El pecado original
Este interesante libro, editado por Barry Eichengreen y Ricardo Hausmann, dos reputados expertos en econom¨ªa internacional, plantea una pregunta fundamental para los pa¨ªses en desarrollo: ?Por qu¨¦ los pa¨ªses en desarrollo y la gran mayor¨ªa de los emergentes no pueden emitir deuda en los mercados internacionales en su propia moneda y tienen que hacerlo siempre en d¨®lares o en euros, yenes y libras? A esta evidencia emp¨ªrica, de la que s¨®lo un grupo reducido de pa¨ªses ha podido escapar (entre ellos Espa?a en su d¨ªa) los autores la denominan "el pecado original".
Esta imposibilidad o pecado original crea numerosos problemas a estos pa¨ªses, ya que acumulan un exceso de deuda o de pasivos en d¨®lares (por poner el ejemplo mayoritario), mientras que la mayor parte de sus activos est¨¢n denominados en su moneda local, lo que crea un enorme descuadre en su balance financiero. Una depreciaci¨®n de su moneda frente al d¨®lar hace que su PIB y sus activos, medidos en d¨®lares, caigan y sus pasivos en d¨®lares, medidos en moneda nacional, aumenten haciendo m¨¢s dif¨ªcil el pago de su deuda. Ante esta situaci¨®n, los inversores extranjeros dejan de invertir en ¨¦l, los prestamistas dejan de prestarle y el pa¨ªs desemboca en una crisis financiera.
Entre la mayor¨ªa de los economistas existe un elevado consenso en que el pecado original existe, pero no en cuanto a cuales son los mecanismos que lo producen. Para unos, la raz¨®n es clara: los inversores extranjeros, ni tampoco los nacionales, quieren tener o mantener activos financieros en la moneda nacional de pa¨ªses cuyas instituciones son d¨¦biles y pol¨ªticamente vol¨¢tiles y sus pol¨ªticas econ¨®micas dudosas o heterodoxas. Para otros, entre los que se encuentran los autores de este libro, esta raz¨®n es necesaria pero no suficiente, ya que, de ser as¨ª, no deber¨ªan poder endeudarse ni en moneda nacional ni en d¨®lares. Pa¨ªses como Chile o Corea que tienen buenas instituciones y pol¨ªticas econ¨®micas, tambi¨¦n sufren dicho pecado, mientras que otros como ?frica del Sur o Polonia no lo sufren. Para estos economistas existe tambi¨¦n un problema estructural en los mismos mercados financieros internacionales que hace que la mayor¨ªa sufra este pecado. Los pocos pa¨ªses que lo han superado ha sido por su tama?o, por el mayor desarrollo de su sistema financiero y de su comercio exterior y porque han sido ayudados por alguna Instituci¨®n Financiera Internacional o por alguna multinacional que ha emitido deuda en su moneda local creando un mercado suficiente para ella.
Para resolver este problema, los autores proponen que se cree una unidad de cuenta compuesta por una cesta de monedas de los 22 pa¨ªses en desarrollo y emergentes m¨¢s importantes, ponderada por su PIB en t¨¦rminos de paridades de poder de compra e indiciada a sus tasas respectivas de inflaci¨®n (para que no puedan licuarla produciendo una mayor inflaci¨®n en su pa¨ªs) y que el Banco Mundial, el FMI y los Bancos de desarrollo regionales empiecen a emitir deuda denominada en dicha unidad de cuenta y a prestarles a ellos en la misma para crear un mercado amplio y l¨ªquido que les permita superar su pecado original. La idea es original y merece un amplio debate entre los economistas, los mercados y las Instituciones Financieras Internacionales, para el que no faltan posiciones antag¨®nicas.
Guillermo de la Dehesa es Presidente del CEPR (Centre for Economic Policy Research de Londres).
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