Un libro raro
Alberto Sampablo, conocido autor de obras musicales y gestor de organizaciones dedicadas a la m¨²sica, publica ahora una primera obra literaria de caracter¨ªsticas bastante peculiares. Asistimos a un barroco discurso repleto de circunloquios y repeticiones en que un personaje, si as¨ª puede llamarse, en supuesto di¨¢logo con su propia conciencia o con diversos "enemigos del alma", elementos siempre abstractos que nunca adquieren carnadura real, expone sus opiniones sobre varios temas, especialmente sobre el lenguaje.
La idea m¨¢s clara que ah¨ª se manifiesta es la necesidad de defender el espa?ol frente al ingl¨¦s. Menudea la presencia de palabras de uso muy limitado o especializado en un quiz¨¢s elogiable intento de reivindicarlas. Por momentos, el texto exige para ser comprendido enteramente la ayuda de un diccionario. Vean algunas palabras que he consultado: cuchich¨ª, dil¨²culo, electuarios, clavequeo, genillas y jirapliegas. Quiz¨¢s el autor ha buscado en ello un est¨ªmulo para el lector curioso. En los momentos mejores, encontramos una imitaci¨®n de las partes discursivas de las novelas de Javier Mar¨ªas con el inconveniente de que el autor no es evidentemente Javier Mar¨ªas.
TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN AL LABERINTO
Alberto Sampablo
Caballo de Troya
Barcelona, 2005
144 p¨¢ginas. 12 euros
Por fortuna, la segunda mitad redime en parte a la primera. Consta de una serie de cartas figuradas dirigidas a los que el remitente narrador llama "queridos hijos imposibles". Se esboza as¨ª la figura de un ser solitario y atormentado que quisiera tener hijos, sucesores o lo que sea y que en un lenguaje de tonos l¨ªricos, tr¨¢gicos o sarc¨¢sticos, seg¨²n convenga, clama desesperadamente desde alg¨²n lugar inconcreto que llama "mi destierro", buscando a un hijo que pudiera a su vez llamarle a ¨¦l "padre imposible". El conjunto puede recordar en sus momentos felices a una obra ilustre, las Memorias del subsuelo de Dostoievski. No alcanza el libro la altura exigible pues su ombliguismo es excesivo. Ya lo dice el autor: "Yo me lo guiso y yo me lo como".
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