La jungla del p¨¢nico

Ante el alica¨ªdo rumbo que ha llevado ¨²ltimamente su carrera cinematogr¨¢fica, Bruce Willis, una de las grandes estrellas de la pasada d¨¦cada, ha decidido coger el volante y producir ¨¦l mismo sus ambiciosos veh¨ªculos al servicio de su persona, de sus habituales luchas contra el mal en medio de las explosiones y, novedad, tambi¨¦n en beneficio de su hija (y de Demi Moore), a la que permite debutar como actriz.

A la espera de que el a?o pr¨®ximo nos llegue la cuarta entrega de La jungla de cristal, hoy se estrena Hostage, dirigida con espectacularidad y cierto br¨ªo por el franc¨¦s Florent Siri, un soportable cruce entre La habitaci¨®n del p¨¢nico (David Fincher, 2002) y una de las nuevas figuras m¨¢s utilizadas en el moderno cine policiaco: el negociador de rehenes.

Quiz¨¢ ansioso por huir del arquetipo de inmutable h¨¦roe cachas, Willis otorga a su personaje una sensibilidad que se antoja casi excesiva, ya que, entre otras cosas, llorar en pantalla nunca fue su fuerte.

En cuanto a la realizaci¨®n, Siri gu¨ªa con buen ritmo la historia, pero, llegado el cl¨ªmax, se le va la mano con las c¨¢maras lentas y los planos de Willis entre el fuego como reci¨¦n salido del Apocalipsis, lo que lleva a Hostage a un baj¨®n final que entronca m¨¢s con las pel¨ªculas de las que se quiere diferenciar que con el producto de entretenimiento serio y respetable que se pretende.