Al rescate del mar de Aral
Arag¨®n, Navarra y el Pa¨ªs Vasco. En conjunto, 65.000 kil¨®metros cuadrados aproximadamente. ?sa era m¨¢s o menos la extensi¨®n del mar de Aral cuando, hace 40 a?os, los planificadores sovi¨¦ticos pusieron en marcha una ambiciosa pol¨ªtica de ampliaci¨®n del ¨¢rea de riego en la cuenca hidrogr¨¢fica del lago centroasi¨¢tico, que comparten dos pa¨ªses, Kazajist¨¢n y Uzbekist¨¢n. Su objetivo era aumentar la producci¨®n de algod¨®n, y el medio para conseguirlo fue desviar el agua de los dos grandes r¨ªos que vierten al Aral. Hoy, la superficie del lago -por entonces, el cuarto m¨¢s grande del planeta- es un 25% de lo que era en 1960, y su volumen, el 10%. Peces casi no hay, debido a la elevada concentraci¨®n de sal en sus aguas, que se evaporan y no se renuevan. Pero, por primera vez desde el arranque del terrible desastre ecol¨®gico, econ¨®mico y sanitario, es posible creer que volver¨¢n a poblarlo, gracias a un proyecto cofinanciado por el Banco Mundial.
El proyecto supone una inversi¨®n de 72 millones de euros, financiados al 80% por el Banco Mundial y al 20% por el Gobierno de Kazajist¨¢n
El lago era el cuarto m¨¢s grande del planeta. Hoy su extensi¨®n es el 25% de lo que fue hace 40 a?os y su volumen, el 10%. Casi no hay peces, por la salinidad
La mala calidad del agua que se bebe y los residuos t¨®xicos de los pesticidas han convertido la regi¨®n en insalubre. El 90% de las mujeres sufre de anemia
En los ¨²ltimos 20 a?os se han extra¨ªdo de los r¨ªos que vierten al Aral 115.000 hect¨®metros c¨²bicos de agua al a?o, lo que equivale a 115 trasvases del Ebro
El proyecto Mar de Aral y control del r¨ªo Sir Dari¨¢ fase-I -que supone una inversi¨®n de 72 millones de euros, garantizados al 80% por el Banco Mundial y al 20% por el Gobierno de Kazajist¨¢n- fue aprobado en junio de 2001 y, tras varios a?os de obras, est¨¢ viendo ultimadas ahora sus principales instalaciones.
"Se trata de un proyecto complejo que prev¨¦ varias intervenciones", explica en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Nueva York Masood Ahmad, el l¨ªder del equipo del Banco Mundial que lleva el plan Aral, "pero se puede resumir con dos ideas clave. La primera es poner el r¨ªo Sir Dari¨¢, uno de los dos principales que aportan al Aral, en condiciones de perder menos agua durante su recorrido por salidas incontroladas, debidas fundamentalmente a malecones insuficientes o a cuellos de botella. En la cuenca del r¨ªo hay inundaciones peri¨®dicas durante las estaciones h¨²medas. Controlar y regular el flujo permitir¨¢ sacar m¨¢s agua adelante, sin tener que recortar el riego".
En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se han sacado de los r¨ªos que vierten al Aral (fundamentalmente el Sir Dari¨¢ y el Amu Dari¨¢) 115.000 hect¨®metros c¨²bicos de agua cada a?o, lo que corresponder¨ªa a unos 115 del proyectado (y anulado) trasvase del Ebro. La superficie regada con esa agua, unos 80.000 kil¨®metros cuadrados, equivale a la de Castilla-La Mancha entera. Y el agua que queda para el Aral supone apenas un 10% de la extra¨ªda. Durante los meses secos, pr¨¢cticamente no llega ni una gota al lago.
En ese escenario catastr¨®fico, la p¨¦rdida de agua por inundaciones es un absurdo que habr¨ªa que evitar incluso antes de recortar el suministro de agua a los regantes, una tarea muy dif¨ªcil de aplicar desde el punto de vista pol¨ªtico y social. Unos 22 millones de personas de cinco pa¨ªses de la antigua URSS (Kazajist¨¢n y Uzbekist¨¢n, en cuyo territorio est¨¢ el mar de Aral, y Kirguizist¨¢n, Turkmenist¨¢n y Tayikist¨¢n, por los que pasan los r¨ªos) dependen directa o indirectamente del cultivo en regad¨ªo, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO).
"La idea de mejorar el flujo en el Sir Dari¨¢ debe complementarse con el segundo eje del proyecto, la construcci¨®n de un dique de 13 kil¨®metros entre las partes norte y sur en las que ha quedado dividido el lago por la bajada del nivel del agua", prosigue Ahmad. "Eso permitir¨¢ almacenar agua en la parte norte, donde afluye el Sir Dari¨¢, y bajar all¨ª el grado de salinidad, recuperando la vida animal y vegetal".
Eso podr¨ªa afectar a la parte sur del lago y aumentar el ritmo de desertificaci¨®n. "Por ello est¨¢ previsto que el dique suelte con regularidad agua en una cantidad equivalente a la media de los ¨²ltimos a?os. Y cuando el volumen del norte se haya incrementado de forma apreciable, podremos aumentar esa cantidad", puntualiza Ahmad.
Ese futuro reparto de agua es un potencial problema, ya que la parte norte del Aral est¨¢ toda en Kazajist¨¢n, mientras que la sur, en buena parte, se sit¨²a en Uzbekist¨¢n.
La sal, que vac¨ªa de vida las aguas que se encogen, que quema las tierras que emergen y enferma a quienes la beben disuelta en el agua te¨®ricamente potable, es el terrible denominador com¨²n del desastre ecol¨®gico.
"Ya a finales de 2005, el dique podr¨¢ empezar a almacenar agua", asegura Ahmad, y en 2007, todas las obras del proyecto estar¨¢n acabadas. Se prev¨¦ que la salinidad del lago baje desde los 23 gramos por litro actuales a 10, que su nivel suba dos metros ya en los primeros a?os y que vuelvan los peces que tuvieron que huir r¨ªo arriba para sobrevivir a la salinizaci¨®n del Aral. Ahmad destaca c¨®mo "durante d¨¦cadas s¨®lo hubo estudios, mientras que ahora, por fin, hay una acci¨®n que puede invertir la tendencia. Las primeras instalaciones acabadas est¨¢n dando resultados esperanzadores".
El proyecto kazajo
Adem¨¢s de ejercer un efecto de impulso sobre el agua de los r¨ªos, el proyecto parece estar estimulando tambi¨¦n las intenciones de los Gobiernos locales. El de Kazajist¨¢n, adem¨¢s de la contribuci¨®n al proyecto cofinanciado por el Banco Mundial, se est¨¢ planteando ir m¨¢s all¨¢ y, con una inversi¨®n de 100 millones de euros, elevar ulteriormente el dique y permitir as¨ª una subida adicional del nivel de la zona norte del Aral.
Kazajist¨¢n, con una superficie equivalente a cinco veces la espa?ola y s¨®lo 15 millones de habitantes, tiene una renta per c¨¢pita de unos 2.000 euros al a?o, seg¨²n datos del Banco Mundial, pero est¨¢ experimentando un crecimiento espectacular gracias a las exportaciones de petr¨®leo. Actualmente, el pa¨ªs asi¨¢tico vende un mill¨®n de barriles al d¨ªa, y en 2004, su producto interior bruto creci¨® un 9%. El actual precio del barril justifica previsiones optimistas y permite presupuestos expansivos. Seg¨²n las autoridades kazajas, el proyecto podr¨ªa ponerse en ejecuci¨®n en 2007, una vez concluido el del Banco Mundial.
"El plan est¨¢ todav¨ªa en fase de estudio y de evaluaci¨®n", advierte Ahmad. Sin embargo, a pesar de la mayor o menor validez del plan kazajo, es fundamental que las actuales intervenciones ejerzan un efecto de arrastre.
"Las proporciones del desastre ecol¨®gico en la zona son ya de tal magnitud que, sin acciones de sustancial eficacia, en 2010 se alcanzar¨¢ el punto de no retorno", comenta Nick Nuttall, portavoz del Programa Medioambiental de las Naciones Unidas, desde su sede en Nairobi. El trabajo del equipo de Ahmad es un primer paso esperanzador, pero necesita una continuidad.
La cat¨¢strofe ecol¨®gica a la que esos proyectos intentan poner remedio es de proporciones enormes porque no tiene s¨®lo una dimensi¨®n ecol¨®gico-econ¨®mica, sino tambi¨¦n sanitaria, como advierte la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
La reducci¨®n del mar de Aral ha causado una desertificaci¨®n de la zona que ha dejado en la superficie mucha sal y los residuos de miles y miles de toneladas de fertilizantes y pesticidas qu¨ªmicos utilizados en los cultivos. Las tempestades de viento que azotan hasta 90 d¨ªas al a?o la regi¨®n llevan en el aire los componentes t¨®xicos a distancias de hasta 300 kil¨®metros.
La p¨¦sima calidad del agua potable, tambi¨¦n contaminada con pesticidas, sal, zinc y otros metales, ha empeorado sensiblemente las condiciones sanitarias de los habitantes de la regi¨®n. Un estudio publicado en 2002 por la OMS demuestra los efectos desastrosos del h¨¢bitat insalubre, especialmente sobre ni?os y mujeres. El 90% de ¨¦stas sufre de anemia; el 23% tiene patolog¨ªas de tiroides, y el 90%, complicaciones durante el embarazo. El 15% sufre abortos naturales. Tambi¨¦n padece anemia el 86% de los ni?os.
Abandono de las tierras
La sal es el denominador com¨²n del desastre. No s¨®lo recubre la superficie del Aral de la que se ha retirado el agua, sino que amenaza a millones de hect¨¢reas de campos cultivados alrededor de los r¨ªos Sir Dari¨¢ y Amu Dari¨¢.
"Unas 600.000 hect¨¢reas (el 7% del total) ya han sido abandonadas por excesiva salinidad del suelo", se?ala Giovanni Mu?oz, un experto de la materia del Servicio de Aprovechamiento de Aguas (FAO). "El problema surge porque los sistemas de riego y drenaje no son modernos y eficientes. En la zona, la tierra es regada con demasiada agua. S¨®lo el 60% de las parcelas tiene un sistema de drenaje, y en la mitad de los casos, cuando lo hay, o funciona mal o no funciona, porque nadie se puede permitir los costes de mantenimiento. Eso hace que la tierra se empape en exceso. El agua regada penetra y se estanca mezcl¨¢ndose con la fre¨¢tica, que suele estar a muchos metros bajo tierra. El nivel sube y sube, hasta llegar cerca de la superficie, llevando consigo la sal. En las zonas ¨¢ridas, como la regi¨®n alrededor del Aral, el agua fre¨¢tica es muy salada", explica.
Aunque parezca absurdo, el problema en este caso es debido al exceso de agua. Si se considera que, seg¨²n datos de la FAO, de toda el agua extra¨ªda de los afluentes del Aral, s¨®lo el 35% o el 40% llega efectivamente a los campos, lo absurdo se convierte en sorprendente. "Ese porcentaje es una cifra normal en casos de sistemas de regad¨ªo que no est¨¦n tecnol¨®gicamente a la vanguardia", apunta Mu?oz. "El 70% de los canales est¨¢n sencillamente excavados en la tierra, sin ning¨²n tipo de revestimiento. En los a?os ochenta se empezaron a implantar sistemas de regad¨ªo por aspersi¨®n, pero la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica empuj¨® todo para atr¨¢s. No hab¨ªa dinero. Bombear agua para el riego por aspersi¨®n cuesta m¨¢s que encharcar el suelo. Hoy, la media de inversi¨®n de los Estados del ¨¢rea en el mantenimiento de las estructuras es de un d¨®lar por hect¨¢rea. Para poner en condiciones el sistema har¨ªan falta inversiones de entre 100 y 300 d¨®lares por hect¨¢rea", se?ala.
"Incluso reformando profundamente las estructuras no es realista pensar que se pueda recuperar las dimensiones que un d¨ªa tuvo el Aral", subraya Mu?oz. "Hay que trabajar con tenacidad para conseguir poco a poco peque?as mejoras. Hay que ser conscientes de que se trata de un trabajo de d¨¦cadas".
La FAO est¨¢ colaborando, por su parte, en las regiones afectadas con unos talleres que pretenden ense?ar a la poblaci¨®n local t¨¦cnicas de riego, cultivo y drenaje m¨¢s modernas de las que utilizan all¨ª.
Por si no fuera suficiente la carga de problemas ecol¨®gicos acumulados en la zona, a todo eso se a?ade la presencia en medio del mar de Aral de un antiguo centro de experimentaci¨®n biol¨®gica. En los tiempos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el centro estaba situado en una isla en el medio del lago, la Vozrozdeniya. Ahora la isla ya no es isla, y el peligroso material all¨ª depositado es accesible f¨¢cilmente v¨ªa tierra.
El informe del Banco Mundial se?ala que "los Gobiernos de Estados Unidos y de Uzbekist¨¢n est¨¢n trabajando conjuntamente para eliminar cualquier amenaza de potencial proliferaci¨®n del material custodiado en las instalaciones. El proyecto conjunto ser¨¢ completado en un futuro pr¨®ximo".
Mientras tanto, all¨ª siguen el centro de experimentaci¨®n, la antigua isla, la tierra desertificada, las aguas llenas de sal, las que fueron ciudades portuarias que ahora est¨¢n a 70 kil¨®metros del charco m¨¢s cercano y los residuos de pesticidas. Y en medio de este desastre ecol¨®gico queda abierta una desafiante pregunta: ?es capaz el ser humano de restaurar la naturaleza que destruye?
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