condiciones de trabajo tampoco acompa?an. Los guardias van equipados con el arma reglamentaria y, seg¨²n la zona, material antidisturbios, que normalmente consiste en un fusil Cetme preparado para disparar pelotas de goma. No hay chalecos, escudos, o cascos, y para conseguir una porra, hay que solicitarla. Adem¨¢s, los guardias vigilan solos, en turnos de ocho horas, en garitas mal acondicionadas o en el coche. Es decir, mucho fr¨ªo en invierno, mucho calor en verano, y sin posibilidades de compartir el turno charlando con un compa?ero. "No paso miedo, porque s¨¦ que normalmente no son agresivos, s¨®lo intentan pasar. Para m¨ª, lo peor es la soledad".
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