Buen toreo de Encabo
Era la ¨²ltima del serial de a pie en coso. Mucha ilusi¨®n puso la afici¨®n en los cebada. El ¨²ltimo cartucho, la posible referencia para negociar el toro de la feria del Pilar del a?o 2006. La gran asignatura pendiente. No iba el resultado, mediado el festejo, a la apetencia del aficionado. Todo cambi¨® con la salida del cuarto; noble y encastado, se dej¨® hacer. Ya se sabe que no hay quinto malo.
Sali¨® el toro de la feria, el toro que estaba esperando el aficionado. Fogoso y noble, bizco y algo destartalado, conmocion¨® a los tendidos. Su lidia recay¨® en Luis Miguel Encabo. Aseada qued¨® ¨¦sta y pobre la pelea en varas. Fue en el trasteo de muleta cuando todo revent¨®. Vibrante, electrizante, tanto por la codicia de Aseadillo por comerse la muleta como por Encabo en bajarla, templarla y rematar atr¨¢s. Dio distancia, pis¨® sitio y aguant¨® como un jabato. El ¨²nico pero por naturales; s¨®lo una serie, hab¨ªa algo m¨¢s. El p¨²blico, harto ya de estar harto y ¨¢vido de emociones, se puso de parte del torico sin olvidar al torero. El indulto, solicitado para el noble y fogoso animal. Acept¨® el presidente al no concederlo. El caballo marca la bravura. La nobleza, aunque fogosa, no es suficiente. Para rematar el encierro, sali¨® un jabato que fue aplaudido de salida y en el arrastre. Al fin, en Zaragoza, sali¨® el toro.
Gago / Liria, Encabo, Mill¨¢n
Seis toros de Cebada Gago: 1?, 2? y 3? encastados y mansos; 4?, 5? y 6?, encastados y nobles. Al 5? se le dio la vuelta al ruedo. Pep¨ªn Liria: media estocada, tres descabellos (silencio); estocada trasera, descabello -aviso- tres descabellos (divisi¨®n de opiniones). Luis Miguel Encabo: pinchazo, estocada ca¨ªda (saludos); estocada (dos orejas). Jes¨²s Mill¨¢n: dos pinchazos -aviso-; media, descabello (silencio); pinchazo, estocada ca¨ªda -aviso- se echa el toro (silencio). Plaza de Zaragoza, 15 de octubre, 9? de feria. Casi lleno.
Tanto Pep¨ªn Liria como Jes¨²s Mill¨¢n ofrecieron al aficionado zaragozano voluntad y ganas de agradar. En el cuarto, Liria pudo sacar algo m¨¢s de la boyante embestida del animal. Quiz¨¢ el maestro viera algo que el aficionado no vio desde el tendido. Jes¨²s Mill¨¢n, falto de festejos, pero hambriento de triunfos, se precipit¨® en su trabajo. Una pena que el sexto, que mereci¨® irse al desolladero sin los ap¨¦ndices, lo desperdiciara por la mencionada precipitaci¨®n.
Un final feliz que disfrutaron los aficionados viendo salir por la puerta grande, y esta vez por m¨¦ritos propios, a Encabo y al ganadero. ?ste es el ejemplo que deben negociar tanto afici¨®n como empresa. Una plaza de primera y una afici¨®n de la misma categor¨ªa se merecen tanto la dignidad del toro como el esfuerzo de los toreros, y no el batiburrillo de carteles y ganader¨ªas que ha sufrido durante todo el ciclo.
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