Estatutos
Tengo la impresi¨®n que se ha perdido el sentido. Intereses partidistas e ignorancia tratan de imponerse sobre decencia. No importa que los ciudadanos conozcan los hechos, s¨®lo que se coloquen a un lado u otro de la raya. La Constituci¨®n se utiliza para separar. Ahora ha tocado con el Estatuto catal¨¢n. Cualquiera que lea este texto extrae la conclusi¨®n -la manifieste o no- de que Catalu?a busca su soberan¨ªa. As¨ª lo anuncian las competencias que reclama, y lo rubrica el concepto de naci¨®n que exige.
Sin embargo, extrapolar esta propuesta de Estatuto, que sufrir¨¢ el control constitucional del Parlamento espa?ol y cuenta con la vigilancia del Tribunal Constitucional, a la propuesta de reforma del Estatuto de Andaluc¨ªa es radicalmente falso. Para muestra un bot¨®n: La Justicia.
La regulaci¨®n en el Estatuto catal¨¢n nada tiene que ver con las propuestas andaluzas de los grupos parlamentarios ni del PSOE ni del PP. S¨®lo se acercan las de IU y PA. No lo son. Fundir, pues, ambas reformas en una sola es confundir y tratar de limitar el derecho de los andaluces a contar con una autonom¨ªa fuerte y descentralizada mediante el enga?o.
Andaluc¨ªa, y lo he dicho m¨¢s de una vez, necesita y exige un Tribunal Superior que sea su ¨²ltima instancia. Su parlamento aprueba leyes en Andaluc¨ªa y para Andaluc¨ªa. L¨®gico es que su m¨¢ximo int¨¦rprete sea el TSJA. L¨®gico, tambi¨¦n, que interprete y apliquen leyes del Estado los jueces. Son jueces del Estado. No son de Andaluc¨ªa. Cuesti¨®n distinta -y es lo relevante- es que en su aplicaci¨®n e interpretaci¨®n pudieran quebrar la uniformidad de la doctrina del Estado. En este caso, y para este caso, est¨¢ el Tribunal Supremo. Y este pan no se niega en la propuesta de reforma andaluza. La propuesta del PSOE es clara. Dice: "sin perjuicio de los recursos de casaci¨®n para la unificaci¨®n de doctrina que puedan corresponder al Tribunal Supremo" (T¨ªtulo III, en la propuesta).
Por ello, no se entiende la preocupaci¨®n del presidente del Tribunal Supremo con la unificaci¨®n de doctrina -que est¨¢ protegida en la reforma- ni los esfuerzos que muchos est¨¢n haciendo para identificar Estatutos catal¨¢n y andaluz, salvo que lo que realmente se pretenda es sacar las cosas y a los ciudadanos de quicio con unos objetivos que s¨®lo tienen que ver con el corporativismo y con una historia ya acabada.
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