?Casualidad? ?Destino?
Estar en donde est¨¢s, comiendo lo que comes, pensando en lo que piensas, haciendo lo que haces, puede ser un destino o una casualidad. Todo depende, dicen (lo dicen sobre todo los norteamericanos, y le tienen apego a ese dicho), de estar en el momento justo en el lugar propicio. ?En d¨®nde? ?Cu¨¢ndo? ?Con qui¨¦n? Eso nadie lo sabe. Y si lo sabe alguien, nunca nos lo dir¨¢. ?Casualidad? ?Destino? Quiz¨¢s causalidad, pero de eso no hablamos ni escribimos. Casualidad, destino o elecci¨®n. ?Manda el azar o gobierna la terca voluntad? Cuentan que estaba escrito que James Dean acabar¨ªa estrell¨¢ndose en un Porsche para hacer un cad¨¢ver como los que inspiraron a Cavafis sus hermosos poemas arqueol¨®gicos, como aquel (traducido por Juan Ferrat¨¦) en el que nos hablaba de los "cuerpos hermosos de muertos que no envejecieron".
Si has nacido en alg¨²n polvoriento villorrio de Senegal o en una aldea paup¨¦rrima de Camer¨²n y est¨¢s lo suficientemente vivo y tienes el dinero necesario para ser estafado a lo largo de un viaje al final de la noche que dejar¨ªa al infame Louis-Ferdinand C¨¦line como una pensionista del Inserso, puede que acabes muerto a una edad similar a la del famos¨ªsimo actor rubio, aunque es poco probable que Cavafis (o alg¨²n imitador del poeta alejandrino) te dedique un poema memorable.
No es posible que mueras estrellado en un Porsche, pero tendr¨¢s unos cuantos boletos para que te derriben mientras tratas de asaltar la valla que separa vuestro infierno de nuestro para¨ªso. Te estrellar¨¢s en ella. Para saltar la valla de Melilla en una noche como la ya famosa de San Miguel te va a hacer falta fuerza. Eso de que es el hambre la que os da alas es un lugar com¨²n que convendr¨ªa desterrar de una vez para siempre. El hambre paraliza. El hambre es el gendarme gratuito de Occidente. Paras huir de ella, para escapar del hambre, antes hay que haber comido, al menos, un modesto bocata. Y antes hay que pagar el billete de ida. Hay que comprarse el Porsche de James Dean en forma de patera o autob¨²s para acabar colgado de un alambre, estrellado contra la valla horrible de Melilla. Si hubiera en los pa¨ªses comidos por el hambre un poco menos de hambre, es decir, un poco m¨¢s de fuerza y la correspondiente voluntad, la valla de Melilla ser¨ªa poco m¨¢s que un humilde papel contra las avalanchas de esperanza africana. Porque no son los desesperados los que saltan, sino los optimistas y los esperanzados, los que tienen a¨²n algo de fe, aunque algunos terminen con un pincho clavado en el cuello o un balazo en el h¨ªgado. ?Casualidad? ?Destino? Quiz¨¢s estaba escrito que acabar¨ªan as¨ª, "cuerpos hermosos de muertos que no envejecieron", intentando escalar el para¨ªso. El destino est¨¢ escrito, podemos entenderlo. ?Pero qui¨¦n lo redacta? ?Qu¨¦ Maragall dise?a y mu?e su estatuto? ?Qu¨¦ Cortes lo sancionan? ?Qu¨¦ bancos lo sufragan?
Si tienes 16 millones de euros sueltos, disponibles, sobrantes, y te apetece huir de este planeta que se recalienta y ver las cosas desde una nueva perspectiva, tal vez puedas hacer como Gregory Olsen, el millonario que est¨¢ viajando ahora mismo por el espacio a bordo de una nave Soyuz con destino a la Estaci¨®n Espacial Internacional. Es probable que seas, como Olsen, un saludable sexagenario. Es posible tambi¨¦n, ser¨¢ casualidad, que seas un ciudadano norteamericano. Lo cierto es que tendr¨¢s bastantes papeletas para ser un anciano norteamericano, pero nadie es perfecto. Tampoco Denis Tito (el anterior turista norteamericano del espacio) era joven y guapo como el rubio James Dean. Es el destino (o la casualidad) el que va a hacer de ti un turista espacial.
Una nave Soyuz no un Porsche. S¨®lo con estirar el cuello podr¨¢s ver el destino de los hombres, mujeres y ni?os que ah¨ª abajo se esfuerzan con u?as y dientes por cambiar de planeta. Las vistas son magn¨ªficas. Unos puntos oscuros que intentan asaltar el para¨ªso mientras en el para¨ªso un tipo gordo, sudoroso y muy listo que responde por Santiago Segura o Torrente, de manera indistinta, presenta en alg¨²n cine madrile?o (de Madrid al cielo) su ¨²ltima pel¨ªcula. Han invitado al presidente del Gobierno, pero s¨®lo han podido conseguir al jefe de la oposici¨®n (?casualidad?, ?destino?) que intenta que le vean sin ser visto. ?Ha visto la pel¨ªcula? Muy buena, responde don Mariano.
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