Formaci¨®n del gusto

Con 60 obras de 57 artistas diferentes, aunque todos ellos figuras cruciales del arte del siglo XX o de las postrimer¨ªas del XIX, la Fundaci¨®n Juan March ha querido celebrar por todo lo alto su medio siglo de existencia, que ha rendido frutos en muchos campos de la investigaci¨®n cient¨ªfica y la difusi¨®n cultural, pero que, en el campo concreto de la promoci¨®n p¨²blica del arte de vanguardia contempor¨¢neo, ha sido un hito para nuestro pa¨ªs. Hay que recordar a este respecto que la pol¨ªtica de exposiciones temporales de arte fue iniciada por la fundaci¨®n en 1973, un momento hist¨®rico muy delicado en Espa?a porque todav¨ªa se viv¨ªa en pleno franquismo, un r¨¦gimen dictatorial que, como todos los de su especie, no miraba con simpat¨ªa precisamente las novedades culturales y, menos, las que se presentaban con car¨¢cter rupturista. En este contexto de aislamiento y falta de informaci¨®n, la Fundaci¨®n Juan March se arriesg¨® a mostrar a los maestros de nuestro siglo, tanto los pertenecientes a las vanguardias hist¨®ricas como a los que surgieron tras la Segunda Guerra Mundial. Esta apuesta fue premiada con un fervor p¨²blico insospechado, que, en primer t¨¦rmino, capt¨® la atenci¨®n de los medios de difusi¨®n de masas como nunca antes hab¨ªa ocurrido y, en segundo, orient¨® la pol¨ªtica cultural de la emergente democracia espa?ola. Haberlo hecho desde una instituci¨®n privada y sin el apoyo de una colecci¨®n que facilitase las contraprestaciones es una verdadera haza?a, que no se puede explicar sin el esfuerzo y la competencia de sus responsables.

Dicho lo cual, que no por conocido debe dejar de ser recalcado, podemos tratar de la exposici¨®n actual, que se ha construido con la intenci¨®n de que estuvieran presentes las obras tanto de los artistas a los que la fundaci¨®n dedic¨® muestras monogr¨¢ficas como las de las colectivas de movimientos o de instituciones.

Entre los 57 artistas que est¨¢n presentes en la muestra actual no hay uno s¨®lo que no tenga una importancia indiscutible, desde Manet, Monet, Degas, Gauguin, C¨¦zanne, Toulouse-Lautrec, Munch o Bonnard hasta Pollock, Bacon, Rothko, De Kooning, Motherwell, Johns, Rauschenberg, Hockney, Warhol o Lichtenstein, sin dejar de por medio los Matisse, Kandinsky, Klimt, Kokoschka, Picasso, Braque, Beckmann, Kirchner, Mondrian, Gris, Malevich, Julio Gonz¨¢lez, Giacometti, Klee, Delaunay, L¨¦ger y un largo etc¨¦tera. Recomponer nominalmente este retablo tan representativo del mejor arte contempor¨¢neo internacional es ya de por s¨ª una empresa asombrosa, pero lo m¨¢s admirable en esta ocasi¨®n es que se ha hecho con obras de calidad y, a veces, de una importancia de primer rango, con lo cual una vez m¨¢s la fundaci¨®n ha sido plenamente coherente con su brillante historia.

Por lo dem¨¢s, la visi¨®n conme-

morativa actual permite desvelar otros aspectos curiosos y significativos de esta pol¨ªtica pionera de muestras temporales de la fundaci¨®n, que fue evolucionando durante sus primeros tres lustros sin dejar de mirar las sucesivas carencias de nuestro pa¨ªs. En este sentido, es muy interesante comprobar c¨®mo su trayectoria vari¨® desde los grandes maestros hist¨®ricos hacia el expresionismo abstracto americano o el pop. Tambi¨¦n es interesante su pionero inter¨¦s por el expresionismo alem¨¢n, el fin de siglo vien¨¦s, el cubismo o la vanguardia rusa. Por otra parte, el tratamiento de estos temas siempre fue de una alta exigencia cr¨ªtica y una acertada difusi¨®n did¨¢ctica, imprescindible en un pa¨ªs en el que el indudable entusiasmo no estaba acompa?ado de una s¨®lida tradici¨®n en este campo. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede decir? Evidentemente muchas m¨¢s cosas; pero baste, por el momento, con se?alar que la exposici¨®n conmemorativa actual es como introducirse en las salas de un gran museo de arte contempor¨¢neo. ?Felicidades!