Silva saca al Celta del agujero

Con Baiano no s¨®lo perdi¨® el Celta el gol. La lesi¨®n del brasile?o se ha llevado por delante una forma de vivir, que convert¨ªa el ¨¢rea en un punto de partida. All¨ª, Baiano bajaba el bal¨®n, aguantaba, templaba. O directamente fulminaba. As¨ª que para afrontar su ausencia, el Celta ha tenido que reinventarse, y s¨®lo en los minutos finales del partido de ayer, cuando Perera y Javi Guerrero se mezclaron, pareci¨® encontrar una alternativa. Despu¨¦s de haberlo intentado de todas las maneras, irrumpi¨® Guerrero para jugar donde le gusta, para atacar desde la segunda l¨ªnea, atento a los rechaces del eficaz Kameni. Y a falta de ocho minutos para el final, cuando el ultraconservador Espanyol administraba la ausencia de goles, lleg¨® Silva para despegar al Celta de la telara?a.

Lotina escondi¨® al Espanyol en una trinchera que conoce bien: la de Bala¨ªdos. Desde all¨ª lanz¨® al Celta a la Liga de Campeones y se enred¨® despu¨¦s en la din¨¢mica del descenso. Al aceptar su condici¨®n menor, desnud¨® a un Celta al que tambi¨¦n le pesa la ausencia de Canobbio. Por esa pizca de masoquismo que salpica el f¨²tbol o porque la memoria es selectiva, Bala¨ªdos recibi¨® a su controvertido ex entrenador con una ovaci¨®n, pero no tard¨® en padecer su tortura. Con sus cinco defensas, con De la Pe?a como socio de Ito en el doble pivote y con Tamudo aislado, practic¨® algo muy distinto al f¨²tbol, pero asfixi¨® al Celta. Ahora bien: tanto se parece la din¨¢mica de Lotina en el Espanyol a la de su etapa celeste, que acab¨® col¨¢ndose por el mismo carrusel de expulsiones, tiros al palo y goles en el tramo final.

El Celta ha perdido la chispa con que arranc¨® el campeonato, pero va solucionando como puede las ausencias de los m¨¢s notables. No en vano, presume de banquillo. En la primera parte, cuando el Espanyol a¨²n exploraba el contragolpe, termin¨® aplastado contra la muralla, pero ocurri¨® algo poco antes del descanso que resultar¨ªa decisivo. Pochettino, que ten¨ªa una amarilla, golpe¨® a Perera sin bal¨®n y se march¨® a la caseta. Fue la se?al que indic¨® al equipo catal¨¢n que no hab¨ªa razones para aventurarse en el campo del Celta. Liberado de engorros defensivos, Fernando V¨¢zquez acept¨® la invitaci¨®n al ataque y fue acumulando munici¨®n sobre el campo, hasta que por fin los reflejos de Kameni fueron insuficientes para detener la avalancha: dej¨® un rechace de Javi Guerrero muerto dentro del ¨¢rea y no pudo impedir el remate de Silva.