Espa?a, Ortega, Europa
En un largo art¨ªculo en Faro, el 8 de marzo de 1908, un muy joven Jos¨¦ Ortega y Gasset, muchacho pensante ya en profundidad, dec¨ªa: "Mi liberalismo lo exige: me importa m¨¢s Europa que Espa?a, y Espa?a s¨®lo me importa si integra espiritualmente Europa. Soy, en cambio, patriota, porque mis nervios espa?oles, con toda su herencia sentimental, son el ¨²nico medio que me ha sido dado para llegar a europeo. Ni tristeza, ni melancol¨ªa me produce ser espa?ol; es m¨¢s, creo que Espa?a tiene una misi¨®n europea, de cultura, que cumplir; veo en ella un campo donde hay m¨¢s faena por acabar que en otras dentro de esta grande obra del progreso moral". Es de subrayar eso de que Espa?a tiene una misi¨®n europea que cumplir, no s¨®lo de cultura -como dec¨ªa entonces Ortega- sino extensa y decidida en todo ¨¢mbito.
En otros escritos orteguianos de ese tiempo -art¨ªculos y opiniones period¨ªsticas- se refleja con intensidad suficiente el sentir del pensador espa?ol hacia la relaci¨®n Espa?a-Europa o, tal vez mejor, Europa-Espa?a. Todav¨ªa en 1908 dec¨ªa que "la necesidad de europeizaci¨®n me parece una verdad adquirida", y, poco despu¨¦s, que "falta levadura para la fermentaci¨®n hist¨®rica, los pocos que espiritualicen y den un sentido de la vida a los muchos. Semejante defecto es exclusivamente espa?ol dentro de Europa". Y m¨¢s adelante: "Los espa?oles que sue?an con la imagen de una Espa?a europea no tienen otra arma que las razones". Y a¨²n habr¨ªa varias citas m¨¢s, de esos a?os iniciales del siglo XX, para se?alar la profunda sensibilidad de Ortega hacia la necesaria comprensi¨®n de la europeizaci¨®n de Espa?a mediante la proyecci¨®n vital de Espa?a hacia Europa.
Este recuerdo puede dibujar con definici¨®n clara el perfil del sentimiento orteguiano desde lo espa?ol a lo europeo y frente a lo europeo del impulso espa?ol. Ortega y Gasset era europeo desde siempre; en su primera juventud hemos visto algo, y en su obra posterior queda marcado eso para quien la haya estudiado y comprendido. Puede decirse que fue europeo-espa?ol y tambi¨¦n espa?ol-europeo, porque para ¨¦l lo espa?ol era todo europeo, y lo europeo ten¨ªa enormes dosis de lo espa?ol, desde pr¨¢cticamente el principio de la historia -de la de Europa y de la de Espa?a- hasta el siglo XX que ¨¦l vivi¨®.
Pero ya desde su juventud y a lo largo de su ben¨¦fica vida intelectual enmarcada en la historia dej¨® plasmado Ortega con vigor firme su sentir del vac¨ªo europeo de Espa?a, aunque mejor acaso y con m¨¢s definida expresi¨®n fuera decir el vac¨ªo europeo de los espa?oles. Ortega vio y sinti¨® con claridad meridiana que Espa?a no hab¨ªa estado en Europa en un pasado relativamente reciente con intensidad y vitalidad apreciables, pero que lo hab¨ªa estado bastante menos en el siglo XIX y con semejante valor de ausencia en su propio siglo XX. Tal ausencia de Espa?a en Europa -del espa?ol en lo europeo, ser¨ªa acaso mejor decir- vino sin duda de azares hist¨®ricos, pero en mucho fue tambi¨¦n efecto de la d¨¦bil ense?anza del pol¨ªtico espa?ol -en parte asimismo de los intelectuales- sobre la europeizaci¨®n en general y hacia la necesidad -imposici¨®n hist¨®rica de siempre- de que el espa?ol sienta y conozca lo europeo y lo que Europa, en ese tiempo bisecular desde 1800 a 2000, fue, es y ser¨¢ para Espa?a y para los espa?oles: en suma, de que el espa?ol se europeice.
Vista al cabo de un siglo la opini¨®n de Ortega, cuando Europa se est¨¢ haciendo o est¨¢ siendo hecha por ciertas naciones europeas -que son muy pocas; las dem¨¢s van a remolque-, parece conveniente subrayar su vigencia hoy, con referencia clara a lo espa?ol -a Espa?a y al hombre espa?ol-, que eso concreto espa?ol no est¨¢ suficientemente europeizado. Espa?a, podr¨ªase decir, "est¨¢" en Europa hoy, pero "no es" todav¨ªa Europa con la intensidad actualmente hist¨®rica que implica hoy tambi¨¦n, a una naci¨®n, ser de Europa... sencillamente ser europea. Le ha faltado al espa?ol -y le falta aun hoy- la ense?anza preceptiva para europeizarse. El maestro para tal saber ha debido ser, y debe ser hoy y siempre, el pol¨ªtico, el que en el poder y desde ¨¦l ha de educar al pueblo en varias direcciones -una de ¨¦stas la de hacerse europeo si¨¦ndolo por naturaleza hist¨®rica-, a ese pueblo que en el fondo le ha elegido para realizar tal funci¨®n entre otras.
Todo lo considerado hasta ahora se enraiza en lo que pudi¨¦ramos llamar, en resumen, como ser europeo. Ser europeo ha sido siempre dif¨ªcil, pero lo es acaso m¨¢s ahora, cuando la Europa pr¨¢ctica est¨¢ empezando a "ser", que ayer, cuando muchos cre¨ªan que ya lo era. Y es, tal vez, porque para ser europeo se necesita querer serlo despu¨¦s de sentirlo. De ah¨ª que las naciones europeas, ahora que Europa anda hacia su pr¨¢ctica realizaci¨®n, hayan de convencerse de que est¨¢n obligadas a reforzar su europeizaci¨®n. Por eso, acaso, el espa?ol que se siente o se sienta europeo, ha de ser antes europeo que espa?ol -si la comparaci¨®n vale- porque Europa, probablemente, es y ha sido antes que Espa?a, y porque Espa?a no es ni ha sido nada sin Europa. Todo ello as¨ª, ahora, porque Europa est¨¢ naciendo en la realidad pr¨¢ctica con vitalidad ya secular y porque su historia est¨¢ empezando a ser realidad indiscutible. Es preciso y obligado desde hoy ser europeo, aunque para ser europeo, ayer y hoy, es necesario ser y seguir siendo nacional de su naci¨®n.
El espa?ol hoy -en lo nuestro ahora-, casi como lo era en la juventud de Ortega y Gasset, no es lo debidamente europeo que ser debiera. No parece sentir -porque no le anima a ello la educaci¨®n pol¨ªtica- la necesidad de europeizarse radical y verdaderamente, ni el inter¨¦s en coadyuvar a que la Europa de hoy, en trance de ser Europa, llegue a realizarse en la debida forma a la que la historia secular le impulsa. ?C¨®mo podr¨¢ lograr tal sentir necesario?: oyendo la ense?anza, si se prodigara en realidad patente, de pol¨ªticos conscientes y verdaderos, y tambi¨¦n de intelectuales convencidos de la conveniencia de la europeizaci¨®n de los espa?oles y de la de Espa?a en consecuencia. Pero est¨¢ dando la impresi¨®n, en lo espa?ol hist¨®rico desde hace demasiados decenios, de que ni el pol¨ªtico ni el intelectual espa?oles est¨¢n sintiendo la obligaci¨®n hist¨®rica tambi¨¦n de ejercer esa ense?anza, o que, si la sienten, no son capaces de interesar con sus lecciones al espa?ol de estos tiempos -ya largos y en mucho ignorados- para que comprenda la necesidad de hacerse de verdad europeo y de europeizarse suficientemente como para incorporarse con intensidad comprendida y eficaz por tanto a la Europa real y verdadera.
?Llegar¨¢n esos maestros, a¨²n acaso en ciernes, a lanzar esas sus lecciones de tal orden a los o¨ªdos espa?oles que sientan la inquietud de ser de verdad europeos? No se sabe, tal vez. Quiz¨¢ Dios lo sepa.
Eliseo ?lvarez-Arenas es almirante de la Armada y miembro de la Real Academia Espa?ola.
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