"No hay voluntad pol¨ªtica para que funcionen los juzgados de violencia sobre la mujer"
Rosa Guiralt, fiscal coordinadora de Violencia sobre la Mujer, y la tambi¨¦n fiscal Socorro Zaragoz¨¢ asumieron el 29 de julio pasado la responsabilidad de hacer del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Valencia una respuesta eficaz para las v¨ªctimas al amparo de una nueva ley cuyo recorrido pr¨¢ctico est¨¢ sometido a cr¨ªtica desde el mismo d¨ªa que entr¨® en vigor. Ambas, que pidieron ese nuevo destino a sabiendas de las complicaciones y dificultades que a priori se adivinaban y que en su papel de acusaci¨®n p¨²blica se plantearon el reto con una dosis importante de compromiso personal, salvan de la experiencia acumulada hasta ahora la existencia misma de esos juzgados. Pero critican la falta real de voluntad pol¨ªtica en que el funcionamiento sea ¨®ptimo tanto de la Generalitat Valenciana como del Ministerio de Justicia. La falta de medios no es s¨®lo un inventario de necesidades no cubiertas, es el retrato de la imposibilidad real de responder adecuadamente en muchas de las situaciones con nombre y apellido que requieren ayuda inmediata.
Las fiscales no entienden por qu¨¦ algo tan importante no tiene los medios necesarios
Dicen que la ley es buena. "Lo es porque es integral y porque adem¨¢s incluye la prevenci¨®n gracias a las medidas que la acompa?an. Pero es mejorable. No est¨¢n desarrollados los reglamentos. Y eso es muy importante. Ha tenido mucha publicidad. Eso s¨ª, pero eso no basta", afirma Guiralt. Y a?ade que aunque la norma es escrupulosa en la exposici¨®n de motivos, "luego, cuando vas a las medidas penales establecidas resulta que se aplican las mismas medidas a situaciones de desiguales".
Desde que la ley se aprob¨® hasta su aplicaci¨®n, el legislador fij¨® un periodo de seis meses para la adaptaci¨®n, para que desde el primer d¨ªa, supuestamente, todo estuviera listo. "Pero no ha sido as¨ª. El Juzgado de Violencia sobre la Mujer es muy especial en general. Y el de Valencia en particular tiene deficiencias muy importantes a pesar de la enorme voluntariedad de todos los que trabajan en ¨¦l", se?ala Socorro Zaragoz¨¢. Una de esas peculiaridades es, seg¨²n Guiralt, "que est¨¢ de guardia solapada, est¨¢ de guardia todos los d¨ªas, porque si no es imposible sacar adelante las cosas, imposible".
El juzgado, que dirige el juez Jos¨¦ Mar¨ªa G¨®mez, tiene una decena de funcionarios y desde hace unas semanas cuenta con el apoyo de una juez, un secretario judicial m¨¢s y tambi¨¦n dos funcionarios a?adidos al equipo original. "Pero es insuficiente. Tiene que haber otro juzgado para que podamos uno estar de guardia y otro tramitar con una m¨ªnima eficacia y posibilidad de profundizar", precisan.
A 30 de septiembre, seg¨²n la Fiscal¨ªa, en ese Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Valencia se han tramitado 250 diligencias urgentes, 589 diligencias preliminares, un sumario, un jurado, 24 casos de faltas (13 con sentencia), 29 procedimientos abreviados y 23 civiles. "Eso es m¨¢s del doble de causas vivas de las que en el mismo intervalo puede tener un Juzgado de Instrucci¨®n de Valencia", asegura Guiralt.
Mujeres amenazadas, lesionadas, atemorizadas, vencidas, atrapadas en un infierno del que no saben salir o no pueden en la mayor¨ªa de los casos son las que acuden al l¨ªmite al juzgado. El juzgado est¨¢ en la quinta planta de la Ciudad de la Justicia. Hasta que se acaben las obras de adaptaci¨®n de las dependencias, iniciadas hace pocas semanas, v¨ªctima y agresor est¨¢n esperando en el mismo sitio. Los ni?os por el medio. Intimidad cero. No hay espacio propio para las fiscales. Si el agresor viene detenido, la declaraci¨®n se toma en el calabozo, en el s¨®tano del edificio. No hay forense adscrito al juzgado, por lo que la urgencia de atender a la v¨ªctima en ese tr¨¢mite puede demorarse porque el resto de juzgados que est¨¢n llevando otros cientos de casos van a parar al mismo sitio. No hay psic¨®logos. "Y esto ¨²ltimo supone que muchas veces tengas que intuir qu¨¦ pasa", dice Zaragoz¨¢. "Pero la Administraci¨®n no puede funcionar por intuiciones", a?ade Guiralt. El turno de oficio de letrados para estos casos es de dos. Su guardia es para Valencia y provincia. "Lo que significa que una v¨ªctima tenga que esperar, porque no se puede hacer otra cosa, dos o tres horas a que llegue", asegura Rosa Guiralt. "Pero si a veces hemos tomado declaraci¨®n con tres carritos de ni?o delante, que acabas poni¨¦ndote a uno en el regazo porque qu¨¦ vas a hacer", explica Zaragoz¨¢.
Para ellas, a las que apoya el fiscal jefe, Ricard Cabedo, y cuya situaci¨®n ser¨¢ objeto en breve de una comunicaci¨®n por parte de la Uni¨®n Profesional de Fiscales, seg¨²n confirm¨® su representante Gabriela Bravo a las fiscales, lo m¨¢s grave es lo que se pierde con este funcionamiento. Y detallan: "Nos perdemos conocer la realidad de los delitos que se cometen. Nos perdemos que sentencias que son absolutorias deber¨ªan ser condenatorias. Y nos lo perdemos por falta de medios para realizar pruebas en el tiempo que deben hacerse". No entienden c¨®mo ha podido ponerse en marcha algo tan importante sin haberse dotado de los medios necesarios. S¨®lo encuentran una explicaci¨®n: "Falta de voluntad pol¨ªtica de la Generalitat y del Ministerio de Justicia. Es una lucha de medallas y se tiran la responsabilidad unos a otros. En la Generalitat descansa la dotaci¨®n de medios funcionales. Se argumenta el coste, la falta de dinero. Pero para otras cosas m¨¢s importantes para ellos s¨ª hay dinero. La Administraci¨®n no avanzar¨¢ hasta que no se ocupe de sus administrados".
La situaci¨®n se traslad¨® a la Sala de Gobierno y de ah¨ª al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) "pero no se ha puesto soluci¨®n", asegura Guiralt. Aunque con matices, ambas coinciden en que a pesar de "los m¨²ltiples problemas y de las muchas deficiencias", el Juzgado de Violencia sobre la Mujer cumple un papel muy importante. "Las mujeres se sienten escuchadas, saben d¨®nde acudir", dice Zaragoz¨¢. "Pero podr¨ªa responder mejor, ser m¨¢s eficaz, cumplir mucho m¨¢s con su objetivo. Y eso no se puede lograr s¨®lo con la entrega incondicional de quienes trabajan en ¨¦l", concluye.
Perfil del agresor y de la v¨ªctima
Cada caso es una historia. "Es un dolor distinto en cada mujer", explica Guiralt. Les cuesta establecer un perfil de v¨ªctima "porque caben todos", apunta Zaragoz¨¢. Pero s¨ª describen elementos comunes de los agresores: una educaci¨®n machista (con independencia, precisan, de que sea de origen ¨¢rabe, espa?ol o suramericano), tienen a la mujer en un segundo plano, ¨¦l es el que puede hacer lo que quiere. "Para esos agresores", relatan, "la mujer no tiene ning¨²n valor, est¨¢ a su servicio, no puede tener una vida propia en la que ¨¦l no participe". A su juicio, la situaci¨®n derivada de esa concepci¨®n se agrava cuando se combina con alcohol, con toxicoman¨ªas y con problemas econ¨®micos. "Pero es una manera de ser", se?ala Guiralt, "adem¨¢s, no entienden qu¨¦ les est¨¢ pasando, por qu¨¦ eso no est¨¢ bien, y saben lo que hacen". A cambiar eso, seg¨²n apuntan ambas fiscales, no ayudan los cursos que se est¨¢n impartiendo.
A pesar de que las v¨ªctimas, explican, son de cualquier clase social, de cualquier origen, profesionales o no, hacen dos precisiones al respecto, adem¨¢s de considerar que v¨ªctimas son todos los que sufren esa situaci¨®n de violencia verbal, psicol¨®gica o f¨ªsica, como los ni?os -a los que muchas veces las madres no llevan al juzgado cuando tienen edad de declarar y a los que s¨®lo en casos excepcionales recurren las fiscales para conocer m¨¢s de lo que ocurre en casa-. Una de esas precisiones es que las mujeres de origen suramericano se crecen en Espa?a porque comprueban que tienen derechos, que pueden ser tratadas de otra manera, que tienen capacidad y formas de realizarlas. Otra, que las mujeres procedentes de pa¨ªses de la Europa del Este "est¨¢n m¨¢s atemorizadas". Las dos fiscales que atienden cada d¨ªa, desde hace tambi¨¦n unas semanas con una compa?era m¨¢s de apoyo que las sustituye, reconocen que se han encontrado casos, pocos, en los que la mujer pretende "escarmentar a su pareja". Sin embargo, concluyen, "son una minor¨ªa y es muy f¨¢cil detectarlos porque cuando una mujer es v¨ªctima de violencia ps¨ªquica, f¨ªsica o ambas a la vez, si la miras a los ojos, el dolor es lo suficientemente elocuente".
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