Deporte y dopaje
El proyecto de ley antidopaje que acaba de ser presentado al Consejo de Ministros revisa la posici¨®n de Espa?a con respecto a la enorme incidencia de las drogas en el deporte. Por primera vez se va a aplicar el C¨®digo Penal a aquellos que inciten a los deportistas al consumo de sustancias prohibidas. No s¨®lo se establecen penas de c¨¢rcel -de seis meses a dos a?os-, sino que se ha previsto una bater¨ªa de inhabilitaciones profesionales de hasta seis a?os.
El comercio mundial relacionado con el dopaje alcanz¨® un valor de 16.000 millones de d¨®lares en 2003, seg¨²n datos de Interpol. Es ingenuo pensar que esta gigantesca industria ilegal desaparezca con leyes como la espa?ola. Pero a los Gobiernos les corresponde velar por la legalidad, promover los valores ¨¦ticos y perseguir a los delincuentes instalados en el entorno del deportista.
La medida tiene una vocaci¨®n disuasoria en un mundo que ha visto florecer todo tipo de gur¨²s y consejeros alrededor de los profesionales del deporte. Desgraciadamente, se ha generado un mundo de mafias que debe ser tratado como tal. Pero esta consideraci¨®n no evita una idea b¨¢sica: por firme y eficaz que sea la persecuci¨®n del fraude, siempre tendr¨¢n que estar garantizados los derechos individuales de las personas.
El secretario de Estado, Jaime Lissavetzky, considera que Espa?a ha sido un pa¨ªs "permisivo" con el dopaje y que la nueva ley responde a una idea opuesta: la tolerancia cero. Adem¨¢s de introducir el C¨®digo Penal para castigar las actividades delictivas, se anuncia la creaci¨®n de la Agencia Espa?ola Antidopaje, dependiente del Consejo Superior de Deportes, y colocada como eje central en el control y la investigaci¨®n de ese submundo. Sus funciones, sin embargo, pueden chocar con el papel preponderante de las federaciones, cuyos comit¨¦s disciplinarios dictar¨¢n las sanciones.
Son numerosas las voces que consideran inapropiado el v¨ªnculo org¨¢nico entre las agencias antidopaje y los Gobiernos. Creen que no es posible luchar eficazmente contra la droga y a la vez buscar el ¨¦xito a trav¨¦s del m¨¢ximo n¨²mero de medallas. Es una visi¨®n seguramente realista, pero de un pesimismo abrumador. A este Gobierno le corresponde demostrar que puede resolver la ecuaci¨®n que algunos consideran imposible: el ¨¦xito del deporte en un pa¨ªs de tolerancia cero con el dopaje.
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