Ba?o de masas
?Qu¨¦ habr¨ªa sido de Manolo Garc¨ªa si no existiera el micr¨®fono inal¨¢mbrico? A su inventor, o inventores, le debe el cantante catal¨¢n parte de su ¨¦xito. Con ¨¦l en la mano, Garc¨ªa se recorre el escenario de lado a lado desga?itando su garganta, movi¨¦ndose y sin parar de dar palmas, se baja al foso, donde ha hecho instalar una plataforma para estar m¨¢s cerca de la gente, y hasta se sube por las gradas para palpar, literalmente, el sudor del p¨²blico, que se mezcla con el suyo. Para colmo, en los ¨²ltimos instantes de frenes¨ª y arrebato, casi casi acabando el concierto, Manolo Garc¨ªa se tira en plancha hacia el ingente mar de cabezas y brazos en alto que abarrotaba el recinto. Se da un ba?o de masas, nunca mejor dicho, a pesar de las caras de espanto y apuro del servicio de seguridad, que hace lo imposible por atemperar la incontinencia exuberante del artista.
Manolo Garc¨ªa
Manolo Garc¨ªa (voz y percusiones), ??igo Goldaracena (bajo), Charly Sard¨¢ (bater¨ªa), Juan Carlos Cabezas y Silvina Cabezas (percusiones y voces), Ricardo Mart¨ªn, Eric Dewit y Pedro Javier Gonz¨¢lez (guitarras), Nacho Lesko (teclados y acorde¨®n) y Cecilia Burguera (viol¨ªn). Palacio de los Deportes. Madrid, 28 de octubre.
Pero es que a Manolo Garc¨ªa le pasa que habita en una nube cada vez que celebra un concierto. Se mete tanto en ella, se concentra tan a conciencia y se deja llevar tanto por la energ¨ªa que emite y le devuelve la gente, que no repara en gastos. Cabe preguntarse, sin embargo, por esa necesidad que tiene Manolo Garc¨ªa de querer estar siempre como demostrando algo. ?A qu¨¦ viene esa agobiante aceleraci¨®n perpetua y pertinaz si tiene a su p¨²blico cogido por las tripas y atesora un repertorio hermoso que se defiende s¨®lo con exhibirlo, sin necesidad de m¨¢s parafernalias? Lo cierto es que no se ha dormido en los laureles, parafraseando su ¨²ltimo disco, Para que no se duerman mis sentidos, cuya gira de presentaci¨®n, con m¨¢s de cien conciertos en un a?o, terminaba en Madrid, y sigue presentando espect¨¢culos dignos y bien concebidos para grandes recintos. La autocomplacencia en la que pueden caer los cantantes despu¨¦s de muchos a?os de ¨¦xito incontestable la ha canalizado en preparar con mimo cada nueva puesta en escena. Y cuidando su voz y estado de forma para que no se le pueda reprochar nada. Las canciones, que es lo importante, se defienden mejor as¨ª: ¨¦l las tiene a miles (preciosa y arabizante recreaci¨®n de Sara; espectacular puesta en escena de San Fernando, con cientos de caballitos de mar saliendo del escenario para quedar como suspendidos en el aire...) y sus fieles se las agradecen regal¨¢ndole aplausos, flores, pa?uelos, mu?ecos y l¨¢grimas. Era el ¨²ltimo concierto por el momento de una larga gira, Garc¨ªa no dijo cu¨¢ndo vendr¨¢n los siguientes, pero seguro que no tardar¨¢ mucho en prepararlos porque, a lo que se ve siempre, los necesita para poder seguir viviendo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.