A favor y en contra de la prostituci¨®n
El Parlamento Europeo acoge un debate entre prostitutas que piden que su profesi¨®n sea tratada como todas las dem¨¢s
Dos concepciones diametralmente opuestas de la prostituci¨®n se enfrentaron el lunes en el Parlamento Europeo. Frente a la visi¨®n tradicional de la prostituci¨®n como una vertiente degradada y degradante del ser humano, forzada sobre mujeres explotadas, se erigi¨® la de quienes dec¨ªan ser felices con una actividad ejercida voluntariamente y definida por ellas como "oficio digno de un reconocimiento y regulaci¨®n como cualquier otro". Ambas facciones ampararon su punto vista con los derechos humanos. Para las abolicionistas, "la prostituci¨®n es una violaci¨®n de los derechos humanos de la mujer". Para las legalizadoras, "el derecho a la libre elecci¨®n de trabajo y el derecho a trabajar son derechos humanos".
El pleno del Parlamento Europeo ya se neg¨® hace tiempo a discutir sobre la prostituci¨®n como una actividad comercial, conforme pretend¨ªa una propuesta presentada por los liberales, pero aquel rechazo no arredra a algunos grupos como los de Izquierda Unitaria (comunistas) o los verdes. El comunista italiano Vittorio Agnoletto hizo de padrino de la conferencia que el Comit¨¦ Internacional sobre los Derechos de los Trabajadores del Sexo en Europa (ICRSE, en sus siglas en ingl¨¦s) celebr¨® el pasado fin de semana en la sede parlamentaria y se propuso sacar adelante en 2006 una resoluci¨®n que "reconozca el derecho de estas personas" y avale "la legalizaci¨®n del trabajo sexual".
Mujeres y hombres, hasta 126 personas llegados de 23 pa¨ªses de La Uni¨®n, se citaron en Bruselas para presentar un Manifiesto de los Trabajadores del Sexo en Europa, que resume un a?o de consultas. "Vivimos en una sociedad en la que los servicios se compran y se venden. El trabajo sexual es uno de esos servicios. Proporcionar servicios sexuales no deber¨ªa estar criminalizado", se?alan las l¨ªneas de partida del manifiesto.
"El documento pide que sean reconocidos como trabajadores y tener los mismos derechos y asistencia social que el resto de trabajadores", explic¨® la escocesa Ruth Morgan Thomas.
La legalizaci¨®n defendida por estas profesionales es rechazada por las feministas cl¨¢sicas del Lobby de Mujeres Europeas. "La mayor¨ªa de las supervivientes de la prostituci¨®n cree que la legalizaci¨®n no ayudar¨¢", dice Mary McPhail, en nombre de este grupo. "La prostituci¨®n es una violaci¨®n de los derechos humanos y hay que poner la presi¨®n sobre los hombres que piensan que pueden comprar el cuerpo de una mujer". Para ellas el modelo es Suecia, donde desde 1999 es ilegal demandar servicios sexuales, y quieren que los otros Gobiernos lo imiten.
En Holanda el negocio del sexo, legalizado, ofrece grandes r¨¦ditos al Estado y supone el 5% del Producto Interior Bruto. Pero no es oro todo lo que reluce. Ana Lopes, una portuguesa que trabaja en el Reino Unido, es partidaria de la legalizaci¨®n pero reconoce que en Holanda "ha tra¨ªdo problemas porque s¨®lo se legaliz¨® la que practican los ciudadanos de la UE. Pero all¨ª trabajan muchas mujeres de otros pa¨ªses, que lo hacen en la clandestinidad, y quiz¨¢s m¨¢s explotadas que antes".
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