Calidades ¨ªntimas
Tras la salida de Pedro Berdayes del grupo 10&10, M¨®nica Runde ha cogido el tim¨®n de la compa?¨ªa en solitario. El resultado es muy alentador: la nueva pieza es un fresco sobre la mujer que refleja madurez y dominio de la situaci¨®n. La escena primera ya nos sit¨²a: la familia, el ambiente opresor que permite datarse en la segunda mitad de los a?os treinta. Todo esto se resuelve a trav¨¦s de eficaces soluciones de pantomima que tensan la cuerda alrededor del tirano dom¨¦stico.
Es un espect¨¢culo controlado hasta los m¨ªnimos detalles, ejemplar en la imbricaci¨®n del movimiento con la m¨²sica, que tiene valores, aunque un trasunto jazz¨ªstico a veces la edulcora innecesariamente; lo mejor, la manera en que Navarrete usa las cuerdas como hilo conductor dentro de un mel¨®dico con toques rupturistas.
Compa?¨ªa 10 & 10
Danza Hebras de mujer: coreograf¨ªa: M¨®nica Runde: m¨²sica: Pedro Navarrete; escenograf¨ªa y vestuario: Elisa sanza; luces: Jos¨¦ manuel guerra; dramaturgia: Natalia Men¨¦ndez. Centro de Nuevos Creadores. Madrid, 15 de octubre.
El vestuario tambi¨¦n tiene un buen dibujo y cumple a cabalidad el recrear esos dorados a?os treinta donde cada personaje tiene asignado un papel, acaso un destino. La boda es buen ejemplo de ello, resuelta a la manera de Gades en Bodas de sangre (se viste a los novios en escena, se hacen la foto de grupo). El ritmo de Hebras... tiene un tratamiento de curvas muy pronunciadas, lo que se deja sentir en todo el material, tanto en la acci¨®n como en la m¨²sica, siempre desde una ¨®ptica de formalidad que hace recordar el canon narrativo de Anthony Tudor, verdadero eje del ballet argumental moderno, lo que lleva a un cierto regodeo esteticista.
Hombres maduros
La escena final, en su todo coral, viaja al futuro y a lo desconocido con las nuevas generaciones: se reinicia un combate lleno de presagios y de fuerzas. Runde logra entonces aqu¨ª su mejor trabajo en a?os. Excepcional en el papel que desempe?a Dacil Gonz¨¢lez, as¨ª como el prometedor futuro del debutante Javier Mach¨®n, ambos sobresaliendo de un nivel de baile alto.
Por otra parte, en el teatro de La Abad¨ªa se ha visto este fin de semana Petit tsaume du matin (Breve salmo matinal), una creaci¨®n de Josef Nadj, que baila ¨¦l mismo y que se hace acompa?ar en escena del franc¨¦s Dominique Mercy, figura fundamental de la compa?¨ªa de Pina Bausch. La creaci¨®n de Nadj pone en liza otra vez la idea de los maduros que vuelven a escena. Pero esta vez el resultado es, dentro de su empaque y profesionalidad, aburrido, lento y oscuro.
Los dos artistas navegan en una especie de larga confesi¨®n donde el desaf¨ªo no es ni con el tiempo ni con el p¨²blico, sino con ellos mismos. Un monocorde ritual de hast¨ªo, derrota y remembranza que se queda en una inconclusi¨®n, en una suerte de vi?etas donde lo que se salva es la concentraci¨®n y demostrada sinceridad de los actuantes.
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