"La FIFA debe pagar a los clubes"

Los grandes clubes de f¨²tbol europeos, agrupados en el G-14 -entre ellos, el Madrid, el Barcelona y el Valencia-, aspiran a participar de los ingentes beneficios econ¨®micos que proporcionan la Copa del Mundo y otros grandes torneos de selecciones nacionales. No ser¨¢ a partir de la que se disputar¨¢ el pr¨®ximo verano en Alemania, pero es algo que llegar¨¢ a producirse, seg¨²n Thomas Kurth, secretario general del G-14: "S¨ª, es absolutamente leg¨ªtimo. Los ingresos se los llevan las federaciones nacionales y no se ofrece ning¨²n beneficio a los clubes que han prestado los jugadores. Una parte razonable tiene que volver a los clubes que lo hacen todo posible".

Es una nueva disputa que se sumar¨¢ al enfrentamiento que los grandes clubes y la FIFA libran ahora en los tribunales en una reedici¨®n de lo que hace diez a?os fue el caso Bosman, que liber¨® a los jugadores de ataduras medievales. En 2005 el choque se produce por el desentendimiento de la federaci¨®n internacional con la suerte de los jugadores convocados, siguiendo sus ¨®rdenes, para participar con sus selecciones nacionales en los diversos torneos que ella organiza.

Dupont, abogado de Bosman y ahora del G-14, afronta otro caso crucial para el f¨²tbol

La FIFA se defiende ante los tribunales de las indemnizaciones que le exige el Charleroi, belga, uno de cuyos jugadores se lesion¨® en un partido internacional de Marruecos, lo que le mantuvo en el dique seco m¨¢s de medio a?o.

"El caso Bosman dej¨® claro que el futbolista es un trabajador como otro cualquiera y sometido a las reglas del derecho laboral", comenta Jean-Louis Dupont, abogado de aquel asunto y ahora personado, en nombre del G-14, en el del Charleroi; "lo que entonces no qued¨® claro es la relaci¨®n piramidal de los clubes con las federaciones".

Es la primera cuesti¨®n que quiere zanjar la sociedad que agrupa a los 18 clubes m¨¢s laureados y econ¨®micamente potentes de Europa.

El caso Bosman, que abri¨® la puerta a la migraci¨®n trasnacional y transcontinental de los jugadores, abon¨® el campo a nuevos conflictos. "Antes, la mayor¨ªa de los jugadores de las selecciones estaban en clubes del mismo pa¨ªs y esos clubes eran m¨¢s comprensivos con los intereses de los equipos nacionales, adem¨¢s de sufrir la correspondiente presi¨®n pol¨ªtica", advierte Kurth.

Hoy ya no es as¨ª -Reina y Luis Garc¨ªa, del Liverpool, y Reyes, del Arsenal, figuran, por ejemplo, en la selecci¨®n espa?ola que se medir¨¢ ma?ana a la belga- y la FIFA act¨²a, a juicio de los clubes, como un se?or feudal, imponiendo calendarios apenas soportables y cambiando normas en detrimento de equipos en los que militan jugadores de m¨²ltiples nacionalidades y retribuciones de f¨¢bula.

El suizo Josep Blatter, presidente de la federaci¨®n internacional, indic¨® el mes pasado que las pretensiones del Charleroi y del G-14 de que el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea vea el caso del modesto club belga equivale a que los 25 pa¨ªses que la forman hagan la ley para los 200 miembros de la FIFA. "En la UE, las leyes europeas se aplican a 25 pa¨ªses y hay que actuar en consecuencia", apunta Kurth.

El G-14 piensa llegar hasta el final. "Lo que queremos es que desaparezca un reglamento que es contrario a la ley y a los intereses de los clubes, bien mediante sentencia judicial o por iniciativa de la FIFA", indica el secretario general del grupo de clubes de ¨¦lite. Le secunda Dupont: "Si la FIFA se apropia de un servicio sobre el que tengo el dominio jur¨ªdico leg¨ªtimo, tengo que ser compensado".

Los jugadores pertenecen a los clubes y con ellos monta la FIFA torneos que mueven miles de millones. S¨®lo en derechos de televisi¨®n y publicidad, la federaci¨®n de Blatter tiene previsto ingresar unos 2.500 millones de francos suizos (unos 1.600 millones de euros) el pr¨®ximo verano en Alemania.

"La federaci¨®n organiza espect¨¢culos que producen grandes beneficios y deseamos que una parte proporcional y justa vuelva a los clubes", adelanta Kurth; "es absolutamente leg¨ªtimo. Los ingresos se los llevan las federaciones y los utilizan como quieren. No se ofrece ning¨²n beneficio a los clubes que han prestado los jugadores durante siete u ocho semanas con el riesgo de que vuelvan lesionados. Una parte razonable tiene que volver a los clubes que lo hacen todo posible".