Graciosos de banquete

La comedia del a?o en Estados Unidos tambi¨¦n es una decepci¨®n, de modo que parece evidente que, con dos de las pel¨ªculas de la temporada (esta De boda en boda, que ha recaudado m¨¢s de 200 millones de d¨®lares, y, naturalmente, Torrente 3: El protector), el p¨²blico y la cr¨ªtica se topan de bruces. Un desencuentro en el que coinciden algunas de sus motivaciones.

Como en el tercer Torrente, el punto de partida de De boda en boda es original, ocurrente y tiene amplias posibilidades: un par de gamberros con la treintena bien cumplida permanecen anclados en una mente de juerguista adolescente, por lo que dedican sus ilusiones existenciales a colarse en sucesivas celebraciones matrimoniales para aprovecharse de las solteras casaderas y de su esp¨ªritu rom¨¢ntico. Sin embargo, la gracia inicial dura apenas media hora, porque despu¨¦s la pel¨ªcula se convierte en una edici¨®n m¨¢s de la sobredosis de madres y padres de la novia que vivimos en la cartelera.

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La idea de cada una de las situaciones vividas por los protagonistas siempre est¨¢ muy por encima de los di¨¢logos, que no pasan de lo previsible y de lo reiterativo (?cu¨¢ntos partidos familiares de f¨²tbol americano hemos visto en las comedias de los ¨²ltimos a?os?) y, adem¨¢s, cuando David Dobkin decide ponerse rom¨¢ntico roza la ?o?ez, a pesar de la calmada interpretaci¨®n de Wilson y de la sincera sonrisa de Rachel McAdams.

Por otro lado, sin llegar al abuso de Santiago Segura, en las comedias de Owen Wilson y compa?¨ªa siempre hay sitio para que alg¨²n amiguete (sin que aparezca su nombre en los cr¨¦ditos iniciales) tenga alguna secuencia en la que dar rienda suelta a su comicidad.

En De boda en boda es Will Ferrell el que figura como invitado de honor, que aprovecha para ofrecer una de esas pat¨¦ticas sobreactuaciones que s¨®lo entienden sus fan¨¢ticos. Ciertos medios americanos llevan a?os vendi¨¦ndonos a Wilson, Ferrell, Vince Vaughn y Ben Stiller como una especie de mezcla entre el rat pack de Frank Sinatra y el d¨²o que formaron Walter Matthau y Jack Lemmon, pero de momento a lo m¨¢ximo que han llegado es a recordarnos a Chevy Chase, Gene Wilder y Richard Pryor.