El gusano de la conciencia
En un espacio esc¨¦nico vac¨ªo, es decir, el se?uelo de una posible escenograf¨ªa, mueve Chema Carde?a a los atormentados personajes de una de las obras m¨¢s atroces de Shakespeare, en la que la paz se ve aturdida y finalmente arrebatada por las sangrientas argucias de un deforme Ricardo III m¨¢s atento a sus desmedidas ambiciones que a la concordia. No le mueve para ello la venganza, ni el af¨¢n de poder, ni una ambici¨®n personal que atentar¨ªa contra la aparente tranquilidad de un periodo de calma, sino un descontento vital, que algo tiene que ver con la deformidad indeseada de su cuerpo, en una disposici¨®n un tanto misteriosa hacia la banalidad del mal que tanto ha ocupado a los ensayistas, poetas y escritores del siglo casi reci¨¦n pasado. En realidad, el deseo de Ricardo III es el deseo en estado puro, y sus objetivos ser¨ªan accidentales, lo que no obstaculiza el aspecto tenebroso de sus consecuencias.
RIII
Basado en Ricardo III, de William Shakespeare, en adaptaci¨®n de Chema Carde?a, por Arden Producciones. Int¨¦rpretes, Juan Carlos Gar¨¦s, Amparo Vay¨¢, Carol Linuesa, Vicente Pastor, Esther L¨®pez, Ismael Carretero y Chema Carde?a. L'Altre Espai. Valencia.
Arden Producciones, siempre de la mano de Chema Carde?a, suministra aqu¨ª, hasta donde yo he visto, un salto considerable en su ya muy amplia y cl¨¢sica trayectoria, dando como una vuelta de tuerca a sus preocupaciones esc¨¦nicas de siempre, de donde surge un Ricardo III acaso m¨¢s en deuda con el primer Camus o el ¨²ltimo Beckett que con las versiones m¨¢s can¨®nicas. La misma dispersi¨®n intencional del montaje sugiere una dispersi¨®n de m¨¢s calado, una especie de punto y aparte, a la manera de un cul de sac, que se atiene con suficiente convicci¨®n a plantear m¨¢s problemas de los que resuelve. Todo en un montaje muy bien iluminado, interpretado con una suficiencia contenida de alto estanding, y que supone una aportaci¨®n nada desde?able a uno de los principales iconos de la producci¨®n shakespeariana.
Es bastante, cuando late de modo persistente el peso de las acciones en el gusano feroz de la conciencia, que ni olvida ni perdona. Una actualizaci¨®n mod¨¦lica, un montaje arriesgado que roza muchas veces la excelencia.
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