B¨¢rbaros a la primera oportunidad
"Igual que una persona que siempre est¨¦ hablando de su decencia es de la que podemos esperar, en algunas ocasiones, la m¨¢s fr¨ªa y despreocupada crueldad, as¨ª cuando un grupo social se considera a s¨ª mismo portador de la civilizaci¨®n podemos estar seguros de que traicionar¨¢ esa creencia comport¨¢ndose como un b¨¢rbaro a la primera oportunidad". Esto lo escribi¨® Simone Weil, una fil¨®sofa francesa, en los a?os 40 pero, desgraciadamente, est¨¢ de plena actualidad. A la primera oportunidad, los espa?oles nos estamos comportando como unos b¨¢rbaros. ?C¨®mo es posible que se pongan en marcha, con aparente satisfacci¨®n de todo el mundo, unas "medidas excepcionales de repatriaci¨®n" que significan, en la pr¨¢ctica, abandonar a centenares de personas a su suerte en zonas des¨¦rticas entre Marruecos y Argelia? ?D¨®nde est¨¢ la repatriaci¨®n? ?A qu¨¦ patria se les devuelve? ?C¨®mo es posible que no se encuentre una soluci¨®n menos b¨¢rbara y cruel?
No es aceptable que a la primera ocasi¨®n nuestras autoridades pierdan los nervios y que todos reaccionemos como salvajes. La calma de la que hacemos gala para otras cosas puede aplicarse tambi¨¦n a esta crisis. Un poco de tranquilidad y de sentido com¨²n. Jam¨¢s hubi¨¦ramos pensado hacer lo que vamos a hacer si esas personas no fueran negros, pobres y estuvieran desasistidos de todo tipo de apoyo, ayuda o consejo. Hagamos como si fueran blancos: pactemos una salida menos brutal de esta crisis. Seguro que la hay. Esas personas est¨¢n en territorio espa?ol y tienen unos derechos que no se pueden avasallar. Una cosa es que ellos no puedan entrar empujando la valla de la frontera y otra que se les pueda echar de otro violento empuj¨®n.
Los subsaharianos que han asaltado las verjas de Ceuta y Melilla no tienen la menor intenci¨®n de quedarse en esos dos enclaves norteafricanos, y en ning¨²n caso ponen en entredicho ni en peligro su condici¨®n de ciudades espa?olas. Lo que pretenden es que se les traslade cuanto antes a la Pen¨ªnsula para intentar rehacer su vida en Espa?a o en otros lugares de Europa. As¨ª que no tienen sentido las manifestaciones de espa?olidad o las sospechas sobre segundas intenciones de Marruecos. Si su prop¨®sito hubiera sido demostrar la fragilidad de las dos ciudades, el resultado no hubiera podido ser m¨¢s contraproducente: ha justificado que Espa?a levante un tercer muro, que env¨ªe al Ej¨¦rcito a patrullar la frontera y que ampl¨ªe los medios de protecci¨®n de las dos ciudades. Todo ello, sin que Rabat pudiera expresar la menor protesta.
La realidad es que, por su proximidad a Europa, Marruecos atrae a miles de personas de toda ?frica, dispuestas a probar fortuna en el Primer Mundo. Es cierto que Rabat no ha desarrollado todav¨ªa una pol¨ªtica de visados, pero recordemos que la Uni¨®n Europea se pas¨® a?os pidiendo, sin ¨¦xito, a Espa?a que cerrara sus fronteras a los latinoamericanos. Probablemente, Marruecos termine haciendo lo mismo, no para protegernos a nosotros, sino para impedir que sus propias ciudades se llenen de transe¨²ntes en paro. Mientras tanto, busquemos soluciones para crisis como las de Ceuta y Melilla sin convertirnos todos, marroqu¨ªes y espa?oles, en unos aut¨¦nticos b¨¢rbaros.
PS. Hay, sin duda, unas cosas m¨¢s importantes que otras. Pero algunas que pueden parecer tonter¨ªas, no lo son. No lo es el racismo, el antisemitismo o el machismo. La intervenci¨®n de Amando de Miguel preguntando a la directora general de la Mujer, Patricia Flores, si ten¨ªa cl¨ªtoris es una demostraci¨®n de rancio machismo, groser¨ªa y mala educaci¨®n. Lo irritante es que contin¨²e siendo miembro del CES de la Comunidad de Madrid y que sus colegas (salvo los nombrados por UGT y CC OO) no le hayan pedido que se disculpe. ?No tienen nada que decir Francisco Cabrillo, Miguel ?ngel Belloso, Pedro Schwartz, Carlos Rodr¨ªguez Braun, Luis de Guindos, Fernando Becker o Elena Pisonero? Han pasado 17 d¨ªas, tiempo m¨¢s que suficiente para que Esperanza Aguirre tomara una decisi¨®n. No se trata de una cuesti¨®n de ideolog¨ªa. Se puede ser muy de derechas sin colocar la inteligencia a la altura del prepucio. Aguirre siempre ha sabido que hay cosas que no se pueden dejar pasar porque son un precedente que despu¨¦s soportamos todas las mujeres. Ser¨ªa una l¨¢stima que, a estas alturas de su reconocida trayectoria, hubiera cambiado de opini¨®n y ya no supiera distinguir cuando le faltan al respeto. solg@elpais.es
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