El Consorcio de Servicios Sociales de Barcelona, del deseo a la realidad
La Carta Municipal de Barcelona, aprobada por el Parlament en 1998, incorpor¨® la constituci¨®n de consorcios entre el Ayuntamiento y la Generalitat para la planificaci¨®n y la gesti¨®n compartida de recursos en materia de educaci¨®n, salud, vivienda y servicios sociales. La idea de fondo era clara. Barcelona afirmaba con nitidez su voluntad y capacidad para desarrollar, con criterios de proximidad, una potente dimensi¨®n municipal de bienestar. La Generalitat, por su parte, no pod¨ªa ni deb¨ªa quedar al margen del modelo social que se iba a construir en la capital del pa¨ªs. Los consorcios de educaci¨®n, salud y vivienda arrancaron, no sin problemas, durante el pasado mandato municipal. El de servicios sociales se resisti¨®. La falta de voluntad pol¨ªtica y la desconfianza del Gobierno de CiU hacia el mundo local, y en especial hacia Barcelona, sumadas a la gran complejidad interna del sistema de servicios sociales y a la fragilidad normativa y econ¨®mica de ¨¦stos, frustraron los repetidos intentos de fraguar el consorcio. Tampoco se consigui¨® acordar la necesaria ampliaci¨®n de la red de equipamientos sociales de la ciudad.
El consorcio nace para programar y gestionar de forma conjunta el abanico de servicios de atenci¨®n social
Hoy podemos afirmar que las cosas han cambiado en sentido positivo. El Gobierno catalanista y de izquierdas, el fortalecimiento de la prioridad de atenci¨®n a las personas en Barcelona y las voluntades pol¨ªticas respectivas de sumar esfuerzos de manera concertada constituyen los factores que explican el acuerdo de constituci¨®n del Consorcio de Servicios Sociales, anunciado hace unos d¨ªas por la consejera Anna Sim¨® y el alcalde, Joan Clos. Tras siete a?os, la tan esperada puesta en marcha del Consorcio no implica ning¨²n final de trayecto. Todo lo contrario: adquiere sentido en cuanto punto de arranque hacia cambios en las pol¨ªticas sociales, cuyo ¨²nico objetivo de fondo es la mejora del bienestar cotidiano de todas las personas, y en el avance, por tanto, hacia una ciudad m¨¢s inclusiva y solidaria. Es momento tambi¨¦n de reconocer y agradecer el trabajo callado y riguroso llevado a cabo por los equipos t¨¦cnicos y gerenciales de ambas instituciones, as¨ª como la comprensi¨®n y el apoyo cr¨ªtico mostrados por un tejido asociativo y comunitario que nos empuja en todo momento a superar inercias.
El Consorcio de Servicios Sociales nace como un espacio integrado de planificaci¨®n de todo el sistema de servicios en el ¨¢mbito de Barcelona y como un instrumento de programaci¨®n y gesti¨®n conjunta de un abanico importante de servicios de atenci¨®n social especializada dirigidos a colectivos de mujeres e infancia en riesgo, y a personas con discapacidad y dependencia de ra¨ªz socio-sanitaria. Ejercer¨¢ tambi¨¦n funciones de informaci¨®n a la ciudadan¨ªa y de evaluaci¨®n de programas sociales. Todo ello en un marco de corresponsabilidad institucional -entre la Generalitat y el Ayuntamiento- en sus ¨®rganos de decisi¨®n. Se plantea, en s¨ªntesis, el interesante reto de cogobernar un espacio de generaci¨®n p¨²blica de bienestar, orientado a hacer efectivos los derechos sociales de personas y colectivos socialmente vulnerables.
Pero quiz¨¢ lo m¨¢s destacable de todo sea que el consorcio nace en un contexto de esperanzas y realidades que no exist¨ªa hace s¨®lo algunos meses. Por una parte, la esperanza de que el nuevo Estatut sea aprobado en Madrid y apoyado por la ciudadan¨ªa de Catalu?a para que pueda desplegar su magn¨ªfico potencial en el ¨¢mbito social. En el Estatut se dibuja un espacio de ciudadan¨ªa muyambicioso que, apoyado en un buen sistema de financiaci¨®n, debe operar como garant¨ªa de avance hacia una ciudad y un pa¨ªs con justicia social y pobreza cero. Por otra parte, la realidad de compromisos de avance social ya adquiridos, en concreto el Plan Municipal para la Inclusi¨®n Social, aprobado en marzo, y el Convenio de Equipamientos Sociales de Barcelona, firmado el pasado mes de julio. El primero apuesta por una red fortalecida de atenci¨®n social primaria que ya ha empezado a dar sus frutos (m¨¢s trabajadoras sociales, teleasistencia, viviendas de inclusi¨®n, planes comunitarios). El segundo, por la expansi¨®n de la red de atenci¨®n social especializada (centros de d¨ªa, residencias asistidas, viviendas con apoyo, centros de acci¨®n educativa), con 50 equipamientos y m¨¢s de 2.500 nuevas plazas p¨²blicas en la ciudad.
Todo ello, lejos de cualquier tentaci¨®n de refugio en la ret¨®rica, confiere confianza y contenidos de partida al nuevo consorcio. Lejos tambi¨¦n de cualquier visi¨®n acr¨ªtica y complaciente, sabemos que queda mucho camino por recorrer. La realidad compleja y cambiante de Barcelona se traduce hoy en din¨¢micas y riesgos emergentes de exclusi¨®n y pobreza, que reconocemos y afrontamos. El gobierno municipal seguir¨¢ trabajando duro por la inclusi¨®n social. Necesitamos, eso s¨ª, el apoyo y los recursos -en mucha m¨¢s medida- de los gobiernos de Catalu?a y del Estado. Confiamos en ellos y en los avances que est¨¢n impulsando, pero no cejaremos en demandar su implicaci¨®n a fondo y tangible en el objetivo compartido de una Barcelona que debe sustentar su modelo de convivencia c¨ªvica en una base fortalecida de cohesi¨®n social.
Ricard Gom¨¤ es concejal de ICV-EUiA y responsable de Bienestar Social del Ayuntamiento de Barcelona.
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