La luz realista de Caravaggio ilumina el MNAC de Barcelona
La exposici¨®n re¨²ne 12 obras del maestro y otras 70 que ilustran su influencia en Europa
Las luces y sombras en fuerte contraste de Michelangelo Merisi -m¨¢s conocido como Caravaggio (Caravaggio o Mil¨¢n, 1571-Porto Ercole, 1610)- y su sorprendente capacidad para irrumpir en las escenas que representa con una pintura rompedora y violenta, que tanto influy¨® en los mejores artistas europeos del siglo XVII, resplandecen en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a hasta el 15 de enero. La exposici¨®n Caravaggio y la pintura realista europea ha sido comisariada por Jos¨¦ Milicua.
El comisario de la muestra lamenta que la catedral de Toledo no haya cedido su obra
El profesor mira fijamente San Francisco en meditaci¨®n (entre 1604 y 1606), uno de los ¨®leos de la muestra, llegado de la Pinacoteca de Cremona, y apunta al enorme peso del rezo que se abate sobre la figura. "El ment¨®n apoyado en el reverso de la mano es muy caravaggiesco. F¨ªjese en los elementos del fondo [apenas visibles entre la penumbra]: un ¨¢rbol amenazante, con la boca abierta como si saliera de un c¨®mic, y una roca poco tranquilizadora. Nada que ver con la iconograf¨ªa de una naturaleza serena tradicionalmente asociada a San Francisco".
De la pared de enfrente cuelga El martirio de Santa ?rsula, el ¨²ltimo cuadro que seg¨²n los estudiosos pint¨® Caravaggio tres meses antes de morir, a los 39 a?os. Como el anterior, se trata de un lienzo dif¨ªcil de ver, pues pertenece a un banco de N¨¢poles. Observa Jos¨¦ Milicua: "Cost¨® mucho atribuir a Caravaggio este ¨®leo, que pertenece a la colecci¨®n de Marcantonio Doria, familiar del navegante genov¨¦s. La figura que aparece detr¨¢s de la santa es un autorretrato del artista. Est¨¢ con la boca abierta por la sorpresa que le causa la flecha disparada por el s¨¢trapa contra el pecho de ?rsula".
No es el ¨²nico caso en que el artista se retrata a s¨ª mismo. En Salom¨¦ con la cabeza del Bautista (1606-08), perteneciente al Patrimonio Nacional, la efigie de san Juan en la bandeja corresponde a sus rasgos. Caravaggio, que de la Lombard¨ªa salt¨® a Roma en 1595, tuvo muchos problemas con la justicia por llevar espad¨ªn sin autorizaci¨®n y por sus frecuentes peleas. En una de ellas mat¨® a Ranuccio Tomassoni y fue condenado a muerte por decapitaci¨®n, aunque logr¨® huir, primero a N¨¢poles y m¨¢s tarde a Malta, de cuya orden caballeresca form¨® parte hasta que fue expulsado por nuevos enfrentamientos. La violencia de su pintura no es inventada.
Los 12 lienzos del artista reunidos en el MNAC no son f¨¢ciles de ver juntos. Eduard Carbonell, director saliente del museo, destac¨® la extraordinaria colaboraci¨®n del Museo del Prado y del de Capodimonte de N¨¢poles para conseguirlos. Milicua abund¨® en el esfuerzo realizado, y no obvi¨® flechazos contra inabordables coleccionistas americanos o los responsables de la catedral de Toledo que -"tan patriotas como se creen", dijo-, se negaron a ceder su San Juan Bautista de primera ¨¦poca.
La exposici¨®n incluye un cuidado recorrido por las influencias del caravaggismo, sin duda uno de los m¨¢s formidables ismos de la historia del arte, distribuido en nueve ¨¢mbitos. El primero de ellos es Roma, donde destacan obras de Orazio Gentileschi y su hija Artemisia, con su Judith y Holofernes, tan celebrado por el movimiento feminista, que lo ha interpretado como una vendetta de arte por la violaci¨®n que sufriera la artista. Siguen N¨¢poles, con varias obras de Caracciolo, y "otros escenarios italianos", entre los que destaca un nuevo Martirio de Santa ?rsula, ¨¦ste de Bernardo Strozzi. Hay un espacio dedicado a naturalezas muertas y a continuaci¨®n una sala consagrada monogr¨¢ficamente a Jos¨¦ de Ribera, un valenciano en N¨¢poles que hered¨® los claroscuros del maestro. No pod¨ªan faltar Vel¨¢zquez (Adoraci¨®n de los Magos y La venerable madre Jer¨®nima de la Fuente, entre ellos) y Zurbar¨¢n. El recorrido prosigue por una peque?a muestra de pintura valenciana y castellana del XVII y concluye con algunas influencias de Caravaggio en Europa. En este apartado se encuentra una peque?a exquisitez: San Jer¨®nimo leyendo una carta, de Georges de La Tour, que se muestra por primera vez al p¨²blico. Este cuadro colgaba hasta hace poco de una pared del Instituto Cervantes de Madrid hasta que Jos¨¦ Milicua estableci¨® su autor¨ªa. Hoy forma parte de la colecci¨®n del Prado. El cat¨¢logo de la exposici¨®n es obra de aut¨¦nticos especialistas. "Las exposiciones pasan, los cat¨¢logos quedan", comenta lac¨®nico Milicua. (M¨¢s informaci¨®n en www.mnac.es).
Babelia
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