Riesgos

Quienes hace unos meses aseguraban que la reforma del EACV respond¨ªa al prop¨®sito consensuado entre PSOE y PP de marcar l¨ªmites a los que viniesen detr¨¢s, ahora se ha visto que pecaban un poco de presuntuosidad, porque nada de lo que estaba ocurriendo entonces en Catalunya presagiaba que las fuerzas pol¨ªticas y sociales implicadas en la reforma estuviesen pendientes de lo que estaba ocurriendo o pod¨ªa ocurrir fuera de all¨ª. Es decir, que si alguna vez hubo pacto en la cumbre para que los valencianos sirvi¨¦semos de ejemplo, eso exclu¨ªa a Catalunya del compromiso, pues resultaba bastante improbable que por entonces Maragall se hubiese comprometido con el PSOE a actuar de freno ante las exigencias de ERC o los tr¨¢galas de CiU.

El EACV pas¨® el tr¨¢mite de su toma en consideraci¨®n sin m¨¢s advertencias que las de algunas minor¨ªas parlamentarias sobre el d¨¦ficit democr¨¢tico que mantiene, o los anuncios de enmiendas en temas referentes a la lengua propia de los valencianos, y se gan¨® los aplausos casi un¨¢nimes del parlamento, a pesar de que algunas de sus cl¨¢usulas, a ojos de expertos poco generosos con las referencias a los derechos hist¨®ricos de nuestra Nacionalitat, sean tan inconstitucionales como las que andan en boca de los termidorianos del modelo auton¨®mico espa?ol.

En cualquier caso, la suerte de las cl¨¢usulas del EACV se podr¨¢ comprobar en el debate parlamentario del articulado, que va a preceder al estudio del EAC en m¨¢s de dos meses.

Pero no es menester esperar a la suerte de la referencia a nuestros Furs en el texto definitivo del EACV para saber lo que le espera al EAC, pues en la ya inminente sesi¨®n de toma en consideraci¨®n los grupos parlamentarios de mayor entidad (PSOE y PP) estoy totalmente convencido que van a coincidir en se?alar que la referencia a la Naci¨® Catalana en el articulado del Estatut (art. 1) no es compatible con la Constituci¨®n, y que una serie de competencias que el EAC detrae del Estado por diferentes v¨ªas, tampoco.

Y dicho esto, yo que soy poco sospechoso de espa?olismo y aun menos de entusiasta del centralismo pol¨ªtico, digo que a m¨ª, que soy o era nacionalista de una naci¨®n que ahora s¨®lo es Nacionalitat y cuyo nombre responde m¨¢s a una obra p¨ªa que a una entidad pol¨ªtica, me parece que el t¨¦rmino Naci¨® Catalana no es compatible con el de Naci¨®n Espa?ola que figura en la CE. Y, en todo caso, si de lo que hay que hablar es de reformar la CE, o ser¨¢ mediante un pacto de Estado que lleve a un lugar conocido y asumible por la sociedad espa?ola el asunto, o el plan Maragall -o como se le quiera llamar-, sufrir¨¢ un sumar¨ªsimo parlamentario en el que salvar el tr¨¢mite de toma en consideraci¨®n del proyecto le va a costar la supresi¨®n de sus dos docenas de cl¨¢usulas inconstitucionales en el texto final; eso, si no lo retiran antes para evitar m¨¢s sofocos y m¨¢s campa?a de desgaste del Gobierno por parte de un PP al que se le ha servido en bandeja su tema preferido con encajes de blonda y pir¨¢mides de intenci¨®n de voto favorable.

Y bien, ya puestos, no me extra?ar¨¢ que nuestros Furs caigan del texto en ofrenda anticipada a lo que va a ser la org¨ªa de alfanjes (no falanges) que en modo de enmiendas van a lanzarse contra el EAC. Con lo bonita y atrevida que quedaba la expresa derogaci¨®n del Decreto de Nueva Planta de 1707 en el EAC, y mucho me temo que las Cortes lo van a dejar vigente a cuenta de darles un (in¨²til) ejemplo admonitorio a los que proclaman c¨¢ndida y unilateralmente la plurinacionalidad de Espa?a.