El arte del PP
Me ha parecido siempre deplorable la actitud violenta de la pol¨ªtica del PP; deplorable para ellos mismos y para sus intenciones de regresar desde el exilio y la ca¨ªda: ahora empiezo a ver que esa direcci¨®n terne y brutal puede rendir frutos. El descenso rapid¨ªsimo de puntos electorales en las encuestas muestra un evidente da?o para el partido socialista, que a¨²n podr¨ªa ganar las elecciones con sus socios si se presentara ahora mismo, pero sin la holgura anterior. En el a?o y medio de Zapatero ha ido creciendo el n¨²mero de votos posibles; en unos d¨ªas ha ca¨ªdo verticalmente, y se ha centrado en la existencia del estatuto de Catalu?a. M¨¢s sinceramente, no en el estatuto, sino en la idea que ha sido capaz de trasladar el PP por todos sus medios, que son muchos y muy importantes. Hasta ahora, sus insultos eran sin condici¨®n: el ciudadano no cre¨ªa que el accidente del helic¨®ptero o el incendio de Guadalajara arrojase la m¨¢s leve culpa sobre el Gobierno: parec¨ªan simplemente productos de irritaci¨®n, soberbia y tocados por el mal gusto. Iban en contra de quienes lo profer¨ªan. Pero ahora el "desmembramiento de la patria" ha sido una carga de profundidad.
Puede que el estatuto propuesto por Catalu?a sea barrido hasta quedar "como una patena", dice Zapatero, en la que comiese el Dios mismo. Pero el da?o est¨¢ hecho y toda la inteligencia y el br¨ªo pol¨ªtico de Zapatero debe volcarse en el debate parlamentario. Puede tener dos salidas: una, que devuelto el estatuto sin sustancia, tenga que disolverse la asamblea catalana y convocar nuevas elecciones: pero no creo que los resultados fuesen muy distintos. Otra, que el PSOE y el PP se unan para derrotar ese estatuto en su totalidad, con una enmienda general; en este caso, Espa?a habr¨ªa entrado en una odiosa etapa de derecha triunfante; y quiz¨¢ en el preludio de unas elecciones generales. No creo, ni siquiera hoy, que las ganara el PP: su desprestigio es real y no inventado. Pero la Espa?a consolidada, con sus curas en las calles para que salvemos el alma de nuestros ni?os, los militares declarando su inter¨¦s por la unidad espa?ola, que les est¨¢ encomendada por la Constituci¨®n, y el poder de su minor¨ªa gigante -por los medios de convicci¨®n que emplean- pueden cambiar esa mayor¨ªa. Es evidente que este da?o ha sido causado dentro del mismo partido socialista, y que sea ¨¦l, en su interior, quien busque soluciones. O sustituciones.
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