Clooney vs Beckham
Hab¨ªa curiosidad por saber cu¨¢nto durar¨ªa la dictablanda del metrosexual, cu¨¢l ser¨ªa la moda masculina de recambio y qui¨¦n la simbolizar¨ªa. Pues bien, ahora que Beckham ya ha firmado su renovaci¨®n por el Real Madrid, o est¨¢ a punto de hacerlo, ya se puede decir sin miedo a desestabilizar a¨²n m¨¢s la plantilla de Luxemburgo, ese horror de hombre. El 29 de septiembre, cuando escribo esto, aquel metrosexual universalmente famoso durante estos dos ¨²ltimos a?os y simbolizado por Beckham hasta en sus menores detalles (depilaciones, cosm¨¦ticos, pendientes, te?idos, cortes de pelo) se bate en retirada ante la llegada del Nuevo Hombre, ahora encarnado por George Clooney.
Es que para hoy mismo est¨¢ prevista la salida en Amazon, la tienda universal, del libro de la c¨¦lebre cazatendencias norteamericana Mariam Salzman titulado The future of men y aunque todav¨ªa nadie lo haya le¨ªdo, misterios de la globalizaci¨®n, ya todo el mundo sabe de qu¨¦ va la cosa porque la industria del libro le ha plagiado a la industria de Hollywood el marketing de la autopromoci¨®n y mucho antes del estreno, en este caso de la salida en librer¨ªas, ya estamos lo suficientemente informados para entender el mensaje y emitir un juicio que luego el libro no desmentir¨¢. El tr¨¢iler del libro de la Salzman, iniciado a principios del verano, dice as¨ª, y que Beckham y Florentino P¨¦rez se preparen para las consecuencias en la cuenta de resultados del Real Madrid: adi¨®s metrosexual, hola ¨¹bersexual.
No hace falta leer el ensayo in¨¦dito de Mariam Salzman ni siquiera comprarlo porque se entiende de un vistazo. De la misma manera que se entienden los tr¨¢ilers de la factor¨ªa Lucas, la promoci¨®n de Torrente 3, el ¨²ltimo spot de Woody Allen o el pen¨²ltimo de Tarantino, el rey del remix. Basta una imagen para saber de qu¨¦ va la cosa aunque se trate de escritura in¨¦dita. Y si la imagen era lo que todos est¨¢bamos esperando, el recambio urgente en el modelo de hombre, pues bingo.
Lo de Clooney no admite dudas. El problema es la palabrita ¨¹bersexual, con di¨¦resis en la primera u, que suena tan alem¨¢n. Tranquilos. Tambi¨¦n es un truco de marketing puro y duro. Hab¨ªa que buscarle urgentemente una salida superadora a la voz metrosexual, que gracias a Beckham cuaj¨® a la primera, desat¨® el furor de los hombres maduros por las cremas antiarrugas (por saquear los bolsos de maquillaje de sus se?oras) y descubri¨® un mercado in¨¦dito y enorme para las poderosas industrias cosm¨¦ticas, pero resulta que luego, en p¨²blico, nadie osaba reconocerse como tal metrosexual. Y el germ¨¢nico ¨¹ber s¨®lo significa eso mismo, superaci¨®n, un paso m¨¢s all¨¢ en la historia (pat¨¦tica) de la normalizaci¨®n del Macho luego de la famosa ca¨ªda del machismo, que m¨¢s o menos coincide con la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, y de los intentos desesperados del hombre por parecerse a las mujeres, los gays, los bisexuales y otras relaciones plurales para evitar tiran¨ªas y dogmatismos odiosos extraviados de milenio.
Una vez que lo de ¨¹bersexual est¨¢ m¨¢s o menos aclarado, las im¨¢genes simb¨®licas de este Hombre del Futuro marcan la diferencia. Como digo, ya no se trata de David Beckham, ni siquiera de sus matem¨¢ticos pases cruzados, sino de George Clooney y de sus ¨²ltimas pericias transversales.
Acabo de ver la ¨²ltima peli de Clooney, dirigida e interpretada por ¨¦l mismo (Good night and good luck), y no me cabe la menor duda de que el hombre del futuro tiene que parecerse m¨¢s a George que a David. Alguien tan atractivo, pero que es capaz de dirigir, engordar, afearse y estar siempre en segundo plano en una de las mejores pelis de la temporada y que encima sabe escuchar y tiene sentido del humor, requisitos que exige el nuevo canon ¨¹bersexual, por fuerza (bioqu¨ªmica) tiene que estar el primero en el hit parade del hombre del futuro.
Otra de las ventajas nada desde?ables del fin anunciado de la dictablanda metrosexual es que el modelo Beckham exig¨ªa mucho gasto cosm¨¦tico, de boutique lujo y peluquer¨ªa unisex, mientras que el estilo Clooney apenas exige una loci¨®n no demasiado estridente despu¨¦s del afeitado, un traje Emidio Tucci comprado en El Corte Ingl¨¦s y, ya digo, saber escuchar al lado opuesto, que es gratis total aunque sea algo tradicionalmente dificultoso.
Ahora que Beckham ha encontrado su sitio en el terreno de juego luego de las cabezoner¨ªas machistas de Luxemburgo resulta que est¨¢ a punto de perder su sitio en todos los spots metrosexuales y sus sponsors est¨¢n que trinan. O a lo mejor es al rev¨¦s: como est¨¢ a punto de entrar en el paro de la industria metrosexual ha decidido ponerse las pilas uber, con di¨¦resis o sin ella, en la ¨²nica industria que est¨¢ por encima de las modas, la del gol global.
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