Mujeres en forma
?sta es la historia de un grupo de mujeres mayores que un d¨ªa decidieron que la vida era algo m¨¢s que estar en casa trabajando, cuidando de los nietos o matando las horas libres delante del televisor. Dieron el gran salto y ahora estudian, leen a los cl¨¢sicos, van a los museos, est¨¢n al d¨ªa de la cartelera teatral, van de colonias y organizan toda clase de actividades. Aqu¨ª no hay cabida para la depresi¨®n. Su vida ha dado un giro de 180 grados: se sienten en forma tanto f¨ªsica como mentalmente y eso se nota s¨®lo con verlas. Se llaman, precisamente, Dones en Forma, y se re¨²nen en el centro c¨ªvico Torre Llobeta, en el distrito de Nou Barris.
El grupo empez¨® con seis mujeres que en el a?o 1993 quisieron cambiar sus vidas. Ahora son casi cien. Su coordinadora es Celia Ju¨¢rez, una uruguayana que habla un catal¨¢n m¨¢s que perfecto, mucho mejor que la mayor¨ªa de los que hemos nacido aqu¨ª. Celia, igual que las otras mujeres, decidi¨® un buen d¨ªa que quer¨ªa reservarse al menos una tarde para ella. Mucho m¨¢s joven que el resto del grupo, casada y madre de familia, ten¨ªa la asignatura pendiente de estudiar. Empez¨® colaborando con Dones en Forma y se dio cuenta de lo mucho que pod¨ªa aprender. "Qued¨¦ fascinada por esa sabidur¨ªa que les ha dado la vida. Admiro much¨ªsimo c¨®mo viven la vejez", comenta emocionada. Ellas la empujaron a matricularse y ahora acaba Educaci¨®n Social y trabaja en el centro.
Dones en Forma es un grupo nacido en el centro c¨ªvico de Torre Llobeta que despliega una desbordante actividad social y cultural
Torre Llobeta es una espl¨¦ndida mas¨ªa se?orial del siglo XV que ha quedado rodeada de edificios. Parte de las actividades que se ofrecen est¨¢n relacionadas con Dones en Forma. All¨ª se re¨²nen cada jueves, pero el programa abarca mucho m¨¢s porque la mayor¨ªa de ellas est¨¢ en un subgrupo que tiene sus actividades propias: teatro, tertulias literarias, grupos de debate, voluntariado, publicaci¨®n de la revista La Veu de Torrellobeta, que ya va por el n¨²mero 34... Todas colaboran en la dinamizaci¨®n del centro: se organizan videoforos, seminarios, salidas a museos y a visitar otras ciudades, y son las encargadas de organizar el calendario festivo: carnaval, Navidad, la castanyada... "?Y los hombres?", pregunto yo intuyendo la respuesta. Pues los hombres son s¨®lo espectadores, aunque quedan estupefactos cuando ven a su mujer de 80 a?os ense?ando un cacho de pierna embutida en una malla en un playback que organizaron hace unos meses. "Los hombres asisten a los videof¨®rums, pero cuando llega el momento del f¨®rum se van", afirma Celia. "Cuando ven tantas mujeres juntas se espantan".
Hace poco, en uno de los talleres de lectura, leyeron el Quijote y lo comentaron entre todas, y adem¨¢s hubo una lectura en Torre Llobeta. Y ya se han zampado La Celestina, Solitud, una novela de Simone de Beauvoir... "Aqu¨ª se han construido un espacio propio. Y es la primera vez que lo consiguen", comenta Celia. "En Torre Llobeta tienen el espacio y el tiempo para hacer lo que ellas quieren".
Ahora parte del grupo est¨¢ enfrascado en preparar un marat¨®n de teatro que se celebrar¨¢ este s¨¢bado y al que est¨¢n invitados otros grupos de mujeres. Las de Torre Llobeta repetir¨¢n m¨¢s o menos el programa que presentaron en el centro por Navidad, que tuvo un ¨¦xito sin precedentes. Las veo ensayando, pas¨¢ndoselo en grande encima del escenario, como si lo hubieran hecho toda la vida. Maria, Merche y Mary, vestidas de payaso, emulan a El Tricicle en su parodia de Julio Iglesias. Montse, sentada en un div¨¢n, se convierte en Sara Montiel y a ritmo del Fumando espero se le pasea por delante Elena, convertida en los tres esposos de la cantante que el p¨²blico reconoce porque lleva escritos sus nombres en la espalda. Y todas salen al final en plan cabaretero, luciendo sus cuerpos serranos sin ning¨²n reparo. Mientras, Conchita, Flor, Llu?sa, Merc¨¨ y Maruja estudian el vestuario, que ellas mismas cosen y planchan. Conchita les ense?a una camisa azul brillante con unas estrellas plateadas en el pecho. "Creo que les puede ir bien, ?no crees?", le dice a Celia, que contempla la camisa encantada. Mientras, las artistas se colocan en el escenario para su ¨²ltimo pase.
"Hay d¨ªas que no estamos tan en forma", comenta Montse riendo, pero creo que se le olvida el dolor de espalda justo en el momento en que suenan los primeros acordes. Maruja me cuenta que tiene que cuidar a dos nietas como si fueran sus hijas. "Todas tenemos cosas, pero el punto de escape es Torre Llobeta". "El jueves es sagrado y todos los de casa lo saben", dice otra. Si no hay ninguna actividad se re¨²nen alrededor de un caf¨¦ y charlan. Ahora preparan un libro, Hist¨°ria d'una il.lusi¨®, que recoge sus experiencias en el grupo. Tambi¨¦n han publicado un libro de cocina con las recetas de un concurso que se organiz¨®. Han hablado en la Universidad y han participado en proyectos europeos donde han contado la transformaci¨®n de sus vidas desde que descubrieron Torre Llobeta.
Esto es una maravilla. Algo que tambi¨¦n practican las m¨¢s de 250 asociaciones de mujeres que existen en Barcelona: Las Chicas de Oro, Procultura Amas de Casa, Dones en la Moguda dels 40 o M¨¦s... Muchos m¨¦dicos deber¨ªan conocer estos centros y recetarlos a sus pacientes en estado depresivo o de angustia. Torre Llobeta y todos estos centros son el medicamento infalible que cura, sin dolores de barriga ni diarreas, la soledad del que no quiere estar solo.
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