Un penalti premia a un gran Bar?a
Un error del ¨¢rbitro le abre el camino de la victoria al equipo azulgrana, muy superior al M¨¢laga
Un penalti que no lo era premi¨® a un Barcelona que fue un equipo de verdad. Tan brillante como est¨¦ril con la pelota en juego, alcanz¨® a bal¨®n parado una victor¨ªa m¨¢s que merecida despu¨¦s de que Ronaldinho se venciera ante la entrada de Juan Rodr¨ªguez. El ¨¢rbitro pic¨® y remat¨® al M¨¢laga, superado de principio a fin y, sin embargo, hasta ese momento nunca batido porque Arnau levant¨® una pared en las dos porter¨ªas en su debut como visitante en el Camp Nou. La intervenci¨®n del colegiado emborron¨® el marcador y provoc¨® la ira de la tropa de Salva, que se sinti¨® atropellada por ¨¦l y estafada por Ronaldinho. Aunque Arnau no mereci¨® ser ajusticiado y Puentes Leira le hizo una mala pasada, el M¨¢laga dif¨ªcilmente se merec¨ªa el indulto despu¨¦s de que el Bar?a le rematara hasta 30 veces en una actuaci¨®n completa. La picard¨ªa de Ronaldinho le redimi¨® cuando parec¨ªa desmoralizado por su propio infortunio y el acierto de Arnau, cuya actuaci¨®n remit¨ªa a la que ya exhibi¨® Bonano en el inicio del campeonato en Mendizorroza, cuando los azulgrana se quedaron en blanco ante el Alav¨¦s despu¨¦s de un partido igualmente bello.
BARCELONA 2 - M?LAGA 0
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Oleguer, Puyol, M¨¢rquez (Iniesta, m. 46), Sylvinho; Xavi, Edmilson, Van Bommel; Giuly (Messi, m. 61), Ronaldinho y Eto'o (Larsson, m. 70).
M¨¢laga: Arnau; Alexis, C¨¦sar Navas, Fernando Sanz, Valcarce; Gerardo, Juan Rodr¨ªguez; Edgar, Cou?ago (Anderson, m. 75), Nacho (Hidalgo, m. 81); y Salva (Morales, m. 73).
Goles: 1-0. M. 80. Ronaldinho transforma el penalti con el que el ¨¢rbitro castiga una acci¨®n de Juan Rodr¨ªguez sobre el propio brasile?o. 2-0. M. 87. Larsson bate a Arnau de vaselina.
?rbitro: Puentes Leira. Mostr¨® la cartulina amarilla a Salva, Cou?ago, Juan Rodr¨ªguez, Alexis y Valcarce.
61.634 espectadores en el Camp Nou. Un minuto de silencio por Mario Cabanes, ex jugador del Bar?a, de 91 a?os, fallecido el pasado lunes.
Van Bommel asumi¨® el rol de Deco y el Bar?a se despleg¨® con poder¨ªo, entusiasmo y remate
Ausente Deco, futbolista referente en el ataque y gol azulgrana de la temporada pasada, Frank Rijkaard empez¨® con una alineaci¨®n muy f¨ªsica, de espinazo endurecido y ligera de piernas. Oleguer se situ¨® en el lateral, M¨¢rquez retrocedi¨® al puesto de central, Edmilson se ubic¨® como medio centro y Van Bommel ejerci¨® de volante con el liviano y exquisito Xavi mientras el ligero y profundo Giuly abr¨ªa el campo por el flanco derecho. No jugaba Messi, protagonista indiscutible en los ¨²ltimos partidos, y el Bar?a se arranc¨® con un juego que evoc¨® al de sus mejores d¨ªas del curso pasado, sobre todo por su presencia intimidatoria en la cancha. Van Bommel asumi¨® el rol de Deco y el equipo se despleg¨® con entusiasmo, poder¨ªo y remate, justamente las caracter¨ªsticas que definen al holand¨¦s.
El Bar?a cont¨® hasta ocho remates de gol por uno del M¨¢laga en poco m¨¢s de media hora, disputada a un ritmo muy alto. Adelantaron y mucho los azulgrana la l¨ªnea de presi¨®n para garantizarse un buen caudal de juego ofensivo y la l¨ªnea de recuperaci¨®n funcionaba a una velocidad estimable. Iban y ven¨ªan sin desmayo, percutiendo por la derecha y la izquierda, insistiendo por el centro, alternando los disparos de media distancia con las llegadas al ¨¢rea chica. Antepusieron la verticalidad a la elaboraci¨®n del juego y se presentaron repetidamente ante Arnau, que respondi¨® con un surtido de paradas estupendo.
Muy puesto y entero, al Barcelona le fallaba el pulso en la definici¨®n mientras el M¨¢laga se defend¨ªa con faltas t¨¢cticas y jugadas de estrategia. Aunque los azulgrana remataron mil veces, los blanquiazules dispusieron de la ocasi¨®n m¨¢s clara a la salida de un c¨®rner que Edgard cabece¨® fuera sin portero. No pod¨ªa responder el M¨¢laga al toque de corneta de Salva porque el vigor barcelonista le llevaba en cada jugada a su ¨¢rea.
Animado por el buen funcionamiento, Rijkaard le quit¨® un seguro defensivo como M¨¢rquez para ganar un medio clarividente contrastado como es Iniesta. Necesitaba el Bar?a un pasador y rematador m¨¢s para enfocar a Arnau, que sigui¨® dale que te pego, rechazando el cuero, blando o fuerte, siempre muy puesto, por mucho que nunca lo blocara. Pero el Bar?a no ten¨ªa fortuna en las segundas jugadas que provocaban las intervenciones del guardameta.
Desde el punto de vista azulgrana, el partido demandaba mucha paciencia y un poco de lucidez. Era el momento Messi. Apareci¨® el argentino y m¨¢s tarde se retir¨® Eto'o, pichichi del campeonato, en una decisi¨®n arriesgada de Rijkaard. Al equipo le entraron las prisas y se aceler¨® tanto que lleg¨® a confundirse para suerte del M¨¢laga, que iba cambiando piezas, perdiendo el tiempo, encomend¨¢ndose a Arnau. Hasta que apareci¨® Ronaldinho. El brasile?o se atrevi¨® con la pelota, progres¨® por el margen izquierdo del ¨¢rea y se afloj¨® ante Juan Rodr¨ªguez. El ¨¢rbitro se pleg¨® a la jugada y se fue al punto de penalti. El brasile?o tom¨® la pelota y firm¨® el triunfo desde el ¨²nico punto en que Arnau fue vulnerable. Ante el ejercicio de voluntarismo y productividad ofensiva que el equipo exhibi¨®, el gol fue tan justo con el Barcelona como injusto result¨® el penalti que el ¨¢rbitro le pit¨® al M¨¢laga.
El segundo gol lleg¨® cuando todo estaba dicho y, si acaso, sirvi¨® m¨¢s como motivaci¨®n para Larsson que para subrayar la victoria azulgrana.
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