El enredo de Serbia y Bosnia
Tras firmar la paz en 1995, los dos pa¨ªses se juegan hoy el Mundial
Se trata de un deporte sencillo: 11 jugadores en calz¨®n corto corren en una direcci¨®n y otros 11 en la contraria, y gana el equipo que mete un gol m¨¢s. Boskov lo defini¨® con gran sabidur¨ªa: "F¨²tbol es f¨²tbol". Pero el encuentro de hoy entre Serbia-Montenegro y Bosnia-Herzegovina, el primero en la capital serbia desde la Guerra civil de Yugoslavia de los a?os noventa, es uno de esos partidos repletos de letra peque?a que los convierte en un enredo.
El 49% de los ciudadanos de Bosnia lo ver¨¢n por televisi¨®n desde sus casas y aplaudir¨¢n cada jugada del equipo rival. No son traidores, son serbios de Bosnia, un pa¨ªs que el Acuerdo de paz de Dayton de 1995 dej¨® unido y a la vez dividido -cosas de la pol¨ªtica- en dos entidades administrativas: la Federaci¨®n croata-musulmana (capital, Sarajevo) y la Rep¨²blica Srpska (Banja Luka). Ambas forman Bosnia, donde viven mezcladas desde hace siglos tres comunidades principales. Dos de ellas, la serbobosnia y la bosniocroata, tienen detr¨¢s pa¨ªses con los que mantienen fronteras comunes y que no esconden su aspiraci¨®n de incorporarlos alg¨²n d¨ªa, eso s¨ª, junto a las tierras en las que viven, para formar una futura Gran Croacia o una Gran Serbia.
El 49% de los ciudadanos de Bosnia aplaudir¨¢n hoy cada jugada del equipo rival
Alguien dijo que el f¨²tbol es la representaci¨®n ordenada, pac¨ªfica y civilizada de la guerra: dos tribus apoyadas por sus seguidores -todos disfrazados a ser posible- que se disputan una conquista: el partido. Por eso los jugadores bosnios decidieron ayer que desde las 13 horas no hablar¨ªan con nadie ajeno a la selecci¨®n. Es "el partido del decenio, la ¨²ltima oportunidad para toda una generaci¨®n de futbolistas", seg¨²n Sliskovic, su entrenador. Por eso las dos selecciones cuentan con futbolistas nacidos en el pa¨ªs vecino. Por eso Bajic, que juega en el Partiz¨¢n -nombre dado por los partisanos del mariscal Tito- de Belgrado y m¨¢ximo rival local del ultranacionalista Estrella Roja, se alinear¨¢ con Bosnia. Y por eso ser¨¢ interesante comprobar la reacci¨®n de las gradas: "Ning¨²n partido se parece a ¨¦ste", dijo ayer Munib Usanovic, presidente de la federaci¨®n bosnia. "Una gran mayor¨ªa de seguidores provenientes de Bosnia pitar¨¢n a su pa¨ªs".
Hoy el bal¨®n ser¨¢ algo m¨¢s que un bal¨®n. Un pa¨ªs, Serbia -que en los tiempos de Milosevic y de la guerra persegu¨ªa el ideal de la Gran Serbia medieval- se ha quedado en nada con los a?os, y en menos se va a quedar si en los pr¨®ximos meses se separa Montenegro, como pretende, y se independiza Kosovo. En medio de una crisis econ¨®mica y fuera de las listas de adhesi¨®n a la UE, Serbia vive una crisis de identidad. La victoria sobre Bosnia puede ser un ajuste de cuentas de ese pasado sangriento y desventurado, que ellos consideran producto de una conspiraci¨®n internacional. Para Bosnia ser¨¢ m¨¢s simple, con su territorio unido y dividido a la vez, protegido por los Ej¨¦rcitos europeos para que no regrese la tentaci¨®n de la guerra. Pero si gana, si logra la carambola de entrar en el Mundial de Alemania y dejar a Serbia en la cuneta, entonces ser¨¢ el ¨¦xtasis.
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